viernes, 13 de julio de 2018

De Rerum Linguæ

DEL ORIGEN DE LAS LENGUAS A LA TORRE DE BABEL



Ni corto ni perezoso, un pensamiento atravesó mi mente como una flecha y llegó a expresarse en forma de duda por mis labios. Puede parecer algo simple, sencillo, incluso básico si me apuras, pero no supe darle una respuesta contundente, que sirviese para despejar toda duda, y me atormentó toda la noche. El pensamiento, convertido luego en pregunta, fue ni más ni menos que el siguiente:

«¿Por qué el número dos se llama “dos”?»

Puede parecer una soberana estupidez, pero no encontraba respuesta a ello por mucho que pensase. Naturalmente, no se quedó ahí la pregunta y derivó en «¿por qué el uno se llama “uno”?» y muchas otras tantas similares, pero con otros números.

Por supuesto, una mente inquieta como la mía no estaba dispuesta a conformarse con dejar la duda sin responder o acudir a la excusa de “es así de toda la vida” o “es irrelevante, son números”, entre otras. Yo siento la imperiosa necesidad de encontrar las respuestas a las dudas que asaltan mi mente, por cualquier medio necesario.

Habiendo pensado mucho sobre ello y tras no tener éxito con mis conclusiones empecé a volver atrás en el Tiempo, a recurrir a la vieja confiable, la Etimología. Para mi sorpresa, el estudio de la lengua latina me resultó bastante clave y útil en esta cuestión, pues me servía para reconstruir los nombres de los números en aquella época que, si bien tienen una raíz similar a la de la lengua española -algo lógico sabiendo que del latín provienen las lenguas romance-, también se acercan más a sus antiguos orígenes.

Esto me hizo plantearme otra cuestión. ¿Por qué, si el valor es el mismo y el número también, en un lugar del mundo recibe un nombre y en otro, otro totalmente distinto? De nuevo acudí a la etimología, y no fue hasta que retrocedí al origen proto-indoeuropeo de los nombres de los números cuando encontré la raíz que hacía que, por ejemplo, “one” y “uno” significasen lo mismo a pesar de las claras diferencias entre la lengua inglesa y la española.

Esto acarrea una serie de problemas. El primero de ellos es que del Indoeuropeo hacia atrás todo lo relativo a la filología, el lenguaje y la comunicación se basa en reconstrucciones hipotéticas de antecesores del lenguaje raíz de muchos de los de este mundo, por lo que las soluciones que ofrece son prácticas, pero difíciles de corroborar a efectos técnicos, aunque, por falta de medios, tocará enfocarlo desde un perspectiva hipotética.

Pese a todo, no debemos obviar que el Proto-Indoeuropeo es prácticamente la reconstrucción más avanzada que se ha realizado de entre las lenguas más antiguas hasta el momento. Esto no implica más precisión, pero sí más fundamento a la hora de acercarse a un origen tangible de los valores lingüísticos tanto fonéticos como significativos de las palabras.

En la siguiente tabla pueden apreciarse todas las lenguas procedentes del Indoeuropeo y las influencias en otros tantos idiomas. Particularmente llamativa la presencia de algunas raíces indoeuropeas en el Sánscrito por la rama Indoirania que, a su vez, también proviene de un protolenguaje, el proto-indoiranio, encuadrado en la gran familia indoeuropea.



Sabiendo esto y siguiendo este proceso, podemos deducir que el origen del nombre de los números en muchos de los idiomas de este mundo proviene de la lengua Indoeuropea, pero quedan fuera de esto las lenguas americanas y del lejano oriente previas a la influencia de la colonización y la globalización.

Atrasando el máximo posible las raíces de la lengua encontramos que el número 2 se denominaba Tiempo ha Dwóh”. Tiene sentido entonces que su evolución dé lugar a tan dispares resultados como Dos (Español), Two (Inglés), Deux (Francés), Du/Duua (Persa/Avéstico), Zwei (Alemán), Do (Hindí), Dýo (Griego) y un sinfín más de derivados.

Viendo lo flexible que es la palabra madre numeral indoeuropea “Dwóh”, tiene sentido pensar que, por muy distintas que sean las palabras resultantes en idiomas posteriores, todas pueden tener el mismo origen y raíz. En este caso Dwóh tiene distintas evoluciones pero podemos resumir que en las lenguas germánicas, anglosajonas y por lo general del Norte de Europa han evolucionado el nombre del número 2 desde la raíz indoeuropea conservando la W como letra clave, mientras que las lenguas de tradición grecorromana y orientales lo han hecho sustituyendo la W por la U o, en su defecto, otra letra.

Esto es, en las lenguas que provienen del griego y el latín y en las que son propias de los lugares más alejados de Europa (India, Irán...) el nombre del número 2 ha evolucionado no en base a la raíz indoeuropea de la palabra, sino que lo ha hecho en base a su pronunciación fonéticamente hablando, es decir, a como es el sonido. De modo que si la W tenía un sonido más próximo al de la U moderna (Cuando digo moderna me refiero a posterior al Indoeuropeo, no actual) entonces sería la U la que aparecería en los nombres posteriores empleados para el numeral.

Por ejemplo, en el proto-germánico encontramos la palabra “Twai” para referirnos al 2, mientras que en el proto-itálico encontramos “Duo”. Ambos casos son de idiomas que, al ser proto-lenguajes, están también en proceso de reconstrucción, pero que sirven para aclarar como la W se mantiene en las raíces del norte, mientras que en el sur vemos cada vez más raíces con la U.

Particularmente llamativo es el caso del número 1. En la raíz más antigua que se le puede suponer, vemos que es una palabra compuesta: Óynos. Es llamativo porque la raíz Oy- deriva de Éy, cuyo significado sería el del pronombre de la tercera persona del singular y sus variantes (Él, Ella, Esto) y la segunda parte del nombre del numeral puede provenir del sufijo -Nos, que es un sufijo empleado para formar adjetivos (De este -Nos proviene el sufijo latino -nus, por ejemplo).

Fijándose principalmente en el número 1 y su composición en el indoeuropeo podemos ver que es muy curioso su origen. Puede decirse que Oynos (Id est, “uno”) vendría a significar literalmente “perteneciente o relativo a él/ella/estoo que denotaría, en cualquier caso que es más un adjetivo que un numeral, aunque sepamos por presunto significado que es más un numeral que otra cosa. Aún así, es interesante darle una vuelta a esto, pensadlo...

Además es necesario centrarse mucho en el número 1 y su forma de expresarlo por escrito o verbalmente, pues al ser el primer número, la sucesión de numerales posterior debe tener una estructura similar o, al menos, algún parecido con el primero de los numerales. El Oynos es el primero de los numerales en la lengua proto-indoeuropea, después vendrán el ya mencionado Dwóh, Tréyes, Kʷetwóres, Pénkʷe, Swéks, Septḿ, Októw, Hnéwn y Dékm.

No hay que darle muchas vueltas a todas estas expresiones para encontrarle similitudes con las de las lenguas actuales. Si por ejemplo sabes o tienes por lengua inglés, español, francés o italiano no tendrás problema en encontrar un parecido entre estas expresiones y las que se usan en la actualidad en estos idiomas para referirse a los números. Así pues, Tréyes pasa perfectamente a Tres, Three, Trois o Tre. La evolución ha sido en cada caso distinta, pero no es complicado apreciar la tremenda similitud no solo entre todas las lenguas derivadas, sino que también se ve que en todos los casos hay un gran parecido con la raíz proto-indoeuropea.

Pero no es en sí el nombre de los números lo que me interesa encontrar aquí. Es el porqué de estos nombres lo que yo quiero hallar, y habiendo decidido pararme aquí, en el proto-indoeuropeo, pueden rescatarse algunos detalles muy curiosos e importantes.

En el caso del número 5 se puede suponer que Pénkʷe proviene de las palabras “Puño” y “Dedo”, teniendo esto mucho sentido ya que una mano tiene cinco dedos. Así pues, el nombre que recibe el número 5 provendría de Pnk-sti-s (puño) o Penk-ró-s (dedo). De estas formas se puede volver incluso más atrás, a la raíz “Penkw”, cuyo significado es tener en la mano o mantener. Otra opción que se sugiere, también muy llamativa, es que el nombre del numeral Pénkʷe proviene de la expresión Ponk-to, cuyo significado sería “Todo, totalidad”. De esta manera, el cinco podría estar relacionado con “mano” o “totalidad”. En el segundo de estos casos se implicaría una relación con la expresión latina “cunctus”, que significa “todo” y que podría de alguna manera tener relación con la evolución de la raíz indoeuropea a “Cinco” en lenguas posteriores como la española. También implicaría el segundo de los casos una posible relación con la expresión hitita “Pa-an-ku-us”, que viene a significar “familia”. En resumen, el curioso caso del 5 puede resumirse en el significado “El Todo”, siendo el Todo “La Mano” en su totalidad, los 5 dedos.

Algo similar pasa con el 10, Dékm podría provenir de De-Kmt, siendo el prefijo De- una partícula que vendría a significar “Dos” y Kmtuna derivación o simplificación de “Komt” (Mano). Así pues, Diez vendría a significar “Dos Manos”, cosa que también tiene mucho sentido siguiendo la línea del 5, siendo dos manos diez dedos y por tanto el 10, dos manos.

En el caso del 9 vemos otra peculiaridad y un origen difuso y con posibles significados. Hay quien relaciona la expresión “Hnéwn” con “Néwos”, que significa “Nuevo” (tiene sentido, por aquello de “New” en inglés, por ejemplo). En base a esta teoría, 9 sería en proto-indoeuropeo un locativo sin fin que significaría “en lo nuevo/en el nuevo”. Otra teoría, por contra, acerca al 9 a las raíces y expresiones “Henu-” (ausencia/falta) y “Hnew” (“Sin”).

El 8 (Októw) sería la duplicación de Oḱto- (Cuatro dedos), sumándose así 8 dedos en total y confirmándose la influencia de los dedos en la nominación de los numerales. Sería similar al Avéstico “Asti-”, cuyo significado es “Amplitud de cuatro dedos”

De los números 2, 3 y 7 no se tienen demasiadas referencias. Una lástima, pues el 2 era el número que me ocasiono originalmente le duda y me hizo plantear todo esto. Solo sabemos sus nombres: Dwoh, Tréyes y Septm. Por su parte, se sabe que el 6, Swéks, debió estar en algún momento de su evolución relacionado con el 7, ya que sus derivados en antiquísimas lenguas como el Sánscrito, el Avéstico o el Helénico más antiguo denominan al 7 Sapta, Hapta y Hepta respectivamente, viéndose la S de Septm reemplazada por una H y el final sustituido por una A. Esto sugiere que pudo haber una importación de dicha S a Sweks, cuya evolución al Griego e Iranio fue Wéks, sin la S. Esto indicaría que esa S en Sweks realmente no existía en primera instancia en Proto-Indoeuropeo y que sería importada, según se especula, desde Septm.

