DEL ORIGEN DE LAS LENGUAS A LA TORRE DE BABEL
Ni
corto ni perezoso, un pensamiento atravesó mi mente como una flecha
y llegó a expresarse en forma de duda por mis labios. Puede parecer
algo simple, sencillo, incluso básico si me apuras, pero no supe
darle una respuesta contundente, que sirviese para despejar toda
duda, y me atormentó toda la noche. El pensamiento, convertido luego
en pregunta, fue ni más ni menos que el siguiente:
«¿Por
qué el número dos se llama “dos”?»
Puede
parecer una soberana estupidez, pero no encontraba respuesta a ello
por mucho que pensase. Naturalmente, no se quedó ahí la pregunta y
derivó en «¿por qué el uno se llama “uno”?» y muchas otras
tantas similares, pero con otros números.
Por
supuesto, una mente inquieta como la mía no estaba dispuesta a
conformarse con dejar la duda sin responder o acudir a la excusa de
“es así de toda la vida” o “es irrelevante, son números”,
entre otras. Yo siento la imperiosa necesidad de encontrar las
respuestas a las dudas que asaltan mi mente, por cualquier medio
necesario.
Habiendo
pensado mucho sobre ello y tras no tener éxito con mis conclusiones
empecé a volver atrás en el Tiempo, a recurrir a la vieja
confiable, la Etimología. Para mi sorpresa, el estudio de la lengua
latina me resultó bastante clave y útil en esta cuestión, pues me
servía para reconstruir los nombres de los números en aquella época
que, si bien tienen una raíz similar a la de la lengua española
-algo lógico sabiendo que del latín provienen las lenguas romance-,
también se acercan más a sus antiguos orígenes.
Esto
me hizo plantearme otra cuestión. ¿Por qué, si el valor es el
mismo y el número también, en un lugar del mundo recibe un nombre y
en otro, otro totalmente distinto? De nuevo acudí a la etimología,
y no fue hasta que retrocedí al origen proto-indoeuropeo de los
nombres de los números cuando encontré la raíz que hacía que, por
ejemplo, “one” y “uno” significasen lo mismo a pesar de las
claras diferencias entre la lengua inglesa y la española.
Esto
acarrea una serie de problemas. El primero de ellos es que del
Indoeuropeo hacia atrás todo lo relativo a la filología, el
lenguaje y la comunicación se basa en reconstrucciones hipotéticas
de antecesores del lenguaje raíz de muchos de los de este mundo, por
lo que las soluciones que ofrece son prácticas, pero difíciles de
corroborar a efectos técnicos, aunque, por falta de medios, tocará
enfocarlo desde un perspectiva hipotética.
Pese
a todo, no debemos obviar que el Proto-Indoeuropeo es prácticamente
la reconstrucción más avanzada que se ha realizado de entre las
lenguas más antiguas hasta el momento. Esto no implica más
precisión, pero sí más fundamento a la hora de acercarse a un
origen tangible de los valores lingüísticos tanto fonéticos como
significativos de las palabras.
En
la siguiente tabla pueden apreciarse todas las lenguas procedentes
del Indoeuropeo y las influencias en otros tantos idiomas.
Particularmente llamativa la presencia de algunas raíces
indoeuropeas en el Sánscrito por la rama Indoirania que, a su vez,
también proviene de un protolenguaje, el proto-indoiranio,
encuadrado en la gran familia indoeuropea.
Sabiendo
esto y siguiendo este proceso, podemos deducir que el origen del
nombre de los números en muchos de los idiomas de este mundo
proviene de la lengua Indoeuropea, pero quedan fuera de esto las
lenguas americanas y del lejano oriente previas a la influencia de la
colonización y la globalización.
Atrasando
el máximo posible las raíces de la lengua encontramos que el número
2 se denominaba Tiempo ha “Dwóh”.
Tiene
sentido entonces que su evolución dé lugar a tan dispares
resultados como Dos (Español),
Two (Inglés), Deux (Francés), Du/Duua
(Persa/Avéstico), Zwei (Alemán), Do (Hindí), Dýo (Griego) y un
sinfín más de derivados.
Viendo
lo flexible que es la palabra madre numeral indoeuropea “Dwóh”,
tiene sentido pensar que, por muy distintas que sean las palabras
resultantes en idiomas posteriores, todas pueden tener el mismo
origen y raíz. En este caso Dwóh tiene distintas evoluciones pero
podemos resumir que en las lenguas germánicas, anglosajonas y por lo
general del Norte de Europa han evolucionado el nombre del número 2
desde la raíz indoeuropea conservando la W como letra clave,
mientras que las lenguas de tradición grecorromana y orientales lo
han hecho sustituyendo la W por la U o, en su defecto, otra letra.
Esto
es, en las lenguas que provienen del griego y el latín y en las que
son propias de los lugares más alejados de Europa (India, Irán...)
el nombre del número 2 ha evolucionado no en base a la raíz
indoeuropea de la palabra, sino que lo ha hecho en base a su
pronunciación fonéticamente hablando, es decir, a como es el
sonido. De modo que si la W tenía un sonido más próximo al de la U
moderna (Cuando digo moderna me refiero a posterior al Indoeuropeo,
no actual) entonces sería la U la que aparecería en los nombres
posteriores empleados para el numeral.
Por
ejemplo, en el proto-germánico encontramos la palabra “Twai”
para referirnos al 2, mientras que en el proto-itálico
encontramos “Duo”. Ambos casos son de idiomas que, al ser
proto-lenguajes, están también en proceso de reconstrucción, pero
que sirven para aclarar como la W se mantiene en las raíces del
norte, mientras que en el sur vemos cada vez más raíces con la U.
Particularmente
llamativo es el caso del número 1. En la raíz más antigua que se
le puede suponer, vemos que es una palabra compuesta: Óynos.
Es llamativo porque la raíz Oy- deriva de Éy, cuyo significado
sería el del pronombre de la tercera persona del singular y sus
variantes (Él, Ella, Esto) y la segunda parte del nombre del numeral
puede provenir del sufijo -Nos, que es un sufijo empleado para formar
adjetivos (De este -Nos proviene el sufijo latino -nus, por ejemplo).
Fijándose
principalmente en el número 1 y su composición en el indoeuropeo
podemos ver que es muy curioso su origen. Puede decirse que Oynos (Id
est, “uno”) vendría a significar literalmente “perteneciente
o relativo a él/ella/esto”
o
que denotaría, en cualquier caso que es más un adjetivo que un
numeral, aunque sepamos por presunto significado que es más un
numeral que otra cosa. Aún así, es interesante darle una vuelta a
esto, pensadlo...
Además
es necesario centrarse
mucho
en el número 1 y su forma de expresarlo por escrito o
verbalmente,
pues al ser el primer número, la sucesión de numerales posterior
debe tener una estructura similar o, al menos, algún parecido con
el primero de los numerales.
El Oynos es el primero de los numerales en la lengua
proto-indoeuropea, después
vendrán el ya mencionado Dwóh,
Tréyes,
Kʷetwóres,
Pénkʷe,
Swéks, Septḿ, Októw, Hnéwn y Dékm.
No
hay que darle muchas vueltas a todas estas expresiones para
encontrarle similitudes con las de las lenguas actuales. Si por
ejemplo sabes o tienes por lengua inglés, español, francés o
italiano no tendrás problema en encontrar un parecido entre estas
expresiones y las que se usan en la actualidad en estos idiomas para
referirse a los números. Así pues, Tréyes
pasa perfectamente a Tres, Three, Trois
o Tre. La evolución ha sido en cada caso distinta, pero no es
complicado apreciar la tremenda similitud no
solo
entre todas
las lenguas derivadas, sino que también se ve que en todos los casos
hay un gran parecido con la raíz proto-indoeuropea.
Pero
no es en sí el nombre de los números lo que me interesa encontrar
aquí. Es el porqué de estos nombres lo que yo quiero hallar, y
habiendo decidido pararme aquí, en el proto-indoeuropeo, pueden
rescatarse algunos detalles muy curiosos e importantes.
En
el caso del número 5 se puede suponer que Pénkʷe
proviene
de las palabras “Puño” y “Dedo”, teniendo esto mucho sentido
ya que una mano tiene cinco dedos. Así pues, el nombre que recibe el
número 5 provendría de Pnk-sti-s (puño) o Penk-ró-s (dedo). De
estas formas se puede volver incluso más atrás, a la raíz “Penkw”,
cuyo significado es tener en la mano o mantener. Otra opción que se
sugiere, también muy llamativa, es que el nombre del numeral Pénkʷe
proviene de la expresión Ponk-to, cuyo significado sería “Todo,
totalidad”. De esta manera, el cinco podría estar relacionado con
“mano” o “totalidad”. En el segundo de estos casos se
implicaría una relación con la expresión latina “cunctus”, que
significa “todo” y que podría de alguna manera tener relación
con la evolución de la raíz indoeuropea a “Cinco” en
lenguas posteriores como la española. También implicaría el
segundo de los casos una posible relación con la expresión hitita
“Pa-an-ku-us”, que viene a significar “familia”. En resumen,
el curioso caso del 5 puede resumirse en el significado “El Todo”,
siendo el Todo “La Mano” en su totalidad, los 5 dedos.
Algo
similar pasa con el 10, Dékm
podría provenir de De-Kmt, siendo el prefijo De- una partícula
que vendría a significar “Dos” y “Kmt”
una
derivación o simplificación de “Komt” (Mano). Así pues, Diez
vendría a significar “Dos Manos”, cosa que también tiene mucho
sentido siguiendo la línea del 5, siendo dos manos diez dedos y por
tanto el 10, dos manos.
En
el caso del 9 vemos otra peculiaridad y un origen difuso y con
posibles significados. Hay quien relaciona la expresión “Hnéwn”
con “Néwos”, que significa “Nuevo” (tiene sentido, por
aquello de “New” en inglés, por ejemplo). En base a esta teoría,
9 sería en proto-indoeuropeo un locativo sin fin que significaría
“en lo nuevo/en el nuevo”. Otra
teoría, por contra, acerca al 9 a las raíces y expresiones “Henu-”
(ausencia/falta) y “Hnew” (“Sin”).
