A Golpe de Talonario
He estado bastante off últimamente por los exámenes finales, pero como sé que echáis de menos al gran Preliatore, sus anécdotas, sus batallitas y sus perlas de sabiduría, voy a aprovechar este respiro de una semana para compartir con vosotros algo de lo que me he examinado recientemente: La Historia de los Estados Unidos. Aunque más que la historia por como estaba enfocada la asignatura parecía más bien Derecho y Economía Estadounidense y sus aplicaciones en la sociedad.
Si tuviera que reducir la Historia de Estados Unidos hasta el punto de resumirla de forma sintética, clara, concisa y precisa en una sola palabra usaría una tan simple y común como “billetes”, y si tuviese que hacer lo propio -pero usando cuatro palabras- con el proceso de formación y consolidación de esa misma nación hasta consagrarse como primera potencia mundial y, con toda probabilidad, nación más influyente de los últimos dos siglos usaría la expresión A Golpe de Talonario.
Voy a justificar un poco esto, pero vais a ver que no es algo complicado hacerlo. El proceso de formación de Estados Unidos es uno de lo más artificiales de la Historia de la Humanidad.
Sitúense en 1776, año en el que podemos situar el nacimiento de los Estados Unidos de América. La nación que hoy en día gobierna la cara visible del planeta estaba aun en pañales y no tenía mucho que ver con la que es hoy en día. Este dato es bastante importante, porque para independizarse tuvieron que hacer frente a la primera potencia de este entonces, el Reino Unido de la Gran Bretaña. ¿Qué como lo hicieron para salirse con la suya? Fácil, contaron con algo de ayuda de los Illuminati & Company. Y por supuesto con el apoyo de las otras dos potencias del momento, España y Francia, rivales tradicionales de Inglaterra.
Las Trece Colonias, precursoras de los actuales Estados Unidos, comprendían solo una pequeña parte del territorio que tiene ahora dicha nación, en concreto la zona de la costa este y algunas extensiones de terreno más que no eran excesivamente reseñables. Las únicas ventajas reales de los colonos eran el conocimiento del terreno y el apoyo internacional. Al menos, eso sí, estaban bien organizadas.
Después de unos cuantos años dando la murga y una serie de sacrificios que se tradujeron en bastantes muertes para los colonos, el Reino Unido reconoció la Independencia de las Trece Colonias, que pasarían a conformar un único estado. Y así, sin más, nacieron los Estados Unidos.
A pesar de seguir siendo una nación de tercera fila en ese entonces, su ideario ya comenzaba a vislumbrarse. Su expansión territorial comenzó dirigiéndose hacia el Oeste, donde la única oposición eran los indios que, como es de esperar, no suponen tampoco un problema mayúsculo. La expansión hacia el Oeste reportaría un crecimiento territorial bastante grande. Poco después de su independencia encontramos un factor extremadamente importante para comprender el ascenso de los Estados Unidos. Hablo ni más ni menos que de su política de neutralidad respecto a los asuntos conflictos y asuntos concernientes a Europa. Esto se puede apreciar desde el primer momento cuando poco después de independizarse y una vez iniciada las Guerras Napoleónicas los Estados Unidos declararon su neutralidad pero se tomaron la libertad de comerciar con ambos bandos (vayan acostumbrándose a esto, es recurrente).
Eso de comerciar con los dos bandos no le hacía especial gracia al Reino Unido, que comenzó a poner trabas y bloqueos al comercio norteamericano. Usando esto como excusa, Estados Unidos empezó una guerra que no tenía muchas posibilidades de ganar, pero como acababan de independizarse estaban algo motivados. Realmente el comercio no fue más que una excusa para justificar un conflicto con Inglaterra que les permitiese expandirse por los territorios británicos e zona canadiense. Mataron dos pájaros de un tiro, ganaron unos cuantos billetes comerciando con ambos bandos y luego trataron de expandirse a costa del territorio británico del norte.