No menos llamativo es que algunos números tenían género, como lo oyen. Hay numerales que aparecen en masculino y en femenino. Es el caso del 3 y el 4, que tenían declinaciones en género femenino. Tréyes en femenino era Tisres y Kwetwores sería según las reconstrucciones Kwetseres. Posiblemente esto se debía a que ambos números llegaron a usarse para definir en algún punto palabras femeninas, entidades femeninas, animales hembra o mujeres. Raro es, pese a todo, que no encontremos estas declinaciones en los números posteriores. Según se dice vemos eso sí esta evolución en tan solo dos lenguas, el Indo-Iranio y el Proto-Céltico.

Puede llegarse a la conclusión de que los números que tienen un origen etimológico mejor definido en Proto-Indoeuropeo tienen una estrecha relación con los dedos y la mano principalmente. Esto es algo que tiene en cierto modo muchísimo sentido, porque incluso a día de hoy conservamos una palabra que delata este hecho. Hablo ni más ni menos que de la palabra “Dígito”, que como todos sabemos significa “número”, pero también significa “dedo” y viendo como los números 5, 8 y 10 sin ir más lejos están tan relacionados con la mano y los dedos no se puede negar que existe una gran influencia de los dedos en lo que viene siendo la creación del nombre de los números y los numerales, pero no en todos ellos... ¿Que pasa con los que no guardan relación con los dedos o la mano? ¿Y que hay de los que tienen un origen incierto?

No existe una respuesta que pueda resolver con solvencia las preguntas que se plantean en torno a eso, pero quizá una solución sea dar un paso más allá, retroceder incluso más en la lengua y en el Tiempo, al principio de los principios, más allá incluso de la lengua Proto-Indoeuropea. En esta situación nos encontramos cada vez más cerca del Origen del Lenguaje. Si antes del idioma Indoeuropeo nos encontrábamos con reconstrucciones hipotéticas y conjeturas más o menos sólidas, antes del Proto-Indoeuropeo nos encontraremos más de lo mismo, pero de forma más difusa debido a la lejanía en el Tiempo y a la falta de referencias por escrito, ya que estamos en una época en la que ni siquiera existía escritura como tal.

El Proto-Indoeuropeo tendría un ancestro de una antigüedad incluso aún mayor, el Nostrático. Si bien el Proto-Indoeuropeo ya era una lengua sujeta a la hipótesis y sometida a la duda, el Nostrático es mucho más complejo. Para tener una referencia, del Proto-Indoeuropeo provendrían Proto-Tocario, Proto-Anatolio, Proto-Itálico, Proto-Indoiranio, Proto-Griego, Proto-Armenio, Proto-Albano, Proto-Balto-Eslavico, Proto-Celtico y Proto-Germanico, incluyendo todas las lenguas derivadas de estos estén o no extintas. Todos llevan el prefijo Proto- pero en todos los casos son idiomas más cercanos en el Tiempo y por tanto más fáciles de reconstruir partiendo de sus descendientes actuales. Por ejemplo, del Español, el Francés o el Italiano podemos retroceder al latín, que comparándolo con lenguas coetáneas que tenían similitud en algunos casos podrían conducirnos a su antecesor, el Itálico. Este Itálico tenía a su vez lenguas con similitudes, las cuales nos harían retroceder al Proto-Itálico. Así con cada uno de los Protoidiomas.

Pues bien, el Nostrático incluiría, además del Proto-Indoeuropeo, a las familias Dravídicas (Támil, Malabar...), Altaicas (Mongólico, Japónico*, Coreano*...), Urálicas (Lenguas Fino-Ugrias, Samoyedas...), Afroasiáticas (Egipcio, Semítico...) y Kartvelianas (Geórgico, Svan, Laz...). Sujetos a duda dentro de la Teoría Nostrática se encontrarían dos idiomas de origen muy curioso y desarrollo muy temprano, el Sumerio y el Elamita. Los dos idiomas pertenecientes a las primeras civilizaciones de la historia son como siempre muy difíciles de abordar, como todo lo relativo a ellas. Respecto a las lenguas Indoeuropeas, Urálicas, Altaicas y el Ainu-Nipu-Coreano** (El equivalente al Indoeuropeo en Extremo Oriente de influencias altaicas, pero no altaico como tal) pueden meterse en un grupo aún mayor dentro de los derivados del Nostrático, las Lenguas Euroasiáticas, entre las cuales también estaría el Esquimo-Aleutiano. Está división se basa en todo momento en la revisión del lingüista americano Allan R. Bomhard de la Teoría Nostrática de los lingüistas soviéticos Vladislav Illich-Svitych y Aharon Dolgopovsky. El esquema podría resumirse de la siguiente forma:



En el esquema se obvian las lenguas o subdivisiones intermedias y protolenguas que existirían en los procesos evolutivos del lenguaje.

Creo conveniente exponer algunos detalles sobre la Teoría Nostrática y la Macrofamilia Lingüistica correspondiente antes de continuar, y dar de paso el merecido crédito a sus impulsores. La Teoría Nostrática es relativamente nueva, data de inicios del Siglo XX y viene de la mano de Holger Pedersen, un lingüista danés que, para los fanáticos de la lengua o estudiosos de la filología probablemente resulte ya conocido. A principios de siglo, Pedersen encontró similitudes fonéticas entre palabras de lenguas muy dispares y de distintas regiones, en concreto entre Túrquico y el Indo-Germánico. A partir de ahí, comenzó a desarrollar una teoría que podía relacionar no solo a estas lenguas, sino a muchas otras tantas que también guardarían cierta relación entre sí.

Esta teoría sería fervientemente rechazada por la comunidad y la oficialidad, como pasa siempre, pero aunque fuese marginada, no caería en el olvido. Pedersen nunca definió bien su teoría como tal, le faltó un cuerpo teórico. Pese a todo Pedersen no abandonó su proyecto y realizó artículos sobre el nostrático en alguna que otra ocasión. El cuerpo teórico del Nostrático llegaría en los años 60 con los soviéticos Vladislav Illich-Svitych y Aharon Dolgopovsky, padres fundadores modernos de la Teoría Nostrática.

La Teoría empezó a cobrar fuerza y relevancia hace relativamente poco, cuando a partir de los 90 fue empezada a tener en cuenta por los académicos de habla inglesa. Destaca como defensor de la teoría Allan Bomhard, creador de los más recientes trabajos destacados sobre Nostrático.

La razón por la que traigo esta teoría a mi reflexión es porque es la más inclusiva, es decir, la que más extensión geográfica cubre y más idiomas incluye. Esto puede acercarme más a la respuesta que necesito para mis preguntas, sobre todo la que principalmente me atiende: ¿Por qué el dos se llama dos?. Y por supuesto la cuestión que vino después irremediablemente, que ha pasado de ser una cuestión no solo de numerales y nombres en distintas lenguas, a ser una duda muy compleja: ¿por qué, si todos formamos parte de la misma especie, existen distintos idiomas y no hablamos una única lengua?

De momento las reconstrucciones Proto-Indoeuropeas y de las demás Lenguas de los Antiguos son pocas, pero parecen tener sentido. ¿Pero que pasa con las reconstrucciones Nostráticas? Pues resulta que también existe solidez en algunos casos, pero hacen aguas en otros tantos. Vamos a poner algunos ejemplos.

La palabra “Yo” se diría en Proto-Nostrático/Nostrático “Mi, en Proto-Urálico evolucionaría a la casi idéntica partícula “Mi”, en Proto-Altaico sería “Bi”, en Proto-Kratveliano encontramos “Me/Mi”, en Proto-Yukaghir vemos la expresión “Met”, en Eskimo “Wi/I”, en Proto-Afroasiático es igualmente “Mi” y por último en Proto-Indoeuropeo encontramos la expresión más dispar con “Hegom/Egom” (de la que aparecerá la expresión del Latín “Ego” como pronombre), pero esto no resulta tan dispar si recordamos que la evolución en Europa viene muchas veces viene del caso acusativo, siendo el acusativo de Egom la expresión “Me”. Teniendo en cuenta esto, resulta inevitable pensar que la expresión tiene un mismo antecesor común, y que este antecesor puede encontrarse perfectamente en el Nostrático y su raíz “Mi”. Incluso a día de hoy se conserva la expresión “Me/Mi” en los actuales Español e Inglés sin ir más lejos.

Otro caso interesante que se puede aportar como prueba de la existencia de un lenguaje nostrático es de la palabra “Oreja/Escuchar”, que sería en Nostrático “Q'iwlV”* y derivaría en el Indoeuropeo “Kleu”, el Afro-Ásiático “Kwl”, el Kratveliano “Q'ur”, el Altaico “Khul”, el Urálico “Kule” y el Dravídico “Kel”

*Nota: Alfabeto fonético, no leer literalmente.

Viendo estos ejemplos puede parecer que sí, el Nostrático es el ancestro común a muchas de las lenguas del planeta. Pero también hay argumentos en contra, como es natural. Para encontrar uno de estos podemos volver al tema que nos atiende, el caso del numeral 2 en las lenguas antiguas parece tener una estructura y composición demasiado dispar como para hablar de un ancestro común. Para que tengan la referencia*: En Proto-Indoeuropeo ya sabemos que es “Dwo”, en Fino-Ugrio se diría “kek-tɨ”, en Altaico “Pucu”, en Kartveliano “Jcri”, en Dravídico “Iru”, en Semítico “θin”, y en eskimo “Mairuk”. No se ve aparentemente ningún parecido entre estas lenguas para referirse al dos, lo cual hace pensar que no puede haber un ancestro común para todas ellas.

*Nota: En ningún caso estoy usando el alfabeto fonético para las reconstrucciones -a pesar de que debería- para facilitar la comprensión del texto y las palabras.

Así que esto me empuja ligeramente hacia atrás en mi particular búsqueda de respuestas. A pesar de esto, sigo manteniéndome a favor de la Teoría Nostrática y quedándome con las evidencias a favor que existen de ella que, por otro lado, no son tan pocas como parece. Recordemos que cuando el Hombre empezaba a ser el Hombre no debía haber demasiadas palabras, porque tampoco había tantas cosas que designar como en los Tiempos más modernos.

Respecto a las evidencias en contra, considero que en el caso de los numerales -que se suele dar como ejemplo contra la Teoría Nostrática- la evolución fue diferente en las distintas regiones del mundo. Así como lo fue la forma de entender los números fue distinta según la zona geográfica, también lo fue la forma de definirlos y designarlos mediante los numerales. De Facto, en algunas regiones no existían ciertos números o no se les daba nombre alguno. Y en otras tantas no hay forma de llegar a reconstruir la presunta designación que tendrían. También es importante señalar que todas las designaciones que se encuentra para “Dos” en las lenguas que se incluirían en la familia nostrática pueden tener y de hecho tienen ancestros que sí que podrían tener relación entre sí, pero veremos eso más adelante.