El
8 (Októw)
sería la duplicación de Oḱto- (Cuatro dedos), sumándose así 8
dedos en total y confirmándose la influencia de los dedos en la
nominación de los numerales. Sería similar al Avéstico “Asti-”,
cuyo significado es “Amplitud de cuatro dedos”
De
los números 2, 3 y 7 no se tienen demasiadas referencias. Una
lástima, pues el 2 era el número que me ocasiono originalmente le
duda y me hizo plantear todo esto. Solo sabemos sus nombres: Dwoh,
Tréyes y Septm. Por su parte, se sabe que el 6, Swéks, debió estar
en algún momento de su evolución relacionado con el 7, ya que sus
derivados en antiquísimas lenguas como el Sánscrito, el Avéstico o
el Helénico más antiguo denominan al 7 Sapta, Hapta y Hepta
respectivamente, viéndose la S de Septm reemplazada por una H y el
final sustituido por una A. Esto sugiere que pudo haber una
importación de dicha S a Sweks, cuya evolución al Griego e Iranio
fue Wéks, sin la S. Esto indicaría que esa S en Sweks realmente no
existía en primera instancia en Proto-Indoeuropeo y que sería
importada, según se especula,
desde Septm.
No
menos llamativo es que algunos números tenían género, como lo
oyen. Hay numerales que aparecen en masculino y en femenino.
Es el caso del 3 y el 4, que tenían declinaciones en género
femenino. Tréyes en femenino era Tisres y Kwetwores sería
según las reconstrucciones Kwetseres. Posiblemente esto se
debía a que ambos números llegaron a usarse para definir en algún
punto palabras femeninas, entidades femeninas, animales hembra o
mujeres. Raro es, pese a todo, que no encontremos estas declinaciones
en los números posteriores. Según se dice vemos eso sí esta
evolución en tan solo dos lenguas, el Indo-Iranio y el
Proto-Céltico.
Puede
llegarse a la conclusión de que los números que tienen un origen
etimológico mejor definido en
Proto-Indoeuropeo tienen una estrecha relación con los dedos y la
mano principalmente. Esto es algo que tiene en cierto modo muchísimo
sentido, porque incluso a día de hoy conservamos una palabra que
delata este hecho. Hablo ni más ni menos que de la palabra “Dígito”,
que como todos sabemos significa “número”,
pero también significa “dedo”
y viendo como los números 5, 8 y 10 sin ir más lejos están tan
relacionados con la mano y los dedos no se puede negar que existe una
gran influencia de los dedos en lo que viene siendo la creación del
nombre de los números y los numerales, pero
no en todos ellos... ¿Que pasa con los que no guardan relación con
los dedos o la mano? ¿Y que hay de los que tienen un origen
incierto?
No
existe una respuesta que pueda resolver con solvencia las preguntas
que se plantean en torno a eso, pero quizá una solución sea dar un
paso más allá, retroceder incluso más en la lengua y en el Tiempo,
al principio de los principios, más allá incluso de la lengua
Proto-Indoeuropea. En
esta situación nos encontramos cada vez más cerca del Origen
del Lenguaje.
Si antes
del idioma
Indoeuropeo
nos encontrábamos con reconstrucciones hipotéticas y conjeturas más
o menos sólidas, antes
del
Proto-Indoeuropeo nos encontraremos más de lo mismo, pero de forma
más difusa debido a la lejanía en el Tiempo y a la falta de
referencias por escrito, ya que estamos en una época en la que ni
siquiera existía escritura como tal.
El
Proto-Indoeuropeo tendría un ancestro de una antigüedad incluso aún
mayor, el Nostrático.
Si
bien el Proto-Indoeuropeo ya era una lengua sujeta a la hipótesis y
sometida a la duda, el Nostrático es mucho más complejo. Para tener
una referencia, del Proto-Indoeuropeo provendrían Proto-Tocario,
Proto-Anatolio, Proto-Itálico, Proto-Indoiranio, Proto-Griego,
Proto-Armenio, Proto-Albano, Proto-Balto-Eslavico, Proto-Celtico y
Proto-Germanico, incluyendo todas las lenguas derivadas de estos
estén o no extintas. Todos llevan el prefijo Proto- pero en todos
los casos son idiomas más cercanos en el Tiempo y por tanto más
fáciles de reconstruir partiendo de sus descendientes actuales. Por
ejemplo, del Español, el Francés o el Italiano podemos retroceder
al latín, que comparándolo con lenguas coetáneas que tenían
similitud en algunos casos podrían conducirnos a su antecesor, el
Itálico. Este Itálico tenía a su vez lenguas con similitudes, las
cuales nos harían
retroceder al Proto-Itálico. Así
con cada uno
de los Protoidiomas.
Pues
bien, el Nostrático incluiría, además del Proto-Indoeuropeo, a las
familias Dravídicas
(Támil, Malabar...), Altaicas
(Mongólico, Japónico*, Coreano*...), Urálicas
(Lenguas
Fino-Ugrias,
Samoyedas...), Afroasiáticas
(Egipcio, Semítico...) y Kartvelianas
(Geórgico,
Svan, Laz...). Sujetos a duda dentro de la Teoría Nostrática se
encontrarían dos idiomas de origen muy curioso y desarrollo muy
temprano, el Sumerio
y el Elamita.
Los dos idiomas pertenecientes a las primeras civilizaciones de la
historia son como siempre muy difíciles de abordar, como todo lo
relativo a ellas. Respecto a las lenguas Indoeuropeas,
Urálicas, Altaicas y el Ainu-Nipu-Coreano**
(El equivalente al Indoeuropeo en Extremo Oriente de influencias
altaicas, pero
no
altaico como tal)
pueden meterse en un grupo aún mayor dentro de los derivados del
Nostrático, las Lenguas
Euroasiáticas,
entre las cuales también estaría el Esquimo-Aleutiano.
Está división se basa en todo momento en la revisión del lingüista
americano Allan
R. Bomhard
de la Teoría Nostrática de los lingüistas soviéticos Vladislav
Illich-Svitych
y Aharon
Dolgopovsky.
El esquema
podría resumirse de la siguiente forma:
En el
esquema se obvian las lenguas o subdivisiones intermedias y
protolenguas que existirían en los procesos evolutivos del lenguaje.
Creo
conveniente exponer algunos detalles sobre la Teoría Nostrática y
la Macrofamilia Lingüistica correspondiente antes de continuar, y
dar de paso el merecido crédito a sus impulsores. La Teoría
Nostrática es relativamente nueva, data de inicios del Siglo XX y
viene de la mano de Holger Pedersen, un lingüista danés que,
para los fanáticos de la lengua o estudiosos de la filología
probablemente resulte ya conocido. A principios de siglo, Pedersen
encontró similitudes fonéticas entre palabras de lenguas muy
dispares y de distintas regiones, en concreto entre Túrquico y el
Indo-Germánico. A partir de ahí, comenzó a desarrollar una
teoría que podía relacionar no solo a estas lenguas, sino a muchas
otras tantas que también guardarían cierta relación entre sí.
Esta
teoría sería fervientemente rechazada por la comunidad y la
oficialidad, como pasa siempre, pero aunque fuese marginada, no
caería en el olvido. Pedersen nunca definió bien su teoría como
tal, le faltó un cuerpo teórico. Pese
a todo Pedersen no abandonó su proyecto y realizó artículos sobre
el nostrático en alguna que otra ocasión. El cuerpo teórico del
Nostrático llegaría en los años 60 con los soviéticos Vladislav
Illich-Svitych y Aharon Dolgopovsky,
padres
fundadores modernos de la Teoría Nostrática.
La
Teoría empezó a cobrar fuerza y relevancia hace relativamente poco,
cuando a partir de los 90 fue empezada a tener en cuenta por los
académicos de habla inglesa. Destaca como defensor de la teoría
Allan Bomhard, creador de
los más recientes trabajos destacados sobre Nostrático.
La
razón por la que traigo esta teoría a mi reflexión es porque es la
más inclusiva, es decir, la que más extensión geográfica cubre y
más idiomas incluye. Esto puede acercarme más a la respuesta que
necesito para mis preguntas, sobre
todo la que principalmente me atiende: ¿Por qué el dos se llama
dos?. Y por supuesto la cuestión que vino después
irremediablemente, que ha pasado de ser una cuestión no solo de
numerales y nombres en distintas lenguas, a ser una duda muy
compleja: ¿por qué, si todos formamos parte de la misma especie,
existen distintos idiomas y no hablamos una única lengua?
De
momento las reconstrucciones Proto-Indoeuropeas y de las demás
Lenguas de los Antiguos son
pocas, pero parecen tener sentido. ¿Pero que pasa con las
reconstrucciones Nostráticas? Pues resulta que también existe
solidez en algunos casos, pero hacen aguas en otros tantos. Vamos a
poner algunos ejemplos.
La
palabra “Yo” se diría en Proto-Nostrático/Nostrático
“Mi”, en
Proto-Urálico evolucionaría a la casi idéntica partícula “Mi”,
en Proto-Altaico sería “Bi”,
en Proto-Kratveliano encontramos “Me/Mi”,
en Proto-Yukaghir vemos la expresión “Met”,
en Eskimo “Wi/I”,
en Proto-Afroasiático es igualmente “Mi”
y por último en Proto-Indoeuropeo encontramos la expresión más
dispar con “Hegom/Egom”
(de la que aparecerá la expresión del Latín “Ego” como
pronombre), pero esto no resulta tan dispar si recordamos que la
evolución en Europa viene muchas veces viene del caso acusativo,
siendo el acusativo de Egom la expresión “Me”.
Teniendo en cuenta esto, resulta inevitable pensar que la expresión
tiene un mismo antecesor común, y que este antecesor puede
encontrarse perfectamente en el Nostrático y su raíz “Mi”.
Incluso a día de hoy se conserva la expresión “Me/Mi” en los
actuales Español e Inglés sin ir más lejos.
Otro
caso interesante que se puede aportar como prueba de la existencia de
un lenguaje nostrático es de la palabra “Oreja/Escuchar”,
que sería en Nostrático “Q'iwlV”* y derivaría en el
Indoeuropeo “Kleu”, el Afro-Ásiático “Kwl”, el Kratveliano
“Q'ur”, el Altaico “Khul”, el Urálico “Kule” y el
Dravídico “Kel”
*Nota:
Alfabeto fonético, no leer literalmente.
Viendo
estos ejemplos puede parecer que sí, el Nostrático es el ancestro
común a muchas de las lenguas del planeta. Pero también hay
argumentos en contra, como es natural. Para encontrar uno de estos
podemos volver al tema que nos atiende, el caso del numeral 2 en las
lenguas antiguas parece tener una estructura y composición demasiado
dispar como para hablar de un ancestro común. Para que tengan la
referencia*: En Proto-Indoeuropeo ya sabemos que es “Dwo”, en
Fino-Ugrio se diría “kek-tɨ”,
en Altaico “Pucu”, en Kartveliano “Jcri”, en Dravídico
“Iru”, en Semítico “θin”,
y en eskimo “Mairuk”. No se ve aparentemente ningún parecido
entre estas lenguas para referirse al dos, lo cual hace pensar que no
puede haber un ancestro común para todas ellas.
