Escrita con Sangre
Es frecuente escuchar, sobre todo de determinadas bocas y en determinadas corrientes, aquello de que la Economía es el Motor de la Historia. Pero yo siempre he pensado para mis adentros que todo motor necesita su combustible para poder funcionar. Y si la Economía es el Motor de la Historia, entonces la Sangre es su gasolina. Su electricidad si son ustedes ecofriendly. Su combustible, en resumen. Si yo fuese reconocido -cosa que espero no termine sucediendo en ningún momento de la Diacronía- probablemente esta y otras de mis líneas estarían poblando las páginas de Wikiquote. Al menos es lo que me gusta pensar, porque La Economía es el Motor de la Historia, y la Sangre su combustible no solo es una sentencia rotunda y convincente, también es cierta.
Cada cual es libre de atribuir más peso a uno u otro factor en el desarrollo de los momentos, acontecimientos, años, siglos... Ya sabéis. Alguno puede pensar que es todo cosa del dinero, de la Economía o de, en estos Tiempos, las finanzas. Otro puede darle más peso a la Tierra, la orografía, el clima. Se puede decir también que es una cuestión de medios, Tecnología, recursos. Habrá quien hable de Cultura, Pensamiento, Ideología (estos últimos son mis favoritos). Pero sea cual sea el elemento al que se de mayor importancia siempre hay uno, tras las sombras, que aparece en todos y cada uno de los casos con un papel secundario, pero inevitable. Como ya habrán intuido hablo de la Sangre.
Si son ustedes de esos que piensan que la Virtud está en el término medio y que la respuesta se encuentra en el Equilibrio, entonces pensarán que todos los elementos mencionados anteriormente son relevantes en la misma medida para el desarrollo de la Historia, incluyendo la Sangre. Yo no lo soy, considero que si bien todos los elementos anteriores son fundamentales para el desarrollo de la Historia y la Evolución, algunos lo son más que otros en función del momento y la época. Pero sí tengo que decirles que hay uno, la Sangre precisamente, que está por encima de todos los demás. Lo está porque es el que termina marcando el paso del progreso. Y lo está, sobre todo, porque es el más recurrente. No hay periodo de la Historia en el que no se haya derramado una gota de sangre. Y no lo habrá, tampoco.
Existen muchos motivos por los que uno puede llegar a derramar la sangre de otro. Puede ser que quieras sus riquezas. Quizá sean sus tierras lo que te mueve a hacerlo. Por supuesto es común hacerlo por el hambre. Y a nadie sorprenderá que se haga por su forma de pensar, ya sea ideológicamente, por su religión o por sus elementos culturales. No se puede descartar de ninguna manera que se haga por obtener recursos y nuevas tecnologías, o para poner en práctica las que ya posees. Por poder puede haber cientos, miles de motivos. Pero al final la Recurrencia siempre es la misma. Da igual el motivo, siempre se derramará Sangre.
La Guerra es un concepto que se reproduce a través de las Especies, es como una especie de entidad parasitaria que se acaba implicando en una relación simbiótica con la especie en la que se presenta. Porque al final no se puede negar en ningún momento que no haya una parte de la especie -los vencedores- que se vea beneficiada por ella, incluso toda la especie acaba progresando a partir de la Guerra. No es exclusiva de los humanos, nunca lo ha sido. Pero ciñéndonos al caso que nos atiende que es el de vuestra especie, no puedo pensar momento de vuestra Historia exento de Guerra. Una Guerra es una lucha prolongada entre grupos contrarios, frecuentemente entidades nacionales. Y no ha existido ni existirá momento de vuestra Historia que esté libre de tal suceso. Siento sonar tan determinante y hasta belicista, pero es costumbre en este espacio que hable en Tiempo pasado, presente y futuro (miren el título del blog, he visto cosas) para que se entienda hasta qué punto conozco la naturaleza de todas las cosas. Aceptando esto como constante en todo momento de la Historia, entonces es seguro asumir que la Sangre es el combustible de la misma que alimenta a diferentes motores dependiendo de la época.
El Conflicto, la Guerra, la Lucha o como ustedes quieran llamarlo es la Recurrencia de las Eras, y su ineludible desarrollo y resultado siempre está empañado en Sangre, una Sangre que es la tinta con la que se escriben las páginas de la Historia. Puesto que la única forma de hacer desaparecer todo atisbo de lucha es la extinción de la vida o la desaparición del concepto y puesto que ambas cosas parecen en este momento inalcanzables o poco recomendables, quieran los Dioses Inmortales que el Destino sea clemente con quienes la padecen y quienes la padecerán.
Preliatore nunca deja de luchar, pero no es con Sangre, sino con Tiempo, con lo que escribe las páginas de su Historia. Y esta página ha terminado. Hasta la próxima, mortales.
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