Atinando más, hay que diferenciar entre las distintas Teorías Nostráticas que hay y decantarse por una en concreto. En realidad todas son la misma teoría, pero algunas hacen más inclusiones y otras menos, por lo que podemos hablar de versiones de la teoría. En la más amplia de las versiones se incluyen Indoeuropeo, Urálico, Altaico (Túrquico, Mongólico y Lenguas Tunguses), Kartveliano, Afroasiático, Dravídico, Sumerio*, Elamita*, Amerindio*, Japónico*, Coreano*, Nivejí*, Yucaguir*, Eskimo-Aleutiano* y las lenguas Chukouto-Kamchatkas*. En las versiones más reservadas encontramos como fijos al Indoeuropeo, el Urálico, el Altaico y el Kartvelaino, y a veces también Afroasíático y Dravídico.

Nota: Los idiomas marcados con asterisco son controvertidos, pues hay similitudes pero también grandes diferencias, por lo que muchas veces habrá que tratarlos de forma individual o por separado, apartándolos del supuesto Proto-Nostrático. Haré especial énfasis en ellos más adelante.

A cualquier efecto, el Proto-Nostrático ya abarcaría casi la totalidad del globo en extensión como idioma, siendo el ancestro de la mayoría de idiomas del mundo. ¿Y entonces que sucede con las excepciones y los idiomas sujetos a debate? A eso es a lo que voy a entrar ahora

Resumamos las preguntas que han surgido hasta ahora:

–¿Por qué el “dos” se llama “dos”?
–¿Por qué, si todos formamos parte de la misma especie, existen distintos idiomas y no hablamos una única lengua?
¿Cual es el origen de las Lenguas que no forman parte de la Macrofamilia Nostrática?
¿De donde provienen las lenguas aisladas, así como las lenguas raíz de las Macrofamilias y Familias de Lenguas más antiguas (Nostrático, Sinotibetano, Japónico, Sumerio, Coreánico, Elamita, Ainu, Amerindio, alguna variante del Griego...)?
¿Por qué el lenguaje se ha dividido tanto y evolucionado de tantas formas diferentes?
–¿Ha habido alguna influencia externa en la evolución de la Comunicación en la Humanidad?

La primera está más o menos resulta a estas alturas. Probablemente el 2 tuvo una raíz similar para un número considerable de lenguas, pero acabaría dividiéndose mucho. En el caso de las lenguas en las que no parece haber un ancestro común con el resto quizá no sea una cuestión tan aislada como parece y hubiese una posible raíz fonética que hiciese que el numeral, pese a las notables diferencias entre una familia lingüística y otra, tuviera un origen común para todos los idiomas del mundo. Con esto vengo a referirme a que aunque por ejemplo “Dwo” y “Iru” tengan poco o nada que ver entre sí aunque signifiquen lo mismo, pudo haber en algún momento un ancestro común desconocido y difícil de reconstruir, pues sería una raíz fonética que por escrito presentaría grandes dificultades para redactarla por escrito. Recordemos, en ese entonces no existía escritura. No se preocupen, no será la última vez que salga el tema del 2, aun nos queda una más.

La segunda, tercera y cuarta cuestión son bastante densas, pero tienen una relación muy curiosa entre sí en la que entraré a continuación y que puede despejar muchas dudas.

La quinta y la última pregunta reconozco que se me han ocurrido conforme escribía esta parte de este modesto texto ya no solo personal sino también sobre Filología e Historia. Son unas preguntas muy difíciles de responder, muy complicadas de tratar, demasiado para un mortal promedio. Por suerte para vosotros aquí estoy yo.

Aquí entramos en un punto de inflexión en el texto. Puede decirse que todo lo anterior ha sido la introducción cuidadosamente preparada para lo que voy a exponer a continuación. Esto pasa por responder a las preguntas que restan de entre las que se han propuesto. La segunda, tercera y cuarta de las preguntas pueden responderse con lo que viene a continuación.

Ya habíamos retrocedido no solo al Nostrático, sino al Proto-Nostrático. Pero queda un último paso por dar en este recorrido. Sí, el definitivo paso al origen de las lenguas, a la raíz de los idiomas, al principio de la comunicación lingüística tal y como la conocemos. Pero antes deben hacerse unas aclaraciones.

En todo momento estoy siguiendo la hipótesis de la Monogénesis del Lenguaje. Es decir, en todo momento asumo que el lenguaje se originó a partir de una única raíz. No tomen esto como un axioma, pues yo mismo digo también -al igual que muchos de los que profesionalmente se dedican a esto de la Filología y Antropología del Lenguaje- que es posible una Poligénesis del Lenguaje, pero añado que en cualquier caso esa poligénesis, en caso de ser tal no debía ser muy grande, habiendo a lo sumo menos de una decena de lenguas raíz o familias lingüísticas. De todos modos, me considero más partidario de la rama Monogenética del Lenguaje.

Siguiendo la línea que he comentado de monogénesis encontraríamos el principio de todo esto, la primera de las lenguas del mundo, el idioma conocido por nombres como Proto-Sapiens, Proto-Mundo o Proto-Humano.

Resumiendo la idea de la monogénesis. Su padre fue Trombetti, conocido lingüista italiano de principios del Siglo XX, como muchos de los que suelo citar. Su obra L'unità d'origine del linguaggiode 1905 fue un bombazo que le hizo al natural de Bologna un nombre entre los estudiosos. Aún a día de hoy su hipótesis y esta doctrina son extremadamente controvertidas y objeto de debate común. Como siempre pasa con este tipo de cosas (ya hemos visto el tema del Nostrático hace nada) al hombre le cayó un fuerte desprestigio por esto, pero lo cierto es que su hipótesis tiene unas buenas bases y argumentos para sostenerse. Defensores más modernos del Proto-Sapiens son Greenberg y Ruhlen, mucho más conocidos.

Pongamos ejemplos, que decir las Cosas es fácil, pero demostrarlas no tanto. Por fortuna, hay bastantes ejemplos que pueden indicar la existencia del Idioma Proto-Sapiens. Vamos con el primero.*

*Nota: En este punto puede hablarse ya de puros
Cognados, id est, términos con mismo origen pero diferente evolución (tanto en sonido como en semántica a veces)

Nariz es una palabra sorprendentemente antigua. Aparece en muchas de las lenguas más antiguas que existen y en todas parece tener un origen común. De esta forma, vemos que nariz se diría “Cuna” en Amerindio, “Cona” en Nilo-Sahariano, “Suna” en Afroasiático, “Sna” en Euroasiático, “Sun” en Dené-Caucásico, “C'u” en Lenguas Joisanas, “Cuntu” en Dravídico, “Sinna” en Indo-Pacífico, “Mura” en Australiano aborigen y “Ijun” en Indo-Pacífico.

Sorprendente, ¿verdad?. Nariz tiene muchas similitudes en todos los antiguos idiomas de todas las regiones del mundo. En Proto-Sapiens, según la reconstrucción, Nariz sería “Cuna”, y sería la raíz y el ancestro de todas las palabras antes expuestas.

Pero seguro que esto no es suficiente para vosotros, ya que por norma general el escepticismo cansino impera en la mayoría de las mentes (o lo que quede de ellas). Hay más ejemplos, os aseguro que este os va a gustar, pues es la respuesta final a mi duda existencial.

Volvemos por última vez (lo prometo) al tema del 2 (os dije que antes no sería la última vez que lo veríamos). El dos se llama dos porque así ha evolucionado la lengua hasta llegar a ese punto, pero eso ya lo sabíamos todos y no resolvía mi duda realmente. Cuando íbamos a por la reconstrucción del Indoeuropeo descubrimos de donde venía la designación “Dos”, pero no su primer origen o raíz. La reconstrucción del Nostrático pareció alejarnos de la respuesta, pues no parecía haber un origen común, pero esto es porque normalmente esta reconstrucción se ha usado -erróneamente- para el Nostrático más amplio. Digo erróneamente porque ni el Nostrático es el origen del lenguaje ni era la única lengua del mundo en el momento en que presuntamente existía, pues había otros idiomas y familias aisladas. Por tanto, la solución definitiva a esto es volver más atrás en el tiempo, y aquí es donde entra el Proto-Mundo o Proto-Sapiens. Fijaos en lo siguiente:

Dos en Nilo-Sahariano sería “Ball”, en Australiano Aborigen “Bula”, en Euroasiático “Pala”, en Amerindio “P'al”, en Austrico “Mbar”, en Indo-Pacífico “Boula” y en Niger-Congo “Bala”. Esto indica que en efecto, si las reconstrucciones están en lo cierto, debió haber un ancestro común a todas estas lenguas para esta designación, y lo encontramos en el Proto-Mundo “Pal”. Una expresión tan ridícula como “Dos se llama Dos” me ha hecho retroceder hasta este punto. Puedo darme por satisfecho. Ya entraré en otro momento en el porqué de “Pal” y en porqué en Dravídico y Dené-Caucásico hay alguna variación con este número, pero de momento me puedo dar por satisfecho ya que al fin sé de donde viene supuestamente el numeral “Dos”.

Para aclarar más la cuestión de los números hay que, de nuevo, ir al número 1. El 1 es también un número que tiene una designación numeral similar en todas las antiguas lenguas, de modo que la presencia de un ancestro común a todas ellas, como pasa con el dos, es más que probable. También es muy importante señalar que como mencioné antes, los números tienen una estrecha relación en origen con los dedos y las manos, tanto es así, que en la lengua Proto-Humana la palabra que se usa para decir “Uno” es la misma que se emplea para decir “Dedo”, asentando más eso de que la mayoría de los números son en origen algo relativo a los dedos.

Vamos con ello. Para referirse al 1, en Nilo-Sahariano encontramos la expresión “Tok”, en Afroasiático “Tak”, en Dené-Caucásico también “Tok”, en Euroasiático “Tik”, en Indo-Pacífico “Dik”, en Niger-Congo “Dike”, y en Amerindio “Dik'i”. Es innegable que si las reconstrucciones están acertadas hay una similitud impresionante entre estas lenguas para referirse al numeral del 1. En Proto-Sapiens el numeral se denominaría por tanto “Tik”, así como la palabra dedo. De algún modo la palabra dígito siempre ha sido la más apropiada para referirse tanto a un número como un dedo, pero apuesto a que nadie se ha preguntado nunca por qué esto es así. Ahora ya saben la respuesta.

Otro ejemplo curioso a aportar como prueba del Proto-Mundo sería ni más ni menos que la denominación empleada para referirse a aquello que da la vida a los humanos, el agua. La palabra “Agua” es una de las más antiguas del mundo. El agua lleva acompañando al Hombre desde que el Mundo es Mundo. Sorprendentemente es una de las palabras que menos ha evolucionado de la Historia pese a ser una de las más antiguas. Agua ya se decía “agua” fonéticamente prácticamente desde que la humanidad todavía estaba en su cuna.