*Nota:
En ningún caso estoy usando el alfabeto fonético para las
reconstrucciones -a pesar de que debería- para facilitar la
comprensión del texto y las palabras.
Así
que esto me
empuja ligeramente hacia atrás en mi
particular búsqueda de respuestas. A
pesar de esto, sigo manteniéndome a favor de la Teoría Nostrática
y quedándome con las evidencias a favor que existen de ella que, por
otro lado, no son tan pocas como parece. Recordemos que cuando el
Hombre empezaba a ser el Hombre no debía haber demasiadas palabras,
porque tampoco había tantas cosas que designar como en los Tiempos
más modernos.
Respecto
a las evidencias en contra, considero que en el caso de los numerales
-que se suele dar como ejemplo contra la Teoría Nostrática- la
evolución fue diferente en las distintas regiones del mundo. Así
como lo fue la forma de entender los números fue distinta según la
zona geográfica, también lo fue la forma de definirlos y
designarlos mediante los numerales. De Facto, en algunas regiones no
existían ciertos números o no se les daba nombre alguno. Y en otras
tantas no hay forma de llegar a reconstruir la presunta designación
que tendrían. También es importante señalar que todas las
designaciones que se encuentra para “Dos” en las lenguas que se
incluirían en la familia nostrática pueden tener y de hecho tienen
ancestros que sí que podrían tener relación entre sí, pero
veremos eso más adelante.
Atinando
más, hay que diferenciar entre las distintas Teorías Nostráticas
que hay y decantarse por una en concreto. En realidad todas son la
misma teoría, pero algunas hacen más inclusiones y otras menos, por
lo que podemos hablar de versiones de la teoría. En la más amplia
de las versiones se incluyen Indoeuropeo, Urálico, Altaico
(Túrquico, Mongólico y Lenguas Tunguses), Kartveliano,
Afroasiático, Dravídico, Sumerio*, Elamita*, Amerindio*, Japónico*,
Coreano*, Nivejí*, Yucaguir*, Eskimo-Aleutiano* y las lenguas
Chukouto-Kamchatkas*. En las versiones más reservadas encontramos
como fijos al Indoeuropeo, el Urálico, el Altaico y el Kartvelaino,
y a veces también Afroasíático y Dravídico.
Nota:
Los idiomas marcados con asterisco son controvertidos, pues hay
similitudes pero también grandes diferencias, por lo que muchas
veces habrá que tratarlos de forma individual o por separado,
apartándolos del supuesto Proto-Nostrático. Haré especial énfasis
en ellos más adelante.
A
cualquier efecto, el Proto-Nostrático ya abarcaría casi la
totalidad del globo en extensión como idioma, siendo el ancestro de
la mayoría de idiomas del mundo. ¿Y entonces que sucede con las
excepciones y los idiomas sujetos a debate? A eso es a lo que voy a
entrar ahora
Resumamos
las preguntas que han surgido hasta ahora:
–¿Por
qué el “dos” se llama “dos”?
–¿Por
qué, si todos formamos parte de la
misma especie, existen distintos idiomas y no hablamos una única
lengua?
–¿Cual
es el origen de las Lenguas que no forman parte de la Macrofamilia
Nostrática?
–¿De
donde provienen las lenguas aisladas, así como las lenguas raíz de
las Macrofamilias y Familias
de Lenguas más antiguas (Nostrático,
Sinotibetano, Japónico, Sumerio,
Coreánico,
Elamita, Ainu, Amerindio,
alguna variante del
Griego...)?
–¿Por
qué el lenguaje se ha dividido tanto y evolucionado de tantas formas
diferentes?
–¿Ha habido alguna influencia externa en la evolución de la
Comunicación en la Humanidad?
La
primera está más o menos resulta a estas alturas. Probablemente el
2 tuvo una raíz similar para un número considerable de lenguas,
pero acabaría dividiéndose mucho. En el caso de las lenguas en las
que no parece haber un ancestro común con el resto quizá no sea una
cuestión tan aislada como parece y hubiese una posible raíz
fonética que hiciese que el numeral, pese a las notables diferencias
entre una familia lingüística y otra, tuviera un origen común para
todos los idiomas del mundo. Con esto vengo a referirme a que aunque
por ejemplo “Dwo” y “Iru” tengan poco o nada que ver entre sí
aunque signifiquen lo mismo, pudo haber en algún momento un ancestro
común desconocido y difícil de reconstruir, pues sería una raíz
fonética que por escrito presentaría grandes dificultades para
redactarla por escrito. Recordemos, en ese entonces no existía
escritura. No se preocupen,
no será la última vez que salga el tema del 2, aun nos queda una
más.
La
segunda, tercera
y cuarta cuestión son bastante densas, pero tienen una relación muy
curiosa entre sí en la que entraré a continuación y que puede
despejar muchas dudas.
La
quinta y la última pregunta reconozco que se me han ocurrido
conforme escribía esta parte de este modesto texto ya no solo
personal sino también sobre Filología e Historia. Son unas
preguntas muy difíciles de responder, muy
complicadas de tratar,
demasiado para un mortal promedio. Por suerte para vosotros aquí
estoy yo.
Aquí
entramos en un punto de inflexión en el texto. Puede decirse que
todo lo anterior ha sido la introducción cuidadosamente preparada
para lo que voy a exponer a continuación. Esto pasa por responder a
las preguntas que restan de entre las que se han propuesto. La
segunda, tercera y cuarta de las preguntas pueden responderse con lo
que viene a continuación.
Ya habíamos retrocedido no solo al Nostrático, sino al
Proto-Nostrático. Pero queda un último paso por dar en este
recorrido. Sí, el definitivo paso al origen de las lenguas, a la
raíz de los idiomas, al principio de la comunicación lingüística
tal y como la conocemos. Pero antes deben hacerse unas aclaraciones.
En
todo momento estoy siguiendo la hipótesis de la Monogénesis
del Lenguaje. Es decir, en todo
momento asumo que el lenguaje se originó a partir de una única
raíz. No tomen esto como un axioma, pues yo mismo digo también -al
igual que muchos de los que profesionalmente se dedican a esto de la
Filología y Antropología del Lenguaje- que es posible una
Poligénesis del Lenguaje,
pero añado que en cualquier caso esa poligénesis, en caso de ser
tal no debía ser muy grande, habiendo a lo sumo menos de una decena
de lenguas raíz o familias lingüísticas. De todos modos, me
considero más partidario de la rama Monogenética del Lenguaje.
Siguiendo
la línea que he comentado de monogénesis encontraríamos el
principio de todo esto, la primera de las lenguas del mundo, el
idioma conocido por nombres como Proto-Sapiens, Proto-Mundo o
Proto-Humano.
Resumiendo
la idea de la monogénesis. Su padre fue Trombetti,
conocido lingüista italiano de principios del Siglo XX, como muchos
de los que suelo citar. Su obra “L'unità
d'origine del linguaggio”
de
1905 fue un bombazo que le hizo al natural de Bologna un nombre entre
los estudiosos. Aún a día de hoy su hipótesis y esta doctrina son
extremadamente controvertidas y objeto de debate común. Como siempre
pasa con este tipo de cosas (ya hemos visto el tema del Nostrático
hace nada) al hombre le cayó un fuerte desprestigio por esto, pero
lo cierto es que su hipótesis tiene unas buenas bases y argumentos
para sostenerse. Defensores
más modernos del Proto-Sapiens son Greenberg y Ruhlen, mucho más
conocidos.
Pongamos
ejemplos, que decir las Cosas es fácil, pero demostrarlas no tanto.
Por fortuna, hay bastantes ejemplos que pueden indicar la existencia
del Idioma Proto-Sapiens. Vamos con el primero.*
*Nota: En este punto puede hablarse ya de puros Cognados, id est, términos con mismo origen pero diferente evolución (tanto en sonido como en semántica a veces)
Nariz
es una palabra sorprendentemente antigua. Aparece en muchas de las
lenguas más antiguas que existen y en todas parece tener un origen
común. De esta forma, vemos que nariz se diría “Cuna” en
Amerindio, “Cona” en Nilo-Sahariano, “Suna” en Afroasiático,
“Sna” en Euroasiático, “Sun” en Dené-Caucásico, “C'u”
en Lenguas Joisanas, “Cuntu” en Dravídico, “Sinna” en
Indo-Pacífico, “Mura” en Australiano aborigen y “Ijun” en
Indo-Pacífico.
Sorprendente,
¿verdad?. Nariz tiene muchas similitudes en todos los antiguos
idiomas de todas las regiones del mundo. En Proto-Sapiens, según la
reconstrucción, Nariz sería “Cuna”, y sería la raíz y el
ancestro de todas las palabras antes expuestas.
Pero seguro que esto no es suficiente para vosotros, ya que por norma general el escepticismo cansino impera en la mayoría de las mentes (o lo que quede de ellas). Hay más ejemplos, os aseguro que este os va a gustar, pues es la respuesta final a mi duda existencial.
Volvemos
por última vez (lo prometo) al tema del 2 (os dije que antes no
sería la última vez que lo veríamos). El dos se llama dos porque
así ha evolucionado la lengua hasta llegar a ese punto, pero eso ya
lo sabíamos todos y no resolvía mi duda realmente. Cuando íbamos a
por la reconstrucción del Indoeuropeo descubrimos de donde venía la
designación “Dos”, pero no su primer origen o raíz. La
reconstrucción del Nostrático pareció alejarnos de la respuesta,
pues no parecía haber un origen común, pero esto es porque
normalmente esta reconstrucción se ha usado -erróneamente- para el
Nostrático más amplio. Digo erróneamente porque ni el Nostrático
es el origen del lenguaje ni era la única lengua del mundo en el
momento en que presuntamente existía, pues había otros idiomas y
familias aisladas. Por tanto, la solución definitiva a esto es
volver más atrás en el tiempo, y aquí es donde entra el
Proto-Mundo o Proto-Sapiens. Fijaos en lo siguiente:
Dos
en Nilo-Sahariano sería “Ball”, en Australiano Aborigen
“Bula”, en Euroasiático “Pala”, en Amerindio “P'al”, en
Austrico “Mbar”, en Indo-Pacífico “Boula” y en Niger-Congo
“Bala”. Esto indica que en efecto, si las reconstrucciones están
en lo cierto, debió haber un ancestro común a todas estas lenguas
para esta designación, y lo encontramos en el Proto-Mundo “Pal”.