Estados Unidos trató de invadir territorio canadiense varias veces, sin éxito alguno, hay que recalcar. Inglaterra vapuleó a Estados Unidos en este conflicto ya que, cuando se produjo el contraataque los ingleses llegaron a Washington e incluso prendieron fuego a la Casa Blanca. Viendo que la habían cagado los estadounidenses decidieron tratar de acabar con las hostilidades para no salir incluso peor parados. Esta fue una de las pocas veces en las que los Estados Unidos han sido derrotados, y la única en la que ha sido una auténtica paliza, pero ya ha llovido mucho desde aquello. Podría haber sido aun más humillante para Estados Unidos de no ser porque Inglaterra comenzó a venirse arriba y la liaron en algunas de las últimas batallas con pretensiones de invasión. Al final, Estados Unidos maquilló un poco el resultado y el final de la guerra hizo que tanto las pretensiones de Estados Unidos de expandirse a costa de Inglaterra desapareciesen como que las de Inglaterra en el territorio norteamericano hicieran lo mismo.
Los billetes obtenidos a costa de comerciar con los dos bandos seguían estando ahí aún así, y Estados Unidos usa su dinero con cabeza cuando quiere, así que invirtió el dinero que tenía en dos nuevos fichajes para su territorio. El primer fichaje fue la Luisiana Francesa, comprada a Napoleón por 15 millones de dólares, una miseria teniendo en cuenta la extensión que ocupaba en ese entonces Luisiana. Lo cierto es que Napoleón sabía que ese precio por esa extensión era una estafa, pero esa colonia no servía a Francia para nada y además, si la vendía, reforzaría a un rival comercial del Reino Unido, por lo que en cierto modo ambas partes salieron ganando con esta jugada. La segunda adquisición de nuestros protagonistas fue la Florida Española, que compraron por unos míseros 5 millones de dólares que, por cierto, se quedaron en el limbo. España no tenía otra que aceptar porque tras las Guerras Napoleónicas se había convertido en una nación decadente que no tardaría en quedarse con un papel secundario global hasta nuestros días y, como nación decadente y débil, no estaba en condiciones de afrontar otra guerra.
Habiendo hecho los fichajes correspondientes, volvió a centrarse en lo que tocaba, seguir expandiéndose hacía el Oeste. La suerte sonrió de nuevo a Estados Unidos porque, no mucho después de la compra de Florida, un nuevo revés sacudió a España. Casi todos sus grandes territorios en la América Continental se independizaron, por lo que la vecindad de los españoles dejó de estorbar a Estados Unidos. En su lugar, ahora la vecina de Estados Unidos era una nación recién nacida sin medios para compararse a ellos.
Era esperable, Estados Unidos trató de sacar provecho de esto y abusar de la situación. Para ello comenzó cohabitando con México metiendo poco a poco a anglosajones en Texas y luego, con el paso del Tiempo, sacando partido de esto también tras la declaración de independencia de Texas. Esta declaración era la oportunidad que Estados Unidos estaba esperando para expandirse, y no iba a dejarla pasar. Aprovechando el momento, Estados Unidos comenzó una guerra contra México, la denominada Intervención Estadounidense en México.
Las Trece Colonias, precursoras de los actuales Estados Unidos, comprendían solo una pequeña parte del territorio que tiene ahora dicha nación, en concreto la zona de la costa este y algunas extensiones de terreno más que no eran excesivamente reseñables. Las únicas ventajas reales de los colonos eran el conocimiento del terreno y el apoyo internacional. Al menos, eso sí, estaban bien organizadas.
Después de unos cuantos años dando la murga y una serie de sacrificios que se tradujeron en bastantes muertes para los colonos, el Reino Unido reconoció la Independencia de las Trece Colonias, que pasarían a conformar un único estado. Y así, sin más, nacieron los Estados Unidos.
A pesar de seguir siendo una nación de tercera fila en ese entonces, su ideario ya comenzaba a vislumbrarse. Su expansión territorial comenzó dirigiéndose hacia el Oeste, donde la única oposición eran los indios que, como es de esperar, no suponen tampoco un problema mayúsculo. La expansión hacia el Oeste reportaría un crecimiento territorial bastante grande. Poco después de su independencia encontramos un factor extremadamente importante para comprender el ascenso de los Estados Unidos. Hablo ni más ni menos que de su política de neutralidad respecto a los asuntos conflictos y asuntos concernientes a Europa. Esto se puede apreciar desde el primer momento cuando poco después de independizarse y una vez iniciada las Guerras Napoleónicas los Estados Unidos declararon su neutralidad pero se tomaron la libertad de comerciar con ambos bandos (vayan acostumbrándose a esto, es recurrente).