Tan solo ver el tremendo parecido que existe entre muchas de las lenguas antiguas a pesar de la distancia geográfica que habría entre sí ya es algo muy sorprendente a la par que extraño. Agua se decía “Akwa” en Amerindio, Euroasiático, Dené-Caucásico, Afroasiático, Kartveliano y Lenguas Joisanas. Entre estas lenguas habría diferencias mínimas o nulas para decir “Agua”, pues en todas prácticamente sería “Akwa” o algo muy similar. Aquí no hay discusión, debió haber obligatoriamente algo que uniese a todas estas lenguas en un ancestro común, que sería el Proto-Sapiens y su raíz “Akwa”, cuya evolución es mínima, pues incluso a día de hoy se mantiene un gran parecido fonético entre esta palabra y sus derivados más actuales como en el español “Agua”, el Francés “Eau”, el Italiano “Acqua” o incluso el inglés “Water” (Su evolución ha sido distinta, pero de un mismo origen).

Recuerdo por enésima vez que en cualquier caso todo esto que estoy exponiendo son reconstrucciones, hipótesis y teorías varias. Estas reconstrucciones no son hechos consumados, pero podrían llegar a serlo tarde o temprano. Yo, en mi labor de mente inquieta, las expongo como parte de mi búsqueda de respuestas y, al menos a mi, me resultan válidos y aceptables. Y no solo a mi, también a muchos estudiosos, expertos y académicos. Los hay también en contra claramente, y el tema siempre será objeto de debate y muy controvertido para los lingüistas, pero si algo se debate es porque debe tener una buena base y un desarrollo bastante amplio en la medida de lo posible. En ese sentido, tanto la cuestión del Nostrático a gran escala como la del Proto-Mundo a escala global tienen buenas bases y pruebas a favor por lo que, gusten más o gusten menos, deben considerarse como grandes posibilidades.

Encontrar el Origen del Lenguaje siempre será un tema de estudio controvertido, complicado y generará debate. Pero por su parte el Proto-Sapiens como Monogéneis de los Idiomas se situaría muy atrás en el Tiempo, en algún punto del Epipaleolítico. Aunque podría localizarse mucho más atrás, en el Paleolítico Superior o incluso hay alguno casos en los que se llega a situar en el Paleolítico Medio.

La relación que se establece es que al situarse el origen reciente del Ser Humano en África, el idioma que este primer grupo humano de Homo Sapiens sería el mismo y luego su difusión por todo el mundo tras la salida del Homo Sapiens de África sería algo lógico. Una vez divididos los grupos de Homo Sapiens por todo el mundo, su lengua evolucionaría de forma aislada según la región, pero siempre con un mismo principio: el idioma que hablaba el primer grupo humano proveniente de África, id est, el Proto-Sapiens. Es un planteamiento algo difusionista pero con sentido.

Hay también otras teorías aparte, más relativas a la Gramática y a otros principios que a los Idiomas como tales. De la mano del archiconocido Noam Chomsky viene la teoría de la Gramática Universal, y también de este autor -citando él a Galileo como su legítimo descubridor- la teoría de la Infinidad Digital.

La Gramática Universal es una teoría con mucho sentido, casi parece un hecho. Básicamente establece que todos los idiomas que existen o pueden desarrollarse tienen unos principios y unas propiedades comunes. Así pues, la teoría nos dice que hay una facultad lingüística innata que hace que un individuo desarrolle siempre el lenguaje en base a unas propiedades y leyes, como por ejemplo la distinción entre Sustantivos y Verbos.

Respecto a la Gramática Universal podemos decir que su origen se remonta como teoría a la Edad Media, cuando en el Siglo XIII Roger Bacon, el gran genio escolástico inglés, hizo sus trabajos Summa Grammatica y Gramática Griega. En estas obras el Maestro hace un estudio gramático que le lleva a la conclusión de que efectivamente hay principios gramáticos universales. El Griego, esa gran lengua que tanto ha aportado a nuestro mundo. También hizo una obra dedicada a la Gramática Hebrea llamada exactamente así, pero por algún motivo resulta más difícil de encontrar...

Por otro lado, la Infinidad Digital viene a establecer que, a partir de unos significados finitos pueden establecerse infinitas expresiones con significado. O dicho de otra forma, que de un significado concreto pueden sacarse infinitas palabras distintas para designarlo o designar otras tantas posibilidades. Esta infinidad digital vendría a ser el mecanismo que emplea la Gramática Universal.

Galileo encuentra esto una maravilla, diciendo que es una genialidad poder comunicar cualquier cosa mediante la colocación de 24 caracteres de distinta forma sobre un papel. Según sus propias palabras, esta invención es una de las más geniales de la humanidad y estaría a la altura de las obras de Miguel Ángel. Actualmente parece simple, incluso en aquella época lo parecería, ¿pero no lo habéis pensado nunca? La Infinidad Digital que encierran las letras del abecedario por ejemplo son una genialidad, una invención que supera muchas de las que se le pueden venir a uno a la mente.

Parecida es la visión sobre esto de Arnauld y Lancelot, que expresan en The Port-Royal Grammar, obra en la que hacen alusión a este hecho. Ya en los años 50 del pasado siglo, cuando llegó la Revolución Cognitiva, Turing y Chomsky harían especial énfasis en todo esto. Al ser algo reciente no es complicado encontrar mucha información al respecto, algo que les recomiendo encarecidamente. Historia reciente, Mundo reciente. Quedaos con esa máxima del Maestro Preliatore.

Con todo esto, nos faltan por responder las dos últimas preguntas: ¿Por qué se han dividido tanto los idiomas? Y ¿Ha habido alguna influencia externa en la evolución de la Comunicación en la Humanidad? También hemos dejado un poco en el aire la cuestión de los idiomas y familias lingüísticas aisladas, que si bien queda medianamente explicada con lo del Proto-Sapiens, no está del todo resuelta ya que no sabemos como ha sido el proceso evolutivo para que acaben siendo de la forma que son actualmente.

Todas las preguntas restantes pueden encontrar su respuesta con la tercera y última parte de este modesto texto elaborado por servidor. Probablemente sea la más abstracta y la que más ejercicio mental requiera. También la que más aportación propia tenga, la más personal. Por último, será la más interpretativa y tendrá un fuerte componente alegórico. Cada cual podrá sacar una conclusión distinta y no por ello menos válida que las más comunes o extendidas.

Cuenta la leyenda judeocristiana que hace milenios, tras el Diluvio Universal, una Humanidad Unida y con un mismo lenguaje comenzó a emigrar hacia el Este hasta llegar a una región conocida como Senaar o Sinar, una llanura aluvial situada entre el Tigris y el Éufrates. En efecto, Mesopotamia. Al llegar allí todos se pusieron de acuerdo para realizar una torre lo suficientemente alta como para alcanzar el Paraíso; el Cielo Empíreo, la morada de los Dioses y de todos los Elegidos. Esta es, como supondrán ya, la Torre de Babel. Babel, ¿a que me suena eso? , naturalmente es la denominación hebrea y bíblica para referirse a Babilonia, la Grande.

La cuestión es que Dios vio esto, lo consideró un acto de arrogancia por parte de los mortales y decidió castigar a la Humanidad por sus acciones confundiendo sus lenguas y dispersando a los Hijos del Hombre por todo el mundo para separarlos en distintas regiones y grupos lingüísticos. Así, la Humanidad fue castigada por la Blasfemia que suponía la edificación de la torre. Este castigo puede compararse quizá con la Expulsión del Paraíso pues hay quien lo identifica con un Don que, lejos de limitar o restringir, impulsa muchas posibilidades y opciones. La Confusión del Lenguaje hace que exista de nuevo la posibilidad de aprender de nuevo desde el principio y superar las barreras de la confrontación. De esta manera la Humanidad acabará aprendiendo en algún punto un nuevo idioma cuasi-trascendente, similar a los idiomas que emplearían Los Dioses o en este caso Dios según las Religiones Abrahámicas.

Hay otras versiones no canónicas en las Sagradas Escrituras que nos cuentan una historia un tanto... diferente. La tradición considera que el verdadero instigador de la construcción de la Torre de Babel fue Nimrod.

“Nimrod”, por David Scott. Pintura de 1832.


Nimrod fue un legendario Rey de Asiria cuya identificación con un personaje histórico resulta excesivamente complicada. A veces se le identifica ni más ni menos que con el Dios Mesopotámico de la Caza y la Ley Ninurta. Esto es particularmente llamativo, porque Nimrod es descrito por los antiguos judíos como “El Poderoso Cazador ante Yahveh” o “El que se alza ante el Señor”. También se le designa a veces como “El Primero que llegó a ser Poderoso en la Tierra”. En todo caso estamos ante un individuo de características peculiares. En cualquier caso, la historia tendría un final similar al de la versión canon, con la Destrucción de la Torre de Babel y la confusión de las lenguas.

Algunas tradiciones islámicas y judías del Corán y el Talmud nos cuentan que se produjo un enfrentamiento entre Nimrod, visto como el mal, y Abraham, identificado con el bien. El transfondo de la historia es sin embargo uno muy distinto: La confrontación entre el Politeísmo representado por Nimrod y el Monoteísmo identificado en Abraham. Al parecer, Nimrod fue informado de que nacería un niño que pondría fin a la Idolatría y, en respuesta a esto, Nimrod ordenaría matar a todos y cada uno de los recién nacidos. La madre de Abraham escaparía y a una temprana edad, Abraham entraría en contacto con Dios, el único y verdadero para los judíos. Finalmente Abraham se enfrentaría a Nimrod y le exigiría que pusiese fin a la Idolatría, pero este lo condenaría inmediatamente a morir quemado en la hoguera. Para sorpresa de Nimrod, el fuego no afectaba a Abraham, que permaneció indemne hasta que la hoguera se calmó.

El tópico de las religiones abrahámicas del malvado rey que persigue a los judíos o mata a los infantes recién nacidos no es algo que sea exclusivo de Nimrod, pues ya lo vemos con Nabu (Nabucodonosor II) y el Faraón de Egipto cuando persigue a Moisés o en el caso de Hérodes cuando va a nacer Jesucristo. Creo que acierto cuando digo que la propaganda tiene también una antigüedad casi tan grande como la del lenguaje.

Otra versión de corte hebreo de la historia nos cuenta que Nimrod desafió a una batalla a Abraham. Nimrod comandaría poderosos ejércitos y Abraham lideraría un ejército de moscas (la relación que tiene este hecho con otros sujetos es evidente). El resultado sería la victoria del comandante de las moscas, que destruyeron sin dificultades al ejército de Nimrod. Sería un pequeño mosquito el que entraría según algunas versiones en el cerebro de Nimrod y lo volverían loco. Desde luego y dicho esto yo ya no acertaría a decir que Nimrod era el malo y Abraham el bueno.