Una expresión tan ridícula como “Dos se llama Dos” me ha hecho
retroceder hasta este punto. Puedo darme por satisfecho. Ya entraré
en otro momento en el porqué de “Pal” y en porqué en
Dravídico y Dené-Caucásico hay alguna variación con este número,
pero de momento me puedo dar por satisfecho ya que al fin sé de
donde viene supuestamente el numeral “Dos”.
Para
aclarar más la cuestión de los números hay que, de nuevo, ir al
número 1. El 1 es también un número que tiene una
designación numeral similar en todas las antiguas lenguas, de modo
que la presencia de un ancestro común a todas ellas, como pasa con
el dos, es más que probable. También es muy importante señalar que
como mencioné antes, los números tienen una estrecha relación en
origen con los dedos y las manos, tanto es así, que en la lengua
Proto-Humana la palabra que se usa para decir “Uno” es la misma
que se emplea para decir “Dedo”, asentando más eso de que
la mayoría de los números son en origen algo relativo a los dedos.
Vamos
con ello. Para referirse al 1, en Nilo-Sahariano encontramos la
expresión “Tok”, en Afroasiático “Tak”, en Dené-Caucásico
también “Tok”, en Euroasiático “Tik”, en Indo-Pacífico
“Dik”, en Niger-Congo “Dike”, y en Amerindio “Dik'i”. Es
innegable que si las reconstrucciones están acertadas hay una
similitud impresionante entre estas lenguas para referirse al numeral
del 1. En Proto-Sapiens el numeral se denominaría por tanto “Tik”,
así como la palabra dedo. De algún modo la palabra dígito siempre
ha sido la más apropiada para referirse tanto a un número como un
dedo, pero apuesto a que nadie se ha preguntado nunca por qué esto
es así. Ahora ya saben la respuesta.
Otro
ejemplo curioso a aportar
como prueba del Proto-Mundo
sería ni
más ni menos que la denominación empleada
para referirse a aquello que da la vida a los humanos, el
agua. La
palabra “Agua” es
una de las más antiguas del mundo. El agua lleva acompañando al
Hombre desde que el Mundo es Mundo. Sorprendentemente es una de las
palabras que menos ha evolucionado de la Historia pese a ser una de
las más antiguas. Agua ya se decía “agua” fonéticamente
prácticamente desde que la humanidad todavía estaba en su cuna.
Tan
solo ver el tremendo parecido que existe entre muchas de las lenguas
antiguas a pesar de la distancia geográfica que habría entre sí ya
es algo muy sorprendente a la par que extraño. Agua se decía “Akwa”
en Amerindio, Euroasiático, Dené-Caucásico, Afroasiático,
Kartveliano y Lenguas Joisanas. Entre estas lenguas habría
diferencias mínimas o nulas para decir “Agua”, pues en todas
prácticamente sería “Akwa” o algo muy similar. Aquí
no hay discusión, debió haber obligatoriamente algo que uniese a
todas estas lenguas en un ancestro común, que sería el
Proto-Sapiens y su raíz “Akwa”, cuya evolución es mínima, pues
incluso a día de hoy se mantiene un gran parecido fonético entre
esta palabra y sus derivados más actuales como en el español
“Agua”, el Francés “Eau”, el Italiano “Acqua” o incluso
el inglés “Water” (Su evolución ha sido distinta, pero de un
mismo origen).
Recuerdo
por enésima vez que en cualquier caso todo esto que estoy exponiendo
son reconstrucciones, hipótesis y teorías varias. Estas
reconstrucciones no son hechos consumados, pero podrían llegar a
serlo tarde o temprano. Yo, en mi labor de mente inquieta, las
expongo como parte de mi búsqueda de respuestas y, al menos a mi, me
resultan válidos y aceptables. Y no solo a mi, también a muchos
estudiosos, expertos y académicos. Los hay también en contra
claramente, y el tema siempre será objeto de debate y muy
controvertido para los lingüistas, pero si algo se debate es porque
debe tener una buena base y un desarrollo bastante amplio en la
medida de lo posible. En ese sentido, tanto la cuestión del
Nostrático a gran escala como la del Proto-Mundo a escala global
tienen buenas bases y pruebas a favor por lo que, gusten más o
gusten menos, deben considerarse como grandes posibilidades.
Encontrar
el Origen del Lenguaje siempre será un tema de estudio
controvertido, complicado y generará debate. Pero por su parte el
Proto-Sapiens como Monogéneis de los Idiomas se situaría muy atrás
en el Tiempo, en algún punto del Epipaleolítico. Aunque podría
localizarse mucho más atrás, en el Paleolítico Superior o incluso
hay alguno casos en los que se llega a situar en el Paleolítico
Medio.
La
relación que se establece es que al situarse el origen reciente del
Ser Humano en África, el idioma que este primer grupo humano de Homo
Sapiens sería el mismo y luego su difusión por todo el mundo tras
la salida del Homo Sapiens de África sería algo lógico. Una vez
divididos los grupos de Homo Sapiens por todo el mundo, su lengua
evolucionaría de forma aislada según la región, pero siempre con
un mismo principio: el idioma que hablaba el primer grupo humano
proveniente de África, id est, el Proto-Sapiens. Es un planteamiento
algo difusionista pero con sentido.
Hay
también otras teorías aparte, más relativas a la Gramática y a
otros principios que a los Idiomas como tales. De la mano del
archiconocido Noam Chomsky viene la teoría de la Gramática
Universal, y también de este
autor -citando él a Galileo como
su legítimo descubridor- la
teoría de la Infinidad Digital.
La
Gramática Universal es una teoría con mucho sentido, casi parece un
hecho. Básicamente establece que todos los idiomas que existen o
pueden desarrollarse tienen unos principios y
unas propiedades comunes.
Así pues, la teoría nos dice que hay una facultad lingüística
innata que hace que un individuo desarrolle siempre el lenguaje en
base a unas propiedades y leyes, como por ejemplo la
distinción entre Sustantivos y Verbos.
Respecto
a la Gramática Universal podemos decir que su origen se remonta como
teoría a la Edad Media, cuando en el Siglo XIII Roger
Bacon, el gran genio
escolástico inglés, hizo sus trabajos Summa
Grammatica y Gramática
Griega. En
estas obras el Maestro
hace un estudio gramático
que le lleva a la conclusión de que efectivamente hay principios
gramáticos universales. El
Griego,
esa gran lengua que tanto ha aportado a nuestro mundo. También hizo
una obra dedicada a la Gramática
Hebrea
llamada exactamente así, pero por algún motivo resulta más difícil
de encontrar...
Por
otro lado, la Infinidad Digital viene a establecer que, a partir de
unos significados finitos pueden establecerse infinitas expresiones
con significado. O dicho de otra forma, que de un significado
concreto pueden sacarse infinitas palabras distintas para designarlo
o designar otras tantas posibilidades. Esta infinidad digital vendría
a ser el mecanismo que emplea la Gramática Universal.
Galileo
encuentra esto una maravilla, diciendo que es una genialidad poder
comunicar cualquier cosa mediante la colocación de 24 caracteres de
distinta forma sobre un papel. Según sus propias palabras, esta
invención es una de las más geniales de la humanidad y estaría a
la altura de las obras de Miguel Ángel. Actualmente parece simple,
incluso en aquella época lo parecería, ¿pero no lo habéis pensado
nunca? La Infinidad Digital que encierran las letras del abecedario
por ejemplo son una genialidad, una invención que supera muchas de
las que se le pueden venir a uno a la mente.
Parecida
es la visión sobre esto de Arnauld y Lancelot, que expresan en
The Port-Royal Grammar, obra en
la que hacen alusión a este hecho. Ya en los años 50 del pasado
siglo, cuando llegó la Revolución Cognitiva, Turing y Chomsky
harían especial énfasis en todo esto. Al
ser algo reciente no es complicado encontrar mucha información al
respecto, algo que les recomiendo encarecidamente. Historia
reciente, Mundo reciente.
Quedaos con esa máxima del Maestro Preliatore.
Con
todo esto, nos faltan por responder las dos últimas preguntas: ¿Por
qué se han dividido tanto los idiomas? Y ¿Ha habido alguna
influencia externa en la evolución de la Comunicación en la
Humanidad? También hemos dejado un poco en el aire la cuestión de
los idiomas y familias lingüísticas aisladas, que si bien queda
medianamente explicada con lo del Proto-Sapiens, no está del todo
resuelta ya que no sabemos como ha sido el proceso evolutivo para que
acaben siendo de la forma que son actualmente.
Todas
las preguntas restantes pueden encontrar su respuesta con la tercera
y última parte de este modesto texto elaborado por servidor.
Probablemente sea la más abstracta y la que más ejercicio mental
requiera. También la que más aportación propia tenga, la más
personal. Por último, será la más interpretativa y tendrá un
fuerte componente alegórico. Cada cual podrá sacar una conclusión
distinta y no por ello menos válida que las más comunes o
extendidas.
Cuenta
la leyenda judeocristiana que hace milenios, tras el Diluvio
Universal, una Humanidad Unida y con un mismo lenguaje comenzó
a emigrar hacia el Este
hasta llegar a una región conocida como Senaar o Sinar, una llanura
aluvial situada entre el Tigris y el Éufrates. En efecto,
Mesopotamia. Al
llegar allí todos se pusieron de acuerdo para realizar una torre lo
suficientemente alta como para alcanzar el Paraíso;
el Cielo Empíreo, la morada de los Dioses y de todos los Elegidos.
Esta es, como supondrán ya, la Torre de Babel.
Babel, ¿a que me suena eso?
Sí,
naturalmente
es la denominación hebrea y bíblica para referirse a Babilonia,
la Grande.
La
cuestión es que Dios
vio esto, lo consideró un acto de arrogancia por parte de los
mortales y decidió castigar a la Humanidad por sus acciones
confundiendo sus lenguas
y dispersando a los Hijos del Hombre por todo el mundo para
separarlos en distintas regiones y grupos lingüísticos.
Así, la Humanidad fue
castigada por la Blasfemia que suponía la edificación de la torre.
Este castigo puede compararse quizá con la Expulsión del
Paraíso pues hay quien lo
identifica con un Don que, lejos de limitar o restringir, impulsa
muchas posibilidades y opciones. La Confusión del Lenguaje hace que
exista de nuevo la posibilidad de aprender de nuevo desde el
principio y superar las barreras de la confrontación. De esta manera
la Humanidad acabará aprendiendo en algún punto un nuevo idioma
cuasi-trascendente, similar a los idiomas que emplearían
Los Dioses o en este caso
Dios según las Religiones Abrahámicas.
Hay
otras versiones no canónicas en las Sagradas Escrituras que
nos cuentan una historia un tanto... diferente. La tradición
considera que el verdadero instigador de la construcción de la Torre
de Babel fue Nimrod.