Eso de comerciar con los dos bandos no le hacía especial gracia al Reino Unido, que comenzó a poner trabas y bloqueos al comercio norteamericano. Usando esto como excusa, Estados Unidos empezó una guerra que no tenía muchas posibilidades de ganar, pero como acababan de independizarse estaban algo motivados. Realmente el comercio no fue más que una excusa para justificar un conflicto con Inglaterra que les permitiese expandirse por los territorios británicos e zona canadiense. Mataron dos pájaros de un tiro, ganaron unos cuantos billetes comerciando con ambos bandos y luego trataron de expandirse a costa del territorio británico del norte.
Estados Unidos trató de invadir territorio canadiense varias veces, sin éxito alguno, hay que recalcar. Inglaterra vapuleó a Estados Unidos en este conflicto ya que, cuando se produjo el contraataque los ingleses llegaron a Washington e incluso prendieron fuego a la Casa Blanca. Viendo que la habían cagado los estadounidenses decidieron tratar de acabar con las hostilidades para no salir incluso peor parados. Esta fue una de las pocas veces en las que los Estados Unidos han sido derrotados, y la única en la que ha sido una auténtica paliza, pero ya ha llovido mucho desde aquello. Podría haber sido aun más humillante para Estados Unidos de no ser porque Inglaterra comenzó a venirse arriba y la liaron en algunas de las últimas batallas con pretensiones de invasión. Al final, Estados Unidos maquilló un poco el resultado y el final de la guerra hizo que tanto las pretensiones de Estados Unidos de expandirse a costa de Inglaterra desapareciesen como que las de Inglaterra en el territorio norteamericano hicieran lo mismo.
Los billetes obtenidos a costa de comerciar con los dos bandos seguían estando ahí aún así, y Estados Unidos usa su dinero con cabeza cuando quiere, así que invirtió el dinero que tenía en dos nuevos fichajes para su territorio. El primer fichaje fue la Luisiana Francesa, comprada a Napoleón por 15 millones de dólares, una miseria teniendo en cuenta la extensión que ocupaba en ese entonces Luisiana. Lo cierto es que Napoleón sabía que ese precio por esa extensión era una estafa, pero esa colonia no servía a Francia para nada y además, si la vendía, reforzaría a un rival comercial del Reino Unido, por lo que en cierto modo ambas partes salieron ganando con esta jugada. La segunda adquisición de nuestros protagonistas fue la Florida Española, que compraron por unos míseros 5 millones de dólares que, por cierto, se quedaron en el limbo. España no tenía otra que aceptar porque tras las Guerras Napoleónicas se había convertido en una nación decadente que no tardaría en quedarse con un papel secundario global hasta nuestros días y, como nación decadente y débil, no estaba en condiciones de afrontar otra guerra.
Habiendo hecho los fichajes correspondientes, volvió a centrarse en lo que tocaba, seguir expandiéndose hacía el Oeste. La suerte sonrió de nuevo a Estados Unidos porque, no mucho después de la compra de Florida, un nuevo revés sacudió a España. Casi todos sus grandes territorios en la América Continental se independizaron, por lo que la vecindad de los españoles dejó de estorbar a Estados Unidos. En su lugar, ahora la vecina de Estados Unidos era una nación recién nacida sin medios para compararse a ellos.
Era esperable, Estados Unidos trató de sacar provecho de esto y abusar de la situación. Para ello comenzó cohabitando con México metiendo poco a poco a anglosajones en Texas y luego, con el paso del Tiempo, sacando partido de esto también tras la declaración de independencia de Texas. Esta declaración era la oportunidad que Estados Unidos estaba esperando para expandirse, y no iba a dejarla pasar. Aprovechando el momento, Estados Unidos comenzó una guerra contra México, la denominada Intervención Estadounidense en México.
Quizá ya se lo hayan imaginado pero Estados Unidos ganó, y no solo eso, en lugar de quedarse solo con la soberanía de Texas adquirió también los actuales territorios de Utah, California, Nuevo México, Colorado, Arizona y Nevada, todos anteriormente territorio mexicano. México perdió en este conflicto el 50% de su territorio, que pasó a manos estadounidenses. En compensación por ello... Bueno, supongo que ya se hacen una idea... Estados Unidos pagó 15 millones de dólares a modo de indemnización. Hagan la cuenta, los Estados Unidos se hicieron con tres cuartas partes de su territorio actual a cambio de unos miserables 35 millones de dólares.
Lo miren por donde lo miren es un negocio redondo. Sí, es cierto que 35 millones de la época son muchísimos, pero muchísimos más hoy en día, aunque si somos objetivos no serían nada comparado con el valor real que tienen esos territorios en realidad. Así fue como, en cierto modo, los actuales Estados Unidos de América se construyeron a golpe de talonario. Pero no se piensen que esto acaba aquí, porque aun hay más que ver.