Las versiones más escuetas simplemente mencionan que Nimrod y Abraham tuvieron una simple discusión y no pasó nada más allá de eso. Y por último la historia que se nos cuenta desde el Islam guarda parecido con la hebrea, pero dista mucho de ella. Acaeció que Ibrahim (Abraham) discutió con Nimrod, diciéndole que solo Allah podía dar o quitar la vida. Nimrod respondió haciendo llamar a un par de reos condenados, dejando ir libre a uno y matando a otro para demostrar que él también podía decidir sobre la vida y la muerte. Entonces Ibrahim le dice que es Allah el que hace que el Sol salga por el Este y le pide a Nimrod que lo haga salir por el Oeste. Nimrod entonces queda perplejo y se enfada, mandándolo al exilio. Ni en la Biblia ni en el Corán se menciona el nombre de Nimrod en este contexto, pero puede asumirse que la idea que subyace en este relato es la del enfrentamiento con Nimrod.

A todos los efectos, el enfrentamiento entre Nimrod/Ninurta y no Abraham, sino Yahveh -o mejor dicho y como su verdadero nombre indica YHVH-, sería la causa de la confusión de las lenguas por lo sucedido con la Torre de Babel. Quizá, haciendo una aportación muy personal, toda esta historia sea la representación de la ayuda de Ninurta a la Humanidad para alcanzar o entregarles algo, algo que Yahveh no quería que la Humanidad obtuviese. Ninurta tendría en este sentido un poco de Prometeo pues favorecería a la Humanidad y se enfrentaría a los Dioses, en este caso Dios. Esto sin embargo deja a la Humanidad en un segundo plano, pues Ninurta es también un Dios, de modo que el enfrentamiento entre ambos relegaría a la Humanidad en el mejor de los casos a una posición de espectador que no interviene. Viendo el resultado parece que Yahveh terminaría imponiéndose. O quizá no, y el desenlace haya tenido consecuencias que aun no se han podido comprender o percibir.

Hay quienes identifican a Nimrod con Zaratustra/Zoroastro, y es algo que también tiene mucho sentido, pues en otra versión de la discusión con Abraham el elemento más importante es el Fuego, adorado por Nimrod y al que decide lanzar a Abraham. Esta importancia del fuego puede implicar una conexión de Abraham y Nimrod con la figura de Zaratustra según algunos autores. Pero aquí la situación es algo distinta. En el Zoroastrismo, se nos cuenta que Zaratustra sobrevivió a las llamas milagrosamente y emergió de entre ellas indemne. Si bien Nimrod representaría al Zoroastrismo (Fuego, Politeísmo/Idolatría) el que haría el papel de Zaratustra sería Abraham, cuya historia recuerda mucho a la del profeta zoroástrico. Ambos salen indemnes del fuego, nacen de padres paganos, se encuentran con un rey malvado... Demasiadas similitudes, ¿no?

Volvamos ahora un momento a la cuestión del Diluvio Universal y de la Torre de Babel. Ambas historias están estrechamente unidas, pero hay otros detalles importantes que se deben señalar. Uno de estos detalles es que estos mitos y leyendas no son exclusivos de las Religiones Abrahámicas. De Facto, la primera referencia al Diluvio Universal la encontramos en Mesopotamia, como todo. Hay hasta tres versiones, tres. La primera de ellas es, como quizá alguien ya se haya olido, en la Epopeya de Gilgamesh, la segunda es la de Ziususdra y la tercera la de Atra-Hasis o Atrahasis. Yo en lo personal destacaría la de la Epopeya de Gilgamesh, que es un libro clave para entender toda la Historia de la Humanidad y lo que rodea a la misma.

Según la Epopeya de Gilgamesh, Enki le encarga a Utnapishtim que abandone todas sus posesiones terrenales, construya un arca y en ella introduzca a su familia, animales recién nacidos y provisiones, pues habría una inundación que acabaría con todo en la Tierra, exceptuando lo que hubiese en el arca. Más claro, el agua, y nunca mejor dicho. El plagio que hace la Historia de Noé a la Epopeya de Gilgamesh es evidente.

Sobre la Torre de Babel encontramos incluso más paralelismos en otras regiones, culturas y religiones del mundo. Pero vamos, que por supuesto también la encontramos en Mesopotamia, faltaría más. El equivalente de la Torre de Babel en Mesopotamia lo encontramos en la historia de Enmerkar y el Señor de Aratta. Sí, no importa lo que se diga, todo suena siempre mejor en Sumerio.

Aquí lo que sucede es que Enmerkar, elegido por la Diosa Inanna, le pide a esta ayuda para conquistar Aratta (Actualmente en la zona de Irán). La Diosa, ni corta ni perezosa, le aconseja enviar un mensajero al Señor de Aratta. Enmerkar sigue las indicaciones de la Diosa y manda a un mensajero con las correspondientes amenazas al Señor de Aratta. La amenaza es, básicamente, la dispersión de la unidad lingüística por parte de Enki. El propio texto indica que antes de los acontecimientos, toda la Humanidad rezaba a Enlil en la misma lengua, pero por culpa de los príncipes y señores ambiciosos, Enki confundió las lenguas. El texto tiene muchas lagunas a partir de aquí, pero todo parece indicar que efectivamente al final Enki decidió confundir las lenguas por algún motivo. El parecido con la Historia de Babel es innegable.

Pero no se queda ahí la cuestión. La Historia de Babel tiene paralelismos también con mitos de África y América cuando supuestamente no ha podido haber contacto entre estas civilizaciones. No me pararé a explicarlos porque me estoy extendiendo demasiado, pero los pondré en la bibliografía por si alguien quiere profundizar, cosa que de paso recomiendo siempre que hagan.

Entonces, respecto a aquello de “¿Ha habido alguna influencia externa en la evolución de la Comunicación en la Humanidad?” podríamos decir que sí. Y es un sí rotundo por varios motivos. El primero es que irremediablemente el entorno y el medio influyen en el lenguaje, puesto que el lenguaje en sí es una respuesta a lo externo. El segundo es que también han influido las invenciones que se hacen en cada región, haciendo que obligatoriamente sean necesarias nuevas palabras que no aparecían en los ancestros de la lengua de turno. Esto es notable en el Griego o el Latín, ya que la Civilización Grecorromana es una de las que más patentes han generado de la historia, y por supuesto en el Egipcio y el Sumerio, sobre todo en este último, ya que ahí es donde comenzó a originarse todo. Por último y no menos importante, puede decirse que entidades externas han influido en el lenguaje. Sí, es un punto discutible, pero es innegable llegados a este punto que, obligatoriamente, ha tenido que haber algún tipo de injerencia en nuestro lenguaje para que se divida tanto. Nuestras lenguas se han dividido muchísimo y es probable que estas historias, interpretativas o no, deben tener un fondo de verdad, y puede que tengan algo que ver en el asunto.

Ya sean de corte místico, divino o incluso extraterrestre, no se puede descartar bajo ningún concepto que haya habido influencias en las lenguas que sean ajenas a lo humano y terrestre. Desde mi perspectiva es de hecho lo más probable. No existen las casualidades, y en caso de haberlas, como siempre he dicho, no hay casualidad sin causalidad.

El mito de la Torre de Babel y el Gran Diluvio aparecen demasiadas veces y en regiones muy separadas como para haber llegado solamente por Difusionismo. Las referencias a un único Idioma Trascendente son muchas y aparecen en muchas religiones y mitologías, así como las referencias a la Unidad Lingüistica de la Humanidad en su origen. Estos factores son, como mínimo, algo a tener en cuenta. La división de las lenguas y la presencia de lenguajes aislados da incluso más fuerza a la teoría de la influencia externa en la evolución de la comunicación, pues explicaría el origen filogenético incierto de lenguas como las ya mencionadas como el Sumerio o el Elamita, y el Euskera, el Japónico, el Coreánico, el Tartésico, el Griego, el Etrusco, el Armenio, el Albano o el Ainu.

La solución que se suele emplear con este tipo de lenguas es reclasificarlos en familias más pequeñas, como pasa con el Japonés y su ancestro el Japónico o el Coreano y su ancestro Coreánico. Pero yo prefiero, como de costumbre, ir más allá y no conformarme con una explicación tan vacía.

Ojo a lo que se viene aquí. Dije que explicaría todas las lenguas posibles y eso voy a hacer. Para ello, voy a hacer unas cuantas divisiones en grupos. Por un lado tendríamos al extinto Tartésico, el Etrusco y el Euskera. Por otro el Griego, el Armenio y el Albano. El más llamativo -al menos para mi- sería el del Sumerio y el Elamita. Y por último un último grupo con el Ainu, el Coreánico y el Japónico.

Empezando por el que más referencias tiene como grupo, el grupo Ainu-Nipo-Coreánico. Sería como dije mucho antes y dejé en el aire, una especie de Indoeuropeo pero en Extremo Oriente. Se le suele relacionar con la Familia Altaica, aunque esto es objeto de debate. Bueno, para empezar se puede decir que cierto es que existen bastantes parecidos entre el Ainu, el Japonés y el Coreano. Entre el Ainu y el Japonés se entiende por el contacto histórico entre los Ainuparlantes y los nipones, aunque en origen no existía demasiada relación como tal entre ambas lenguas. Entre el Japonés y el Coreano por otro lado vemos también bastantes parecidos. Pongamos unos ejemplos, que sé que son lo que da fe de lo que digo.

La palabra “Nosotros” se dice “Uri” en Coreano y “Ore” en Japonés. “Sol” es “Hae” en Coreano y “Hi” en Japonés. Ojo, estas palabras también significan “Año” y “Día” respectivamente en sus correspondientes lenguas. Oso” es “Gom” en Coreano y “Kuma” en Japonés. Estoy tomando como referencia a Alexander Takenobu Francis-Ratte y su reciente trabajo de hace apenas dos años sobre un posible origen en común del Japonés y el Coreano. Es un chaval muy joven, pero sabe de lo que habla y le voy a dar el voto de confianza; yo también lo soy y aquí os estoy soltando todo esto.

La Hipótesis Altaica por otro lado sufre mucho descrédito, pero cuando pasa eso no puedo evitar al menos echarle un vistazo a la situación. Cuando se le hace descrédito a alguna teoría o hipótesis es por algo. Sin ir muy lejos ni profundizar mucho, he encontrado algunos ejemplos propuestos por Starostin entre otros. El que más me llama y que menos ha cambiado hasta la actualidad es “Pecho”. La palabra de por sí ya es curiosa, pero su conservación y evolución lo es aún más. Las reconstrucciones indican que en Altaico sería “Kokhe”, sus derivados serían el término Túrquico “Kokyr”, en Mongólico encontraríamos “Koko-n”, en las lenguas tunguses “Kuku-n”, en Proto-Coreánico “Kokajni” y en Proto-Japónico “Kekere”. Por la reciente influencia cultural oriental, quizá algunos sepan que “Kekere” deriva al actual japonés en “Kokoro”, cuyo significado es “Corazón”, aunque puede aparecer como nombre propio de mujer. En Coreano el significado sin embargo sería “Núcleo” o “Médula”. Por supuesto no es ni el único ni el más claro ejemplo de la viabilidad de la Hipótesis Altaica, pero sí el que más me ha llamado la atención. Por cierto, en Indoeuropeo “Corazón” sería “Ker”. Saquen sus propias conclusiones.