![]() |
“Nimrod”, por David Scott. Pintura de 1832. |
Nimrod
fue un legendario Rey de Asiria cuya identificación con un personaje
histórico resulta excesivamente complicada. A
veces se le identifica ni más ni menos que con el Dios Mesopotámico
de la Caza y la Ley Ninurta.
Esto es particularmente llamativo, porque Nimrod es descrito por los
antiguos judíos como “El Poderoso Cazador ante Yahveh” o “El
que se alza ante el Señor”. También se le designa a veces como
“El Primero que llegó a ser Poderoso en la Tierra”. En todo caso
estamos ante un individuo de características peculiares. En
cualquier caso, la historia tendría un final similar al de la
versión canon, con la Destrucción de la Torre de Babel y la
confusión de las lenguas.
Algunas
tradiciones islámicas y judías del Corán y el Talmud nos cuentan
que se produjo un enfrentamiento entre Nimrod, visto como el mal, y
Abraham, identificado con el
bien. El transfondo de la historia es sin embargo uno muy distinto:
La confrontación entre el Politeísmo representado por Nimrod y el
Monoteísmo identificado en Abraham. Al parecer, Nimrod fue informado
de que nacería un niño que
pondría fin a la Idolatría
y, en respuesta a esto, Nimrod ordenaría matar a todos y cada uno de
los recién nacidos. La madre de Abraham escaparía y a una temprana
edad, Abraham entraría en contacto con Dios, el único y verdadero
para los judíos. Finalmente Abraham se enfrentaría a Nimrod y le
exigiría que pusiese fin a la Idolatría, pero este lo condenaría
inmediatamente a morir quemado en la hoguera. Para sorpresa de
Nimrod, el fuego no afectaba a Abraham, que permaneció indemne hasta
que la hoguera se calmó.
El
tópico de las religiones abrahámicas del malvado rey que persigue a
los judíos o mata a los infantes recién nacidos no es algo que sea
exclusivo de Nimrod, pues ya lo vemos con Nabu (Nabucodonosor II) y
el Faraón de Egipto cuando persigue a Moisés o en el caso de
Hérodes cuando va a nacer Jesucristo. Creo que acierto cuando digo
que la propaganda
tiene también una antigüedad casi tan grande como la del lenguaje.
Otra
versión de corte hebreo de la historia nos cuenta que Nimrod desafió
a una batalla a Abraham. Nimrod comandaría poderosos ejércitos y
Abraham lideraría un
ejército de moscas (la
relación que tiene este hecho con otros sujetos es evidente).
El resultado sería la victoria
del comandante de las moscas, que destruyeron sin dificultades al
ejército de Nimrod. Sería un pequeño mosquito el que entraría
según algunas versiones en el cerebro de Nimrod y lo volverían
loco. Desde luego y dicho esto yo ya no acertaría a decir que Nimrod
era el malo y Abraham el bueno.
Las
versiones más escuetas simplemente mencionan que Nimrod y Abraham
tuvieron una simple discusión y no pasó nada más allá de eso. Y
por último la historia que se nos cuenta desde el Islam guarda
parecido con la hebrea, pero dista mucho de ella. Acaeció que
Ibrahim (Abraham) discutió con Nimrod, diciéndole que solo Allah
podía dar o quitar la vida. Nimrod respondió haciendo llamar a un
par de reos condenados, dejando ir libre a uno y matando a otro para
demostrar que él también podía decidir sobre la vida y
la muerte. Entonces Ibrahim le
dice que es Allah el que hace que el Sol salga por el Este y
le pide a Nimrod que lo haga salir por el Oeste. Nimrod entonces
queda perplejo y se enfada, mandándolo
al exilio. Ni en la Biblia
ni en el Corán se menciona el nombre de Nimrod en este contexto,
pero puede asumirse que la idea que subyace en este relato es
la del enfrentamiento con Nimrod.
A todos
los efectos, el enfrentamiento entre Nimrod/Ninurta y no Abraham,
sino Yahveh -o mejor dicho y como su verdadero nombre indica YHVH-,
sería la causa de la confusión de las lenguas por lo sucedido con
la Torre de Babel. Quizá, haciendo una aportación muy personal,
toda esta historia sea la representación de la ayuda de Ninurta a la
Humanidad para alcanzar o entregarles algo, algo que Yahveh no quería
que la Humanidad obtuviese. Ninurta tendría en este sentido un poco
de Prometeo pues favorecería a la Humanidad y se enfrentaría
a los Dioses, en este caso Dios. Esto sin embargo deja a la Humanidad
en un segundo plano, pues Ninurta es también un Dios, de modo que el
enfrentamiento entre ambos relegaría a la Humanidad en el mejor de
los casos a una posición de espectador que no interviene. Viendo el
resultado parece que Yahveh terminaría imponiéndose. O quizá no, y
el desenlace haya tenido consecuencias que aun no se han podido
comprender o percibir.
Hay
quienes identifican a Nimrod con Zaratustra/Zoroastro,
y es algo que también tiene mucho sentido, pues en otra versión de
la discusión con Abraham el elemento más importante es el Fuego,
adorado por Nimrod y al que decide lanzar a Abraham. Esta importancia
del fuego puede implicar una conexión de Abraham y Nimrod con la
figura de Zaratustra según algunos autores. Pero aquí la situación
es algo distinta. En el Zoroastrismo, se nos cuenta que Zaratustra
sobrevivió a las llamas milagrosamente y emergió de entre ellas
indemne. Si bien Nimrod representaría al Zoroastrismo (Fuego,
Politeísmo/Idolatría) el que haría el papel de Zaratustra sería
Abraham, cuya historia recuerda mucho a la del profeta zoroástrico.
Ambos salen indemnes del fuego, nacen de padres paganos, se
encuentran con un rey malvado... Demasiadas similitudes, ¿no?
Volvamos
ahora un momento a la cuestión del Diluvio Universal y de la Torre
de Babel. Ambas historias están estrechamente unidas, pero hay otros
detalles importantes que se deben señalar. Uno de estos detalles es
que estos mitos y leyendas no son exclusivos de las Religiones
Abrahámicas. De Facto, la primera referencia al Diluvio Universal la
encontramos en Mesopotamia, como todo. Hay hasta tres versiones,
tres. La primera de ellas es, como quizá alguien ya se haya olido,
en la Epopeya de Gilgamesh,
la segunda es la de
Ziususdra y la
tercera la de Atra-Hasis
o Atrahasis. Yo en lo personal destacaría la de la Epopeya de
Gilgamesh, que es un libro clave para entender toda la Historia de la
Humanidad y lo que rodea a la misma.
Según
la Epopeya de Gilgamesh, Enki le encarga a Utnapishtim
que abandone todas sus posesiones terrenales, construya un arca y en
ella introduzca a su familia, animales recién nacidos y provisiones,
pues habría una inundación que acabaría con todo en la Tierra,
exceptuando lo que hubiese en el arca. Más claro, el agua, y nunca
mejor dicho. El plagio que hace la Historia de Noé a
la Epopeya de Gilgamesh es evidente.
Sobre
la Torre de Babel encontramos incluso más paralelismos en otras
regiones, culturas y religiones del mundo. Pero vamos, que por
supuesto también la encontramos en Mesopotamia, faltaría más. El
equivalente de la Torre de Babel en Mesopotamia lo encontramos en la
historia de Enmerkar y el Señor de Aratta.
Sí, no importa lo que se
diga, todo
suena
siempre mejor
en Sumerio.
Aquí
lo que sucede es que Enmerkar,
elegido por la Diosa Inanna,
le pide a esta ayuda para conquistar Aratta (Actualmente en la zona
de Irán). La Diosa, ni corta ni perezosa, le aconseja enviar un
mensajero al Señor de Aratta. Enmerkar sigue las indicaciones de la
Diosa y manda a un mensajero con las correspondientes amenazas al
Señor de Aratta. La amenaza es, básicamente, la dispersión de la
unidad lingüística por parte de Enki.
El propio texto indica que antes de los acontecimientos, toda la
Humanidad rezaba a Enlil
en la misma lengua, pero por culpa de los príncipes y señores
ambiciosos, Enki confundió las
lenguas. El texto tiene muchas lagunas a partir de aquí, pero todo
parece indicar que efectivamente al final Enki decidió confundir las
lenguas por algún motivo. El
parecido con la Historia de Babel es innegable.
Pero
no se queda ahí la cuestión. La Historia de Babel tiene
paralelismos también con mitos de África y América cuando
supuestamente no ha podido haber contacto entre estas civilizaciones.
No me pararé a explicarlos
porque me estoy extendiendo demasiado, pero los pondré en la
bibliografía por si alguien quiere profundizar, cosa que de paso
recomiendo siempre que hagan.
Entonces,
respecto a aquello de “¿Ha habido alguna influencia externa en la
evolución de la Comunicación en la Humanidad?” podríamos decir
que sí. Y es un sí rotundo por varios motivos. El primero es que
irremediablemente el entorno y el medio influyen en el lenguaje,
puesto que el lenguaje en sí es una respuesta a lo externo. El
segundo es que también han influido las invenciones que se hacen en
cada región, haciendo que obligatoriamente sean necesarias nuevas
palabras que no aparecían en los ancestros de la lengua de turno.
Esto es notable en el Griego o el Latín, ya que la Civilización
Grecorromana es una de las que más patentes han generado de la
historia, y por supuesto en el Egipcio y el Sumerio, sobre todo en
este último, ya que ahí es donde comenzó a originarse todo. Por
último y no menos importante, puede decirse que entidades externas
han influido en el lenguaje. Sí, es un punto discutible, pero es
innegable llegados a este punto que, obligatoriamente, ha tenido que
haber algún tipo de injerencia en nuestro lenguaje para que se
divida tanto. Nuestras lenguas se han dividido muchísimo
y es probable que estas
historias, interpretativas o
no, deben tener un fondo de
verdad, y puede que tengan
algo que ver en el asunto.
Ya
sean de corte místico, divino o incluso extraterrestre, no se puede
descartar bajo ningún
concepto que haya habido
influencias en las lenguas que sean ajenas a lo humano y terrestre.
Desde mi perspectiva es de
hecho lo más probable. No existen las casualidades, y en caso de
haberlas, como siempre he dicho, no hay casualidad sin
causalidad.