Estos territorios fuero, por cierto, fundamentales en el desarrollo económico e industrial de Estados Unidos, que gozaron de un momento de plenitud con la Fiebre del Oro y el auge del ferrocarril. Todo esto se traducía por una cosa: más ingresos y más billetes para la nación
La suerte volvió a sonreír una vez más (sí, otra vez) y una vez más dejó de lado a España. Los pocos territorios de ultramar de la España de finales de Siglo XIX se encontraban en una situación cada vez más tensa. Había rebeliones y conflictos con cada vez más frecuencia y era probable que en cualquier momento eso terminase por explotar. Estados Unidos intentó como es frecuente en ellos tirar de talonario y comprar los territorios españoles restantes por -esta vez sí- una suma de dinero razonable
Pero España no aceptó la oferta sin saber que ese rechazo les saldría mucho más caro de lo que pensaban. Estados Unidos ya se había consolidado en Norteamérica, era el momento de mirar al exterior por vez primera, así que ahora necesitaban una excusa para quitarle a España sus posesiones, y la encontraron en el incidente del Maine que -con toda seguridad les digo- fue una Falsa Bandera marca de la casa de los americanos, pero por rigor histórico voy a mantener la versión oficial y diré que no se sabe quién estuvo detrás (Pista: Sí)
Ahora los Estados Unidos ya no eran esa nación endeble que eran cuando se independizaron, ya tenían dinero para aburrir y un ejército y una planificación mucho mejor. Todos conocemos el Desastre del 98, así que me voy a saltar la explicación y les diré que, tras dejar en ridículo a España en unos pocos meses que duró la guerra, tuvieron el detalle de indemnizar con una cantidad minúscula a los españoles por los territorios que acababan de arrebatarles.
Y así es como llegamos al Siglo XX, pero antes mencionarles otra operación en la que su dinero le granjeó a los americanos grandes beneficios. La construcción del Canal de Panamá fue uno de los grandes intereses de los norteamericanos y en vista de que aun habiendo comprado a Francia los derechos para la construcción del canal los colombianos se negaban a dejarles hacer tal cosa, los yankees hicieron su magia motivando la independencia de Panamá. Una vez más se salieron con la suya.
Empezaron el Siglo XX volviendo a calmarse un poco. Una vez estalló la Primera Guerra Mundial, Estados Unidos volvió a seguir su política de neutralidad con Europa y, por supuesto, como no, comerció tanto con las potencias centrales como con las aliadas. Solo cuando se vieron amenazados con el Telegrama Zimmerman y viendo que podía salpicarles la guerra decidieron apoyar a los aliados.
Repetirían la estrategia años después en la Guerra Civil Española, en la que no intervinieron, pero eso no les impidió comerciar con los dos bandos y ganar aún más billetes. La situación llegaría una vez más a darse en la Segunda Guerra Mundial, en la que, si bien solo apoyaron a los aliados, no intervinieron hasta que les salpicó la guerra. Exactamente la misma situación que en la Primera Guerra Mundial.
Y así llegamos a la historia más reciente y actual, en la que tras construirse con billetes, Estados Unidos se ha convertido en Superpotencia Mundial. Ahora en disputa con China, pero los americanos siguen siendo la referencia más importante en geopolítica internacional.
Dicho todo esto, me gustaría hacer un breve análisis del proceso porque me resulta muy curioso como algo tan sencillo como el proceso de construcción y consolidación de Estados Unidos es algo que, increiblemente, solo se les había ocurrido a ellos. Realmente solo se han dedicado a comprar, sabotear y volver a comprar. Es una estrategia muy sencilla, pero que en su caso es prácticamente única. Nadie ha podido replicarla con el mismo éxito e intensidad. Puede decirse que la suerte ha tenido también mucho que ver, pero también hay que pensar en los elementos detrás de esa suerte. Puede que, entre tanta casualidad, existan algunos puntos que se hacen invisibles en la observación lineal de los Estados Unidos, pero como gran fan del Cine Western, tengo quedarles mi más sincera enhorabuena; han sabido construir una Superpotencia con una paciencia de dos siglos y con varios puñados de dólares más. Congratulados sean, a pesar de sus inmisericordes y ruines actuaciones en toda la Edad Contemporánea.