Obviando ya la cuestión de la escritura, que tanto en Japón como en Corea proviene del Sistema Chino y no merece la pena contar como parecido entre ambas lenguas, hay algo más que favorecería los parecidos entre las lenguas Coreana y Japonesa. Hablo ni más ni menos que de la Demografía y los movimientos demográficos que hubo en la Prehistoria y sobre todo el Neolítico en aquella zona. El más significativo fue la inmigración hacia el Archipiélago Japonés de un número importante de gentes coreanas a Japón al final del Periodo Jomon*, que supuso la llegada -entre otras cosas- del las técnicas de tratado de la cerámica y la escritura. Al importar estas cosas y otras tantas, es de esperar que el lenguaje también se viese afectado un mínimo.

*Nota: Período comprendido entre el 13000 A.C. y el 1000 A.C. aproximadamente.

Pero la influencia continuó en los períodos posteriores. Se dice que en la época de los Tres Reinos de Corea se produjo un importante influjo de Corea en Japón mediante las migraciones provenientes de Goguryeo, Baekje y Silla (Id est, los Tres Reinos). Sería en esta época, equivalente a los períodos Yayoi y Kofun en Japón cunado se introduciría el Budismo en el archipiélago nipón, así como el sistema chino de escritura de forma definitiva.

Resumiendo, sí, Japón y Corea tienen una relación estrecha, entre sí y con China. Pero tranquilos, no he olvidado la cuestión del Ainu. Lo curioso del Ainu es que se diferencia bastante de los idiomas que le rodean, pero por lo general suele o bien se le considera lenguaje aislado o bien suele ir en el grupo que antes comenté, el Ainu-Nipo-Coreano. No se explica definidamente como surge una diferenciación tan “grande” entre estas lenguas, que si bien han tenido muchísimo contacto por pura lógica geográfica, no tienen un pasado claro. Como dije antes solo algunas variantes de la Hipótesis Altaica dan algunas explicaciones a esto, pero ninguna tiene fuerza para imponerse a la duda. Esto por otro lado tampoco quita que existan parecidos y elementos comunes en estas lenguas, lo cual aviva el debate al respecto de su posible origen común. Sea como sea, que cada cual saque sus propias conclusiones, pues no son pocas las opciones.

Un detalle reseñable, ya que estamos también buscando relaciones lingüísticas, antropológicas y religiosas entre pueblos, civilizaciones y gentes de todo el mundo, es que en la Mitología Coreana también existe un Diluvio Universal en la historia de Namu Doryeong. No se tienen muchos datos respecto al origen de esta historia, pero nos cuenta que un muchacho hijo de un espíritu guardián de un árbol. Este muchacho se llamaba Namu Doryeong, y sobrevivió a una enorme inundación subido al árbol. Pero no solo esto, también salvó a todos los animales del bosque y a un joven humano también. La similitud con la historia del Arca de Noé es indiscutible. En fin, ahí queda eso.

El segundo grupo de tres que he organizado estaría compuesto por el Tartésico, el Euskera y el Etrusco. Aquí las cosas se ponen más interesantes si cabe. En realidad debería incluirse aquí al idioma Ibérico y el Paleosardo por distribución geográfica, pero no tienen la misma erótica que las otras tres lenguas.

Entre sí estas lenguas tienen pocos o nulos parecidos. Lo que me parece curioso es que existe un posible origen común que en un momento dado podría encontrarse en la arqueología. Pero antes de entrar en eso haré un breve resumen de cada una.

El Tartésico es la lengua que se hablaba en la antigua civilización de Tartessos. Es una de las pocas lenguas en el mundo que quedan por descifrar o están en proceso de descifrarse. Debido a esto es una lengua sin clasificar. Hay quién le ve relaciones con el Celta tomando como referencia los nombres de los reyes tartésicos, que parecen tener algún tipo de relación con dicha lengua, pero no hay aún un argumento de peso para respaldar eso. Poco se sabe acerca de la Civilización Tartésica y sus orígenes y menos aún de la lengua que en su zona geográfica se hablaba, pero lo que parece claro es que no guarda ninguna relación con el idioma Indoeuropeo y que por otro lado fonéticamente se asemeja más al Euskera o al Celta.

El Euskera es otro lenguaje que se considera aislado. Sorprendentemente está muy bien conservado, pues en la actualidad cuenta con un número considerable de hablantes, pero su origen no está para nada claro. Se sabe que su ancestro es el Proto-Vasco y por ello que su lengua hermana sería el Aquitano, también proveniente del Proto-Vasco pero ya extinto. Su extensión abarcaba en un principio partes del Norte de España y del Sur de Francia, región por la que también encontraríamos el Aquitano. Actualmente su distribución es similar, aunque menos local.

El último caso que encontramos por este lado de Europa es el del Etrusco. Al contrario de lo que sucede con el Tartésico, el Etrusco es un idioma del que se sabe muchísimo dentro de lo que cabe. Para empezar se sabe que influyó en el Latín, que su alfabeto derivaba del Alfabeto Griego y que su extensión geográfica era considerable, siendo común en muchas partes de la Península Itálica. Lo que no se sabe es su origen. Hay quien lo compara con el Hebreo, mientras que otros hablan de orígenes Urálicos o Altaicos, como también pasa a veces con el Euskera. Otros señalan que tiene alguna relación con el Indoeuropeo más antiguo y otros lo relacionan con el caucásico del norte. Cualquiera de los opciones puede ser válida, pero lo más normal es que se asocie este idioma con la Familia Tirsénica, que también incluiría idiomas que geográficamente se encontrarían junto al Etrusco. Aunque ni siquiera eso puede confirmarse cierto es que el Rético es un idioma con el que guarda ciertos parecidos.

La hipótesis que tengo respecto a este grupo de idiomas es que su ancestro pueda encontrarse en lenguas aún no descubiertas. Tartésico, Etrusco y Euskera podrían tener sus antecesores en civilizaciones perdidas que aún no se han descubierto. La Atlántida, uno de los grandes misterios del mundo antiguo podría, en caso de ser real y tener fondo histórico, tener consigo la explicación a esto. Sí, sé que muchos pensarán que la Atlántida en sí es un mito, una leyenda, algo directamente ficticio y falso, pero la posibilidad de que sea real aún existe y no se ha descartado, de modo que . Según lo que se nos cuenta de ella, la civilización atlante controlaba la Europa Occidental y el Norte de África y rivalizaba con Atenas. El hecho de que el Etrusco use el alfabeto griego como referencia para el suyo y que el Tartésico y el Euskera permanezcan sin clasificar debidamente me sugiere que quizá el idioma que se hablase en la Civilización Atlante, llamémoslo de esa misma forma, Atlante, podría ser el ancestro de este grupo de idiomas y no solo de este, sino que también sería ancestro del siguiente grupo, que correspondería a los Balcanes, pero vamos por partes. Por extensión geográfica de la Civilización Atlante lo que propongo tiene sentido, por lo que es algo que se podría considerar como posible. Y sí, soy de los que consideran que la Atlántida o, mínimo algo similar, debió existir en la Antigüedad.

El siguiente grupo, compuesto por el Griego, el Armenio y el Albano, es claramente Indoeuropeo. No me voy a extender mucho en este caso porque las tres lenguas -pese a ser antiquísimas- se conservan hoy en día y gozan de una muy buena salud, pero sí que es necesario dar alguna explicación sobre por qué los he puesto aparte aun siendo evidente su origen Indoeuropeo.

La razón por la que los he separado no es otra que su peculiaridad, que hace que sean aislados dentro de la Familia Indoeuropea y no formen parte de ninguna rama establecida.

De entre los tres el que más destaca y del que más se sabe es el Griego. Su ancestro más antiguo es el Helénico, cuya extensión geográfica sería la de las actuales Grecia y Macedonia. A veces se considera que el Helénico constituye una rama del indoeuropeo en sí que incluiría al Armenio, el Albano, el Macedonio y el Frigio (Siendo por tanto la rama compuesta Greco-Frigia), pero en otros casos se señala que el Helénico es únicamente el Griego. Sea como fuere, el Griego es una lengua única y una de las que más ha aportado al mundo, pero también una cuya clasificación presenta una problemática. Lo más común es concluir que el Helénico sería ancestro del Griego y todas sus variantes y del Macedonio. Esto es algo lógico, pues el parecido entre esas lenguas es notable.

El Armenio y el Albano son casos aún más aislados, lo cual hace que su clasificación los deje como descendientes del Indoeuropeo, pero completamente aislados del resto de lenguas. Es lo mismo que pasaba con el Griego, solo que en un ámbito más localizado y menos estudiado.

Con este grupo podría pasar algo similar a lo que sucede con el del Etrusco, el Euskera y el Tartésico. Si bien está claro que tanto el Griego como el Albano y el Armenio son de origen Indoeuropeo no es descartable un influjo del presunto Idioma Atlante en estos. Todos estos serían idiomas coetáneas, por lo que pudo haber en un momento dado una influencia entre sí. Por supuesto todo esto son suposiciones y teorías, yo solo expongo la posibilidad, pero no afirmo que así sea.

La cuestión del griego es interesante también porque su ramificación fue bastante amplia. Encontraríamos en la Antigüedad el Griego Homérico o Épico, usado por Homero en la Ilíada y la Odisea, el Dórico hablado en el Noroeste, el Eólico y el Aqueo. Sin lugar a dudas fue una lengua muy compleja y con una inmensa variedad.

Por último encontramos el grupo más interesante a mi juicio, compuesto solo por dos idiomas, el del Sumerio y el Elamita. No es ningún secreto que la Antigüedad en Próximo Oriente es uno de mis temas de estudio preferidos con diferencia. Claramente mis civilizaciones y culturas favoritas fueron la Griega y la Romana, pero fuera de estas las que más llamativas me resultan en la Historia Antigua son la Sumeria y por contacto la Elamita. La época en la que se sitúan, hace ya más de 5000 años, fue el origen de lo que conocemos como civilización. Allí empezó la Historia y todo lo que vendría después. El lenguaje usado es por tanto muy importante.

En este contexto encontramos el lenguaje
Sumerio. Los intentos de clasificarlo han sido muchos y variados. Se le ha situado a veces en la familia Dené-Caucásica, otras veces en la Sino-Tibetana, alguna que otra en las lenguas Kartvelianas e incluso se le sitúa dentro de las familias Urálicas y Dravídicas. En cualquier caso no hay ninguna de las versiones que parezca ser determinante.

El caso del Elamita es aún más oscuro. Se sabe incluso menos de esta lengua que del sumerio. Su antigüedad debe ser similar a la del Sumerio y de hecho el sistema de escritura que usa es el que usaba el Sumerio, pero como idiomas no tienen demasiado que ver entre sí a pesar de la cercanía.