El
mito de la Torre de Babel y el Gran Diluvio aparecen demasiadas veces
y en regiones muy separadas como para haber llegado solamente por
Difusionismo. Las referencias a un único Idioma
Trascendente son muchas y
aparecen en muchas religiones y mitologías, así como las
referencias a la Unidad Lingüistica de la Humanidad
en su origen. Estos factores
son, como mínimo, algo a tener en cuenta. La división de las
lenguas y la presencia de lenguajes aislados da incluso más fuerza a
la teoría de la influencia externa en la evolución de la
comunicación, pues explicaría el origen filogenético incierto de
lenguas como las ya mencionadas como el Sumerio o el Elamita, y el
Euskera, el Japónico, el Coreánico, el Tartésico, el Griego, el
Etrusco, el Armenio, el
Albano o el Ainu.
La
solución que se suele emplear con este tipo de lenguas es
reclasificarlos en familias más pequeñas, como pasa con el Japonés
y su ancestro el Japónico o el Coreano y su ancestro Coreánico.
Pero yo prefiero, como de costumbre, ir más allá y no conformarme
con una explicación tan vacía.
Ojo a lo que se viene aquí. Dije que explicaría todas las lenguas
posibles y eso voy a hacer. Para ello, voy a hacer unas cuantas
divisiones en grupos. Por un lado tendríamos al extinto Tartésico,
el Etrusco y el Euskera. Por otro el Griego, el Armenio y el Albano.
El más llamativo -al menos para mi- sería el del Sumerio y el
Elamita. Y por último un último grupo con el Ainu, el Coreánico y
el Japónico.
Empezando
por el que más referencias tiene
como grupo, el grupo
Ainu-Nipo-Coreánico. Sería como dije mucho
antes y dejé en el aire, una especie de Indoeuropeo pero en Extremo
Oriente. Se le suele relacionar con la Familia Altaica, aunque esto
es objeto de debate. Bueno,
para empezar se puede decir que cierto es que existen bastantes
parecidos entre el Ainu, el Japonés y el Coreano. Entre el Ainu y el
Japonés se entiende por el contacto histórico entre los
Ainuparlantes y los nipones, aunque en origen no existía demasiada
relación como tal entre ambas lenguas. Entre el Japonés y el
Coreano por otro lado vemos también bastantes parecidos. Pongamos
unos ejemplos, que sé que son lo que da fe de lo que digo.
La
palabra “Nosotros”
se dice “Uri” en Coreano y “Ore” en Japonés. “Sol”
es “Hae” en Coreano y “Hi” en Japonés. Ojo,
estas palabras también significan “Año” y “Día”
respectivamente en sus correspondientes
lenguas. “Oso”
es “Gom” en Coreano y “Kuma” en Japonés. Estoy tomando como
referencia a Alexander Takenobu Francis-Ratte y su reciente trabajo
de hace apenas dos años sobre un posible origen en común del
Japonés y el Coreano. Es un chaval muy joven, pero sabe de lo que
habla y le voy a dar el voto de confianza; yo también lo soy y aquí
os estoy soltando todo esto.
La
Hipótesis Altaica por otro lado sufre mucho descrédito, pero cuando
pasa eso no puedo evitar al menos echarle un vistazo a
la situación. Cuando se le hace descrédito a alguna teoría o
hipótesis es por algo. Sin ir muy lejos ni profundizar mucho, he
encontrado algunos ejemplos propuestos por Starostin entre otros. El
que más me llama
y que menos ha cambiado hasta la actualidad es “Pecho”.
La palabra de por sí ya es curiosa, pero su conservación y
evolución lo es aún más. Las reconstrucciones indican que en
Altaico sería “Kokhe”, sus
derivados serían el término Túrquico “Kokyr”, en Mongólico
encontraríamos “Koko-n”, en las lenguas tunguses “Kuku-n”,
en Proto-Coreánico “Kokajni” y en Proto-Japónico “Kekere”.
Por la reciente influencia cultural oriental, quizá algunos sepan
que “Kekere” deriva al actual japonés en “Kokoro”, cuyo
significado es “Corazón”, aunque puede aparecer como nombre
propio de mujer. En Coreano el significado sin embargo sería
“Núcleo” o “Médula”. Por supuesto no es ni el único ni el
más claro ejemplo de la viabilidad de la Hipótesis Altaica, pero sí
el que más me ha llamado la atención. Por
cierto, en Indoeuropeo “Corazón” sería “Ker”. Saquen sus
propias conclusiones.
Obviando
ya la cuestión de la escritura, que tanto en Japón como en Corea
proviene del Sistema Chino y no merece la pena contar como parecido
entre ambas lenguas, hay algo más que favorecería los parecidos
entre las lenguas Coreana y Japonesa. Hablo ni más ni menos que de
la Demografía y los movimientos demográficos que hubo en la
Prehistoria y sobre todo el Neolítico en aquella zona. El más
significativo fue la inmigración hacia el Archipiélago Japonés de
un número importante de gentes coreanas a Japón al final del
Periodo Jomon*, que supuso la llegada -entre otras cosas- del
las técnicas de tratado de la cerámica y la escritura. Al
importar estas cosas y otras tantas, es de esperar que el lenguaje
también se viese afectado un mínimo.
*Nota:
Período comprendido entre el 13000 A.C. y el 1000 A.C.
aproximadamente.
Pero la
influencia continuó en los períodos posteriores. Se dice que en la
época de los Tres Reinos de Corea se produjo un importante influjo
de Corea en Japón mediante las migraciones provenientes de Goguryeo,
Baekje y Silla (Id est, los Tres Reinos). Sería en esta época,
equivalente a los períodos Yayoi y Kofun en Japón cunado se
introduciría el Budismo en el archipiélago nipón, así como el
sistema chino de escritura de forma definitiva.
Resumiendo,
sí, Japón y Corea tienen una relación estrecha, entre sí y con
China. Pero tranquilos, no he olvidado la cuestión del Ainu. Lo
curioso del Ainu es que se diferencia bastante de los idiomas que le
rodean, pero por lo general suele o bien se le considera lenguaje
aislado o bien suele ir en el grupo que antes comenté, el
Ainu-Nipo-Coreano. No se explica definidamente como surge una
diferenciación tan “grande” entre estas lenguas, que si bien han
tenido muchísimo contacto por pura lógica geográfica, no tienen un
pasado claro. Como dije antes solo algunas variantes de la Hipótesis
Altaica dan algunas explicaciones a esto, pero ninguna tiene fuerza
para imponerse a la duda. Esto por otro lado tampoco quita que
existan parecidos y elementos comunes en estas lenguas, lo cual aviva
el debate al respecto de su posible origen común. Sea como sea, que
cada cual saque sus propias conclusiones, pues no son pocas las
opciones.
Un
detalle reseñable, ya que estamos también buscando relaciones
lingüísticas, antropológicas y religiosas entre pueblos,
civilizaciones y gentes de todo el mundo, es que en la Mitología
Coreana también existe un Diluvio Universal en la historia de Namu
Doryeong.
No
se tienen muchos datos respecto al origen de esta historia, pero nos
cuenta que un muchacho hijo
de un espíritu guardián de un árbol. Este muchacho
se
llamaba Namu Doryeong, y sobrevivió a una enorme inundación subido
al árbol. Pero no solo esto, también salvó a todos los animales
del bosque y a un joven humano también. La similitud con la historia
del Arca de Noé es indiscutible. En
fin, ahí queda eso.
El
segundo grupo de tres que he organizado estaría compuesto por el
Tartésico, el Euskera y el Etrusco. Aquí las cosas se ponen más
interesantes si cabe. En realidad debería incluirse aquí al idioma
Ibérico y el Paleosardo
por distribución geográfica,
pero no tienen la misma erótica que las otras tres lenguas.
Entre
sí estas lenguas tienen pocos o nulos parecidos. Lo que me parece
curioso es que existe un posible origen común que en un momento dado
podría encontrarse en la arqueología. Pero
antes de entrar en eso haré un breve resumen de cada una.
El
Tartésico es la lengua que se hablaba en la antigua civilización de
Tartessos. Es una de
las pocas lenguas en el mundo que quedan por descifrar o están en
proceso de descifrarse. Debido a esto es una lengua sin clasificar.
Hay quién le ve relaciones con el Celta
tomando como referencia los nombres de los reyes tartésicos, que
parecen tener algún tipo de relación con dicha lengua, pero no hay
aún un argumento de peso para respaldar eso. Poco se sabe acerca de
la Civilización Tartésica y sus orígenes y menos aún de la lengua
que en su zona geográfica se hablaba, pero lo que parece claro es
que no guarda ninguna relación con el idioma Indoeuropeo y que por
otro lado fonéticamente se asemeja más al Euskera
o al Celta.
El
Euskera es otro lenguaje que se considera aislado. Sorprendentemente
está muy bien conservado, pues en la actualidad cuenta con un número
considerable de hablantes, pero su origen no está para nada claro.
Se sabe que su ancestro es el Proto-Vasco y por ello que su lengua
hermana sería el Aquitano, también proveniente del Proto-Vasco pero
ya extinto. Su extensión abarcaba en un principio partes del Norte
de España y del Sur de Francia, región por la que también
encontraríamos
el Aquitano. Actualmente su distribución es similar, aunque menos
local.
El
último caso que encontramos por este lado de Europa es el del
Etrusco. Al contrario de lo que sucede con el Tartésico, el Etrusco
es un idioma del que se sabe muchísimo dentro de lo que cabe. Para
empezar se sabe que influyó en el Latín,
que su alfabeto derivaba del Alfabeto Griego
y que su extensión geográfica era considerable, siendo común en
muchas partes de la Península Itálica. Lo que no se sabe es su
origen. Hay quien lo compara con el Hebreo, mientras que otros hablan
de orígenes Urálicos o Altaicos, como también pasa a veces con el
Euskera. Otros señalan que tiene alguna relación con el Indoeuropeo
más antiguo y otros lo relacionan con el caucásico del norte.
Cualquiera de los opciones puede ser válida, pero lo más normal es
que se asocie este idioma con la Familia Tirsénica, que también
incluiría idiomas que geográficamente se encontrarían junto al
Etrusco. Aunque ni siquiera eso puede confirmarse cierto es que el
Rético es un idioma
con el que guarda ciertos parecidos.
La
hipótesis que tengo respecto a este grupo de idiomas es que su
ancestro pueda encontrarse en lenguas aún no descubiertas.
Tartésico, Etrusco y Euskera podrían tener sus antecesores en
civilizaciones perdidas que aún no se han descubierto. La Atlántida,
uno de los grandes misterios del mundo antiguo podría, en caso de
ser real y tener fondo histórico, tener consigo la explicación a
esto. Sí, sé que muchos pensarán que la Atlántida en sí es un
mito, una leyenda, algo directamente ficticio y falso, pero la
posibilidad de que sea real aún existe y no se ha descartado, de
modo que . Según lo que se nos cuenta de ella, la civilización
atlante controlaba
la Europa Occidental y el Norte de África y rivalizaba con Atenas.
El hecho de que el Etrusco use el alfabeto griego como referencia
para el suyo y que el Tartésico y el Euskera permanezcan sin
clasificar debidamente me sugiere que quizá el idioma que se hablase
en la Civilización Atlante,
llamémoslo de esa misma forma, Atlante,
podría ser el ancestro de este grupo de idiomas y no solo de este,
sino que también sería ancestro del siguiente grupo, que
correspondería a los Balcanes, pero vamos por partes. Por extensión
geográfica de la Civilización Atlante lo que propongo tiene
sentido, por lo que es algo que se podría considerar como posible. Y
sí, soy de los que consideran que la Atlántida o, mínimo algo
similar, debió existir en la Antigüedad.
El
siguiente grupo, compuesto por el Griego, el Armenio y el Albano, es
claramente Indoeuropeo. No me voy a extender mucho en este caso
porque las tres lenguas -pese a ser antiquísimas- se conservan hoy
en día y gozan de una muy buena salud, pero sí que es necesario dar
alguna explicación sobre por qué los he puesto aparte aun siendo
evidente su origen Indoeuropeo.
La
razón por la que los he separado no es otra que su peculiaridad, que
hace que sean aislados dentro de la Familia Indoeuropea y no formen
parte de ninguna rama establecida.
De
entre los tres el que más destaca y del que más se sabe es el
Griego. Su ancestro más antiguo es el Helénico, cuya extensión
geográfica sería la de las actuales Grecia y Macedonia. A veces se
considera que el Helénico constituye una rama del indoeuropeo en sí
que incluiría al Armenio, el Albano, el Macedonio y el Frigio
(Siendo por tanto la rama compuesta Greco-Frigia), pero en otros
casos se señala que el Helénico es únicamente el Griego. Sea como
fuere, el Griego es una lengua única y una de las que más ha
aportado al mundo, pero también una cuya clasificación presenta una
problemática. Lo más común es concluir que el Helénico sería
ancestro del Griego y todas sus variantes y del Macedonio. Esto es
algo lógico, pues el parecido entre esas lenguas es notable.
El
Armenio y el Albano son casos aún más aislados, lo cual hace que su
clasificación los deje como descendientes del Indoeuropeo, pero
completamente aislados del resto de lenguas. Es lo mismo que pasaba
con el Griego, solo que en un ámbito más localizado y menos
estudiado.
Con
este grupo podría pasar algo similar a lo que sucede con el del
Etrusco, el Euskera y el Tartésico. Si bien está claro que tanto el
Griego como el Albano y el Armenio son de origen Indoeuropeo no es
descartable un influjo del presunto Idioma Atlante en estos. Todos
estos serían idiomas coetáneas, por lo que pudo haber en un momento
dado una influencia entre sí. Por supuesto todo esto son
suposiciones y teorías, yo solo expongo la posibilidad, pero no
afirmo que así sea.
La
cuestión del griego es interesante también porque su ramificación
fue bastante amplia. Encontraríamos en la Antigüedad el Griego
Homérico o Épico, usado por Homero en la Ilíada y la
Odisea, el Dórico
hablado en el Noroeste, el
Eólico y el Aqueo.
Sin lugar a dudas fue una lengua muy compleja y con una inmensa
variedad.
Por
último encontramos el grupo más interesante a mi juicio, compuesto
solo por dos idiomas, el del Sumerio y el Elamita. No es ningún
secreto que la Antigüedad en Próximo Oriente es uno de mis temas de
estudio preferidos con diferencia. Claramente mis civilizaciones y
culturas favoritas fueron la Griega y la Romana, pero fuera de estas
las que más llamativas me resultan en la Historia Antigua son la
Sumeria y por contacto la Elamita. La época en la que se sitúan,
hace ya más de 5000 años, fue el origen de lo que conocemos como
civilización. Allí empezó la Historia y todo lo que vendría
después. El lenguaje usado es por tanto muy importante.
En este contexto encontramos el lenguaje Sumerio. Los intentos de clasificarlo han sido muchos y variados. Se le ha situado a veces en la familia Dené-Caucásica, otras veces en la Sino-Tibetana, alguna que otra en las lenguas Kartvelianas e incluso se le sitúa dentro de las familias Urálicas y Dravídicas. En cualquier caso no hay ninguna de las versiones que parezca ser determinante.
El
caso del Elamita es
aún más oscuro. Se sabe incluso menos de esta lengua que del
sumerio. Su antigüedad debe ser similar a la del Sumerio y de hecho
el sistema de escritura que usa es el que usaba el Sumerio, pero como
idiomas no tienen demasiado que ver entre sí a pesar de la cercanía.
Mi
teoría respecto a estas lenguas es que debió haber de forma forzada
una influencia externa en ellas. No es ninguna rareza, hablamos de
Sumeria, una de las civilizaciones históricas que más ríos de
tinta ha hecho correr en las temáticas de la teología, la
conspiración, la mística, la literatura, la historia, la ciencia y
un largo etcétera.
Esta
influencia externa pudo ser religiosa, como en el caso del Sánscrito,
que pese a estar encuadrado en el Indoeuropeo en la rama de la
Familia Indoaria, tiene un origen muy especial, pues presuntamente es
una lengua legada por el Dios Brahma. El Sánscrito sería la lengua
por ende hablada por los Dioses dentro del Hinduismo. Las relaciones
lingüísticas del Sánscrito las encontramos en el Avéstico,
el Latín, el Griego y el Hitita, lenguas Indoeuropeas todas
ellas. La cuestión del Sánscrito y el Avéstico, Lenguas Arias
de la Rama Indoirania parece distante al caso del Griego, pero
en realidad existen muchos parecidos con las lenguas grecolatinas,
pero sobre todo con las griegas, que datan de una fecha similar al
Sánscrito. Estas lenguas surgirían en torno al Segundo Milenio
antes de nuestra era y tendrían, aproximadamente, 3500 años. El
número sin embargo palidece ante la antigüedad del Sumerio o el
Elamita, cuyas referencias más antiguas son de hace 5000 años como
decía antes. Eso sí, el caso es similar con la salvedad de que el
Sumerio y el Elamita no están encuadrados en ninguna familia y
Sánscrito y Avéstico sí.
Es por
eso que considero que el Sumerio debió ser influido de alguna forma
por algo externo al propio pueblo sumerio. Lo mismo con el Elamita.
Lo cierto es que tanto es así que encontramos el principio de la
historia de la Torre de Babel aquí, permítanme explicarles.
Ya
conocemos la Historia de Babel pero no cual es su fondo de realidad;
pues bien, en efecto existe un trasfondo histórico y una Torre de
Babel histórica. Se trata, según estudios más modernos y
recientes, del Zigurat de Etemenanki.
Este Zigurat medía según la Arqueología más de 90 metros y
dataría según se dice de una época anterior a la de Hammurabi.
Otras teorías afirman que fue construido en torno al
Siglo XVI antes de nuestra era. Esto
se traduce en una antigüedad de mínimo 3500
años y hasta un máximo de
más de 4000 años. Pensadlo, una estructura de 91 metros de altura y
de las características de aquel Zigurat en aquella época es poco
menos que una proeza. A los Zigurats de Mesopotamia solo les igualan
las Pirámides de Egipto, las obras de ingeniería y arquitectura más
impresionantes y duraderas de todos los Tiempos. Podría dedicar mi
vida entera a hablarles de Pirámides y Zigurats entre otras cosas de
la Arquitectura -una de mis pasiones- pero no es lo que nos atiende
en este momento, así que prosigo con la cuestión de Etemenanki en
concreto.
![]() |
“La Torre de Babel”, por Abel Grimmer. Etemenanki debió ser sin lugar a dudas una edificación sin parangón en todo el mundo. |
Vamos
a empezar por el nombre del Zigurat. E-Temen-An-Ki... Sí,
efectivamente, así es.
Etemenanki significa “El
Templo de la Fundación del Cielo y la Tierra”.
La economía lingüística del Sumerio es impresionante eh, en un
solo nombre consiguen incluir 10 palabras en castellano. Lo curioso
del nombre es que indica la posibilidad, que más que posibilidad es
un hecho, de que el Zigurat tuviese alguna relación con An
y Ki, el Dios del Cielo y la
Diosa de la Tierra del Panteón Sumerio. Lo que sí es generalmente
asumido es que el Templo estaba dedicado a Marduk
en la época babilonia.
Marduk es, de todos modos,
el hijo de Enki y
sucesor de An, de modo que tiene sentido relacionar el templo con él.
Las
leyendas y la arqueología coinciden en que esta es la Torre de Babel
histórica. Interesante, ¿no?. Fue esta edificación según la
tradición mítica lo que supuso la confusión de las lenguas y la
división de la humanidad. La religión en la antigüedad siempre
será un asunto fascinante y que les recomiendo analizar
encarecidamente. Desde mi punto de vista puede establecerse incluso
una relación entre los lenguajes aislados o con peculiaridades y las
Religiones Politeístas, ya
que estos idiomas se presentan a menudo en civilizaciones y pueblos
con una religión de esas características. Desde
luego es curioso, pero yo lo
dejaré
ahí por ahora.
Por
último me gustaría hablar una última vez del Indoeuropeo. Mucho me
he referido a ella en lo que llevo escrito, pero cabe señalar que la
influencia externa en el Indoeuropeo también es posible. Este
lenguaje sería el de los antiguos Arios e Hiperbóreos y se ha
extendido como familia por todo el mundo y por todas las regiones. En
principio la Familia Indoeuropea ya tenía una extensión
considerable con todas sus ramas e idiomas derivados. Pero es la
Historia la que ha hecho que la Lengua Indoeuropea sea a día de hoy
la más hablada y extendida del mundo. Casi la mitad de la población
mundial habla algún lenguaje proveniente del Indoeuropeo. Las
razones por las que se ha extendido tanto son demográficas
principalmente, pero también de carácter cultural. Otro factor muy
influyente ha sido la colonización por parte de Europa del resto del
mundo en los siglos más recientes, que han hecho que Inglés,
Francés, Español, Italiano y Alemán se hayan extendido
considerablemente por el mundo. Pero su origen, que ya hemos
relacionado con el Proto-Indoeuropeo, el Nostrático y en última
instancia el Proto-Sapiens, pero profundizando más vemos un origen
que también ha podido recibir algún tipo de influjo de los
presuntos pueblos Arios e Hiperbóreos. Por supuesto la extensión
del Indoeuropeo sería más grande incluso en sus primeros días y
por tanto no sería una cuestión etnocéntrica como aseguran quienes
dotan a los arios e hiperbóreos de esa aura de superioridad absurda
y carente de sentido. Lo que debe considerarse es el influjo de estos
en el Indoeuropeo, no que ellos fuesen los únicos indoeuropeos ni
los más relevantes dentro de estos pueblos. Yo expongo los datos,
teorías y posibilidades para invitar a la reflexión y el debate,
pero son ustedes los que deben sacar sus conclusiones y discernir. A
mi juicio, las influencias externas en todas las lenguas que he
mencionado son reales, pero no lo diré como si fuese una verdad
absoluta.