Mi teoría respecto a estas lenguas es que debió haber de forma forzada una influencia externa en ellas. No es ninguna rareza, hablamos de Sumeria, una de las civilizaciones históricas que más ríos de tinta ha hecho correr en las temáticas de la teología, la conspiración, la mística, la literatura, la historia, la ciencia y un largo etcétera.

Esta influencia externa pudo ser religiosa, como en el caso del Sánscrito, que pese a estar encuadrado en el Indoeuropeo en la rama de la Familia Indoaria, tiene un origen muy especial, pues presuntamente es una lengua legada por el Dios Brahma. El Sánscrito sería la lengua por ende hablada por los Dioses dentro del Hinduismo. Las relaciones lingüísticas del Sánscrito las encontramos en el Avéstico, el Latín, el Griego y el Hitita, lenguas Indoeuropeas todas ellas. La cuestión del Sánscrito y el Avéstico, Lenguas Arias de la Rama Indoirania parece distante al caso del Griego, pero en realidad existen muchos parecidos con las lenguas grecolatinas, pero sobre todo con las griegas, que datan de una fecha similar al Sánscrito. Estas lenguas surgirían en torno al Segundo Milenio antes de nuestra era y tendrían, aproximadamente, 3500 años. El número sin embargo palidece ante la antigüedad del Sumerio o el Elamita, cuyas referencias más antiguas son de hace 5000 años como decía antes. Eso sí, el caso es similar con la salvedad de que el Sumerio y el Elamita no están encuadrados en ninguna familia y Sánscrito y Avéstico sí.

Es por eso que considero que el Sumerio debió ser influido de alguna forma por algo externo al propio pueblo sumerio. Lo mismo con el Elamita. Lo cierto es que tanto es así que encontramos el principio de la historia de la Torre de Babel aquí, permítanme explicarles.

Ya conocemos la Historia de Babel pero no cual es su fondo de realidad; pues bien, en efecto existe un trasfondo histórico y una Torre de Babel histórica. Se trata, según estudios más modernos y recientes, del Zigurat de Etemenanki. Este Zigurat medía según la Arqueología más de 90 metros y dataría según se dice de una época anterior a la de Hammurabi. Otras teorías afirman que fue construido en torno al Siglo XVI antes de nuestra era. Esto se traduce en una antigüedad de mínimo 3500 años y hasta un máximo de más de 4000 años. Pensadlo, una estructura de 91 metros de altura y de las características de aquel Zigurat en aquella época es poco menos que una proeza. A los Zigurats de Mesopotamia solo les igualan las Pirámides de Egipto, las obras de ingeniería y arquitectura más impresionantes y duraderas de todos los Tiempos. Podría dedicar mi vida entera a hablarles de Pirámides y Zigurats entre otras cosas de la Arquitectura -una de mis pasiones- pero no es lo que nos atiende en este momento, así que prosigo con la cuestión de Etemenanki en concreto.

“La Torre de Babel”, por Abel Grimmer. Etemenanki debió ser sin lugar a dudas una edificación sin parangón en todo el mundo.


Vamos a empezar por el nombre del Zigurat. E-Temen-An-Ki... Sí, efectivamente, así es. Etemenanki significa “El Templo de la Fundación del Cielo y la Tierra”. La economía lingüística del Sumerio es impresionante eh, en un solo nombre consiguen incluir 10 palabras en castellano. Lo curioso del nombre es que indica la posibilidad, que más que posibilidad es un hecho, de que el Zigurat tuviese alguna relación con An y Ki, el Dios del Cielo y la Diosa de la Tierra del Panteón Sumerio. Lo que sí es generalmente asumido es que el Templo estaba dedicado a Marduk en la época babilonia. Marduk es, de todos modos, el hijo de Enki y sucesor de An, de modo que tiene sentido relacionar el templo con él.

Las leyendas y la arqueología coinciden en que esta es la Torre de Babel histórica. Interesante, ¿no?. Fue esta edificación según la tradición mítica lo que supuso la confusión de las lenguas y la división de la humanidad. La religión en la antigüedad siempre será un asunto fascinante y que les recomiendo analizar encarecidamente. Desde mi punto de vista puede establecerse incluso una relación entre los lenguajes aislados o con peculiaridades y las Religiones Politeístas, ya que estos idiomas se presentan a menudo en civilizaciones y pueblos con una religión de esas características. Desde luego es curioso, pero yo lo dejaré ahí por ahora.

Por último me gustaría hablar una última vez del Indoeuropeo. Mucho me he referido a ella en lo que llevo escrito, pero cabe señalar que la influencia externa en el Indoeuropeo también es posible. Este lenguaje sería el de los antiguos Arios e Hiperbóreos y se ha extendido como familia por todo el mundo y por todas las regiones. En principio la Familia Indoeuropea ya tenía una extensión considerable con todas sus ramas e idiomas derivados. Pero es la Historia la que ha hecho que la Lengua Indoeuropea sea a día de hoy la más hablada y extendida del mundo. Casi la mitad de la población mundial habla algún lenguaje proveniente del Indoeuropeo. Las razones por las que se ha extendido tanto son demográficas principalmente, pero también de carácter cultural. Otro factor muy influyente ha sido la colonización por parte de Europa del resto del mundo en los siglos más recientes, que han hecho que Inglés, Francés, Español, Italiano y Alemán se hayan extendido considerablemente por el mundo. Pero su origen, que ya hemos relacionado con el Proto-Indoeuropeo, el Nostrático y en última instancia el Proto-Sapiens, pero profundizando más vemos un origen que también ha podido recibir algún tipo de influjo de los presuntos pueblos Arios e Hiperbóreos. Por supuesto la extensión del Indoeuropeo sería más grande incluso en sus primeros días y por tanto no sería una cuestión etnocéntrica como aseguran quienes dotan a los arios e hiperbóreos de esa aura de superioridad absurda y carente de sentido. Lo que debe considerarse es el influjo de estos en el Indoeuropeo, no que ellos fuesen los únicos indoeuropeos ni los más relevantes dentro de estos pueblos. Yo expongo los datos, teorías y posibilidades para invitar a la reflexión y el debate, pero son ustedes los que deben sacar sus conclusiones y discernir. A mi juicio, las influencias externas en todas las lenguas que he mencionado son reales, pero no lo diré como si fuese una verdad absoluta.

Con esto ya estaría resuelto el asunto de los idiomas aislados o que presentan peculiaridades y por tanto mi periplo lingüístico. Y pensar que todo empezó por algo tan simple como el número 2. Quizá nunca fue algo tan simple. Puede que solo hayan hecho que lo parezca y que la mente humana, ahora completamente capada y sometida a la mediocridad, no se pare nunca a pensar incluso en aquello que parece más simple y realmente no lo es.

Maestro Preliatore me insistía mucho en que a veces pensar en aquello que nadie piensa es lo mejor para alcanzar el conocimiento. No podía estar servidor más acertado. Sí, muchos pueden pensar que es raro o incluso de locos que una persona se influya a sí misma, pero es algo que como ya he dicho en alguna ocasión hago inconscientemente. Yo soy Maestro Preliatore, de modo que el proceso de autodidacta que puede decirse que sigo es sublime. Esta es la prueba de ello. Una madrugada de buenas a primeras, estando con un amigo en un parque de mi pueblo me vino a la mente una duda tan aparentemente ridícula como “¿Por qué el número Dos se llama Dos?”. Ante las infructuosas respuestas que tanto yo como él dimos, decidí investigarlo y en este largo viaje he aprendido muchísimo sobre las lenguas de la tierra, sobre la Humanidad en sí y sobre sus culturas y mitos en todo el mundo, cosa que me ha servido para encontrar elementos comunes y curiosos en muchas de ellas. Por supuesto muchas cosas de las que aquí he escrito ya las sabía de antes, pero también he aprendido muchísimo con todo esto.

Como conclusión y a modo de reflexión. Desde un principio siempre he pensado que toda la Humanidad debió hablar en un principio una sola lengua. Para que uno entienda la importancia del lenguaje debe pensar en lo importante que es cada día el poder decir algo a alguien y que esa persona te entienda, por poner un ejemplo. También es un elemento de cohesión o división, un idioma puede ser tan vital que puede definir los limites de una nación, la frontera entre un país y otro o ser el principal elemento de cohesión de todo un pueblo. Gracias al lenguaje una persona puede comunicarse y sobrevivir en un determinado medio. El aprender un lenguaje puede ser lo que ayude a una persona a sobrevivir en un lugar desconocido. Tan importante es la comunicación que sin ella, el Ser Humano no sería lo que es hoy y probablemente todo el progreso de la Humanidad se habría truncado en algún punto. ¿Quién sabe lo que habría sucedido en ese escenario? Posiblemente, el mundo sería un lugar mejor o peor, depende de como usted quiera verlo, pues comprendo todo tipo de perspectiva.

Pero dadle la vuelta a eso, ¿qué pasaría si toda la humanidad hubiese tenido una sola lengua hasta nuestros días? Si la lengua es un elemento que puede unir y dividir, en ese escenario la humanidad no se habría dividido (al menos lingüísticamente) y el entendimiento entre todos los pueblos del mundo habría sido total. Se habrían evitado muchos conflictos, se habría establecido una colaboración tremenda entre pueblos y gentes e incluso es probable que se habrían producido los avances a una velocidad muy superior de la que conocemos. Esto habría supuesto un progreso increíble. Imaginad que desde hace 10000 años hasta nuestros días no hubiese existido la barrera del lenguaje en todos y cada uno de los mortales que pueblan este mundo. Las relaciones internacionales, las interpersonales, todas las ciencias sociales e incluso las culturas de todo el mundo habrían evolucionado de forma distinta. Pero lo más relevante sería el progreso y la velocidad a la que este se habría producido. Los mitos nos cuentan que la Humanidad Unida quiso desafiar a Dios erigiendo una torre tan alta que pudiese alcanzar los cielos. Interpretad esto de la siguiente forma: La Humanidad unida bajo un solo idioma quizá podría haber alcanzado unas cotas de progreso tan elevadas que nuestro mundo nada tendría que ver con el de hoy. En este sentido, la división de los lenguajes podría verse como algo negativo. Pero aun queda un escenario posible.

El último escenario que se me viene a la mente es más catastrofista pero atendiendo a la Evolución reciente del Hombre es también una posibilidad. Aún habiendo unidad lingüística y un progreso inimaginable, este progreso no tiene por qué ser para bien. Si bien en el escenario anterior asumo que el progreso sería para bien y que el número de conflictos en la humanidad habría sido mucho menor, en este nos encontramos con lo contrario, una conflictividad no alta pero sí importante y un progreso que en lugar de llevar al Ser Humano hacia un brillante futuro lo acabaría llevando a su propio final o peor aún, el final de todo aquello que estuviese en su camino, incluyendo así a la propia humanidad y a la propia Tierra, y a todo lo que este progreso -enfocado hacia la destrucción y la aniquilación- llegase a alcanzar. En este caso podríamos ver la división de las lenguas como algo netamente positivo y, como dicen algunas interpretaciones de las Sagradas Escrituras, como una prueba que la humanidad debe superar para dejar atrás las barreras del odio, el conflicto y el caos a las que tanto Tiempo lleva enfrentándose.

Como es natural todo esto son escenarios hipotéticos que me han venido a la mente bajo el supuesto de la Unidad Lingüística de todos los mortales que habitan este mundo. Puede que ustedes tengan algunos y que sean igualmente muy interesantes, cosa que me resultaría gratificante pues eso quiere decir que todo esto les ha hecho pensar. Las posibilidades son infinitas, pero hasta que no llegue una nueva Unidad Lingüística -cosa que cada vez está más lejos a mi juicio- no dejarán de ser solo eso, posibilidades. No por ello uno debe dejar de pensar sobre el tema, pues quién sabe si algún día habrá alguna forma de comprobar como sería un mundo de esas características.

Aclararé por última vez que muchas de las referencias que he empleado son hipótesis, teorías y posibilidades varias. Puedo parecer pesado con esto, pero es de vital importancia remarcarlo. Por supuesto añadiré todo lo necesario para profundizar en la bibliografía para que vean ustedes que no me invento nada y que toda aportación personal tiene sus bases, aunque haya mucho del contenido que sea íntegramente mío y no haya citado a nadie literalmente en todo lo que llevo redactado.

Me he visto tentado muchas veces a cambiar el nombre del texto y al final ha quedado el que vemos al principio, pero su titulo original era “De Rerum Numericæ”. Curiosamente centrándose el titulo en los números y numerales, que es lo que me trajo aquí, y no en las palabras que es lo que me ha terminado sacando del entuerto. Finalmente conservaré el titulo “De Rerum Numericæ” en mi lista oficial, mientras que la publicación final para el blog se acabará llamando “De Rerum Linguæ”.

Para terminar citaré primero a la Biblia, que rezaba lo siguiente en Juan 1:1 “En el Príncipio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios”. Piensen en ello. Y para complementar a esa cita añadiré otra de Emil Cioran, que dejó para el recuerdo una de las frases más memorables sobre el lenguaje de cuantas tengo en mi mente. Decía el filósofo rumano que “Uno no habita una nación. Uno habita un lenguaje. Esa es nuestra verdadera nación, nuestra patria, y no otra”

Puede que, después de todo, Cioran estuviese en lo cierto.

Hasta la próxima, mortales.


Bibliografía

Que más que Bibliografía son recomendaciones. Os la voy a dividir, como suelo hacer, por secciones.

Sobre Indoeuropeo y Proto-Indoeuropeo:

–“New Comparative Grammar of Greek and Latin” de Andrew Littleton Silher. Trabaja a veces con las reconstrucciones de numerales del Proto-Indoeuropeo. Se centra, como indica el título, en Griego y Latín

–“Proto-Indoeuropean Numerals” de Jadranka Gvozdanovic. Se puede encontrar con facilidad por la red. Se trata de un gran trabajo centrado en los numerales del Proto-Indoeuropeo.

–“Archaeology and Language: The Puzzle of Indo-European Origin” de Colin Renfrew. El título lo dice todo. No debería ser complicado encontrarlo.

–“The Horse, the Wheel, and Language: How Bronze-Age Riders from the Eurasian Steppes Shaped the Modern World”, de David W. Anthony. Libro bastante bueno y conocido sobre el Indoeuropeo. Muy completo y bien tratado.

–“Indo-European Language and Culture: An Introduction”, de Benjamin W. Fortson. Pues eso, una introducción al lenguajes y la cultura Indoeuropea. Recomendable si quieres una visión más holística del pueblo Indoeuropeo.

–“The Spread of Indoeuropeans”, de Frederik Kortland. Bastante bueno para centrarse en la división del Indoeuropeo.

–“Comparative Indo-European Linguistics”, de Robert S.P. Beekes. Muy buena comparativa de un autor acostumbrado a trabajar con la lengua y con derivados como el Gatha-Avéstico.

–“A Compendium of the Comparative Grammar of the Indo-European, Sanskrit, Greek and Latin Languages”, de August Schleicher. Un trabajo más antiguo pero igualmente muy bueno.

Sobre el Nostrático:

–“The Nostratic Macrofamily: A Study in Distant Linguistic Relationship, por Allan R. Bomhard y John C. Kerns. Lectura básica y esencial si quieres aprender sobre el Nostrático.

–“A Comprehensive Introduction to Nostratic Comparative Linguistics: With Special Reference to Indo-European, por Allan R. Bomhard. Estaba entre recomendar este o recomendar “Indo-European and the Nostratic Hypothesis, del mismo autor, pero finalmente he optado por el primero porque es más reciente y por tanto está más actualizado. 2300 páginas en cuatro excelentes volúmenes. Echadle huevos.

–“Recherches sur le vocalisme, le consonantisme et la formation des racines en «Nostratique», ancêtre de l'indo-européen et du chamito-sémitique, de Albert Cuny. Obra bastante completa que nos explica la relación entre el Nostrático y sus derivados Indoeuropeo y Camito-Semítico.

The Nostratic Macrofamily and Linguistic Paleontology”, de Aharon Dolgopovsky. Otro trabajo de bastante calidad. Muy recomendable.

–“Nostratic Dictionary”, también de Aharon Dolgopovsky. Sin duda una de las obras más esenciales sobre Nostrático. Prácticamente obligatorio para aprender sobre el Nostrático.

"Before Babel: Speculations on the Origins of Linguistic Diversity, de Colin Renfrew. Este y el siguiente trabajo de este autor que citaré son también elementales en el estudio del Nostrático.

Nostratic: Examining a Linguistic Macrofamily, de Colin Renfrew y Daniel Nettle. Lo dicho, muy recomendables.

Linguistic Science in the Nineteenth Century: Methods and Results, por Holger Pedersen. La inclusión de esta obra, del padre del nostrático, era obligada.

Sobre el Proto-Sapiens, Proto-Mundo o Proto-Humano

–“L'unità d'origine del linguaggio”, de Alfredo Trombetti. Con él y en esta obra se sentaron las bases de todo lo relativo al Proto-Sapiens.

–“The Origin of Language: Tracing the Evolution of the Mother Tongue”, por Merritt Ruhlen. De aquí provienen muchas de las “etimologías globales” identificadas y que os he expuesto antes.

Language in the Americas”, de Joseph H. Greenberg. Profundiza en las lenguas americanas y sus relaciones.

"Synchronic and diachronic universals in phonology", también de Greenberg. Nos expone las universalidades que encuentra en la fonología.

Sobre la Gramática Universal:

–“Aspects of the Theory of Syntax, de Noam Chomsky. Para ir empezando es necesario hacerlo por la sintaxis.

The Atoms of Language: The Mind's Hidden Rules of Grammar, de Mark C. Baker. Interesante obra que nos cuenta como la mente tiene unas reglas gramáticas predefinidas.

Summa Grammatica”, de Roger Bacon. Un Maestro y un genio como pocos. Sus obras de gramática son de mis favoritas entre todas las que pongo.

Grammatica Graeca”, también de Roger Bacon. Una de las mejores obras medievales sobre Gramática Griega. Es además muy fácil de localizar

Grammatica Hebrea”, de Roger Bacon. La última de Bacon, lo prometo. Al contrario de la Griega necesitaréis mucha suerte para encontrarla.

Sobre la Infinidad Digital:

Dialogo sopra i due massimi sistemi del mondo”, de Galileo Galilei. No se centra ni mucho menos en la Infinidad Digital, pero sí que hace alguna referencia a ella.

"Computing Machinery and Intelligence", de Alan Turing. Publicado semanalmente, hace especial hincapié en esto. En su momento le dedicaré un artículo en exclusiva.

–“The Port-Royal Grammar”, de Antoine Arnauld y Claude Lancelot. Una interesantísima obra con algunas alusiones a este tema.

Sobre el Diluvio Universal y el Arca de Noé, así como sus leyendas y mitos similares:

La Sagrada Biblia. Génesis. Desde 6:1 hasta 9:17. Narra los hechos antes, durante y después del Gran Diluvio. Normalmente referida esta parte del Génesis como “La Maldad de los Hombres”

La Epopeya de Gilgamesh. Lectura obligatoria. Personalmente uno de mis “must read” no solo para este tema sino para todo. Si no lo has leído, ya estás tardando en hacerlo.

Épica de Ziusudra. Sobre otra versión del Diluvio en Próximo Oriente.

Épica de Atrahasis. Una última versión del Diluvio de corte Mesopotámico.

Leyenda de Phyrra y Deucalión. Versión Griega del Diluvio.

Gran Inundación de Gun-Yu. A medio camino entre el mito y la historicidad. Versión China del Diluvio.

Leyenda de Shraddhadeva Manu. Versión Hinduista del Diluvio.

Mito de Bergelmir. Versión de la mitología nórdica del Diluvio.

Mito de Namu Doryeong. Versión del Diluvio en la mitología coreana. Tanto este como todos los anteriores son muy fáciles de localizar en internet. En su momento hablaré de ellos en otro artículo.

Sobre la Torre de Babel:

La Sagrada Biblia. Génesis. Desde 11:1 hasta 11:9. Narra la historia de la Torre de Babel.

Enmerkar y el Señor de Aratta. Versión mesopotámica de la Torre de Babel. Posiblemente su origen verdadero.

Sobre Nimrod y Abraham:

La Sagrada Biblia. Génesis. Entre Génesis 10:8 y 10:12 se detalla quién era Nimrod y la extensión de su reino.

Midrash Rabbah. Escrito hebreo que narra el encuentro entre Nimrod y Abraham

El Noble Corán. Surat Al-Baqqarah 2:258. Versión Islámica del encuentro entre Abraham y Nimrod.

Sobre Altaico, Japonés, Coreano y Ainu:

–“Proto-Korean-Japanese: A New Reconstruction of the Common Origin of the Japanese and Korean Languages”, por Alexander Takenobu Francis-Ratte. Es un chaval muy joven, pero ya lo dije antes, le doy el voto de confianza, sabe de lo que habla.

–“The Altaic Problem and the Origins of the Japanese Language”, por Sergei Starostin.

–“Japanese and the Other Altaic Languages”, por Andrew Roy Miller.

–“A History of the Korean Language”, de Ki-Moon Lee y S. Robert Ramsey

Languages and History: Japanese, Korean and Altaic”, de Andrew Roy Miller también.

–“The Genetic Relationship of the Ainu Language”, por James Patrie.

–“Koreo-Japonica: A Re-Evaluation of a Common Genetic Origin”, por Alexander Vovin.

Otras recomendaciones:

La Ilíada y la Odisea. De la mano de Homero, dos de las obras más notables de la Antigüedad Clásica. Como pasa con la Epopeya de Gilgamesh, lectura obligada y recomendación personal no solo para este tema, sino para una tremenda variedad de cuestiones. Incluso en la lingüística aportan mucho, ya que en su versión original y en griego nos muestran como era dicha lengua en aquellos Tiempos.

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