Con
esto ya estaría resuelto el asunto de los idiomas aislados o que
presentan peculiaridades y por tanto mi periplo lingüístico. Y
pensar que todo empezó por algo tan simple como el número 2. Quizá
nunca fue algo tan simple. Puede que solo hayan hecho que lo parezca
y que la mente humana, ahora completamente capada y sometida a la
mediocridad, no se pare nunca a pensar incluso en aquello que parece
más simple y realmente no lo es.
Maestro
Preliatore me insistía mucho en que a veces pensar en aquello que
nadie piensa es lo mejor para alcanzar el conocimiento. No podía
estar servidor más acertado. Sí, muchos pueden pensar que es raro o
incluso de locos que una persona se influya a sí misma, pero es algo
que como ya he dicho en alguna ocasión hago inconscientemente. Yo
soy Maestro Preliatore, de modo que el proceso de autodidacta que
puede decirse que sigo es sublime. Esta es la prueba de ello. Una
madrugada de buenas a primeras, estando con un amigo en un parque de
mi pueblo me vino a la mente una duda tan aparentemente ridícula
como “¿Por qué el número Dos se llama Dos?”. Ante las
infructuosas respuestas que tanto yo como él dimos, decidí
investigarlo y en este largo viaje he aprendido muchísimo sobre las
lenguas de la tierra, sobre la Humanidad en sí y sobre sus culturas
y mitos en todo el mundo, cosa que me ha servido para encontrar
elementos comunes y curiosos en muchas de ellas. Por supuesto muchas
cosas de las que aquí he escrito ya las sabía de antes, pero
también he aprendido muchísimo con todo esto.
Como
conclusión y a modo de reflexión. Desde un principio siempre he
pensado que toda la Humanidad debió hablar en un principio una sola
lengua. Para que uno entienda la importancia del lenguaje debe pensar
en lo importante que es cada día el poder decir algo a alguien y que
esa persona te entienda, por poner un ejemplo. También es un
elemento de cohesión o división, un idioma puede ser tan vital que
puede definir los limites de una nación, la frontera entre un país
y otro o ser el principal elemento de cohesión de todo un pueblo.
Gracias al lenguaje una persona puede comunicarse y sobrevivir en un
determinado medio. El aprender un lenguaje puede ser lo que ayude a
una persona a sobrevivir en un lugar desconocido. Tan importante es
la comunicación que sin ella, el Ser Humano no sería lo que es hoy
y probablemente todo el progreso de la Humanidad se habría truncado
en algún punto. ¿Quién sabe lo que habría sucedido en ese
escenario? Posiblemente, el mundo sería un lugar mejor o peor,
depende de como usted quiera verlo, pues comprendo todo tipo de
perspectiva.
Pero
dadle la vuelta a eso, ¿qué pasaría si toda la humanidad hubiese
tenido una sola lengua hasta nuestros días? Si la lengua es un
elemento que puede unir y dividir, en ese escenario la humanidad no
se habría dividido (al menos lingüísticamente) y el entendimiento
entre todos los pueblos del mundo habría sido total. Se habrían
evitado muchos conflictos, se habría establecido una colaboración
tremenda entre pueblos y gentes e incluso es probable que se habrían
producido los avances a una velocidad muy superior de la que
conocemos. Esto habría supuesto un progreso increíble. Imaginad que
desde hace 10000 años hasta nuestros días no hubiese existido la
barrera del lenguaje en todos y cada uno de los mortales que pueblan
este mundo. Las relaciones internacionales, las interpersonales,
todas las ciencias sociales e incluso las culturas de todo el mundo
habrían evolucionado de forma distinta. Pero lo más relevante sería
el progreso y la velocidad a la que este se habría producido. Los
mitos nos cuentan que la Humanidad Unida quiso desafiar a Dios
erigiendo una torre tan alta que pudiese alcanzar los cielos.
Interpretad esto de la siguiente forma: La Humanidad unida bajo un
solo idioma quizá podría haber alcanzado unas cotas de progreso tan
elevadas que nuestro mundo nada tendría que ver con el de hoy. En
este sentido, la división de los lenguajes podría verse como algo
negativo. Pero aun queda un escenario posible.
El
último escenario que se me viene a la mente es más catastrofista
pero atendiendo a la Evolución reciente del Hombre es también una
posibilidad. Aún habiendo unidad lingüística y un progreso
inimaginable, este progreso no tiene por qué ser para bien. Si bien
en el escenario anterior asumo que el progreso sería para bien y que
el número de conflictos en la humanidad habría sido mucho menor, en
este nos encontramos con lo contrario, una conflictividad no alta
pero sí importante y un progreso que en lugar de llevar al Ser
Humano hacia un brillante futuro lo acabaría llevando a su propio
final o peor aún, el final de todo aquello que estuviese en su
camino, incluyendo así a la propia humanidad y a la propia Tierra, y
a todo lo que este progreso -enfocado hacia la destrucción y la
aniquilación- llegase a alcanzar. En este caso podríamos ver la
división de las lenguas como algo netamente positivo y, como dicen
algunas interpretaciones de las Sagradas Escrituras, como una prueba
que la humanidad debe superar para dejar atrás las barreras del
odio, el conflicto y el caos a las que tanto Tiempo lleva
enfrentándose.
Como es
natural todo esto son escenarios hipotéticos que me han venido a la
mente bajo el supuesto de la Unidad Lingüística de todos los
mortales que habitan este mundo. Puede que ustedes tengan algunos y
que sean igualmente muy interesantes, cosa que me resultaría
gratificante pues eso quiere decir que todo esto les ha hecho pensar.
Las posibilidades son infinitas, pero hasta que no llegue una nueva
Unidad Lingüística -cosa que cada vez está más lejos a mi juicio-
no dejarán de ser solo eso, posibilidades. No por ello uno debe
dejar de pensar sobre el tema, pues quién sabe si algún día habrá
alguna forma de comprobar como sería un mundo de esas
características.
Aclararé
por última vez que muchas de las referencias que he empleado son
hipótesis, teorías y posibilidades varias. Puedo parecer pesado con
esto, pero es de vital importancia remarcarlo. Por supuesto añadiré
todo lo necesario para profundizar en la bibliografía para que vean
ustedes que no me invento nada y que toda aportación personal tiene
sus bases, aunque haya mucho del contenido que sea íntegramente mío
y no haya citado a nadie literalmente en todo lo que llevo redactado.
Me he
visto tentado muchas veces a cambiar el nombre del texto y al final
ha quedado el que vemos al principio, pero su titulo original era “De
Rerum Numericæ”. Curiosamente centrándose el titulo en los
números y numerales, que es lo que me trajo aquí, y no en las
palabras que es lo que me ha terminado sacando del entuerto.
Finalmente conservaré el titulo “De Rerum Numericæ” en mi lista
oficial, mientras que la publicación final para el blog se acabará
llamando “De Rerum Linguæ”.
Para terminar citaré primero a la Biblia, que rezaba lo siguiente en
Juan 1:1 “En el Príncipio era el Verbo, y el Verbo era con
Dios, y el Verbo era Dios”. Piensen en ello. Y para
complementar a esa cita añadiré otra de Emil Cioran, que dejó para
el recuerdo una de las frases más memorables sobre el lenguaje de
cuantas tengo en mi mente. Decía el filósofo rumano que “Uno
no habita una nación. Uno habita un lenguaje. Esa es nuestra
verdadera nación, nuestra patria, y no otra”
Puede que, después de todo, Cioran estuviese en lo cierto.
Hasta la próxima, mortales.
Bibliografía
Que
más que Bibliografía son recomendaciones. Os
la voy a dividir, como suelo hacer, por secciones.
Sobre
Indoeuropeo y Proto-Indoeuropeo:
–“New
Comparative Grammar of Greek and Latin”
de Andrew Littleton Silher. Trabaja a
veces con las
reconstrucciones de numerales del Proto-Indoeuropeo. Se
centra, como indica el título, en Griego y Latín
–“Proto-Indoeuropean
Numerals” de
Jadranka Gvozdanovic. Se puede encontrar con facilidad por la red. Se
trata de un gran trabajo centrado en los numerales del
Proto-Indoeuropeo.
–“Archaeology
and Language: The Puzzle of Indo-European Origin” de
Colin Renfrew. El título lo dice todo. No
debería ser complicado encontrarlo.
–“The
Horse, the Wheel, and Language: How Bronze-Age Riders from the
Eurasian Steppes Shaped the Modern World”,
de David W. Anthony. Libro bastante bueno y conocido sobre el
Indoeuropeo. Muy completo y bien tratado.
–“Indo-European
Language and Culture: An Introduction”, de Benjamin W. Fortson.
Pues eso, una introducción al lenguajes y la cultura Indoeuropea.
Recomendable si quieres una visión más holística del pueblo
Indoeuropeo.
–“The Spread of
Indoeuropeans”, de Frederik Kortland. Bastante bueno para
centrarse en la división del Indoeuropeo.
–“Comparative
Indo-European Linguistics”, de Robert S.P. Beekes. Muy buena
comparativa de un autor acostumbrado a trabajar con la lengua y con
derivados como el Gatha-Avéstico.
–“A Compendium of the
Comparative Grammar of the Indo-European, Sanskrit, Greek and Latin
Languages”, de August Schleicher. Un trabajo más antiguo pero
igualmente muy bueno.
Sobre el Nostrático:
–“The
Nostratic Macrofamily: A Study in Distant Linguistic Relationship”,
por Allan R. Bomhard y John C. Kerns. Lectura básica y esencial si
quieres aprender sobre el Nostrático.
–“A
Comprehensive Introduction to Nostratic Comparative Linguistics: With
Special Reference to Indo-European”,
por Allan R. Bomhard. Estaba entre recomendar este o recomendar
“Indo-European
and the Nostratic Hypothesis”,
del mismo autor, pero finalmente he optado por el primero porque es
más reciente y por tanto está más actualizado. 2300 páginas en
cuatro excelentes volúmenes. Echadle huevos.
–“Recherches
sur le vocalisme, le consonantisme et la formation des racines en
«Nostratique»,
ancêtre de l'indo-européen et du chamito-sémitique”,
de Albert Cuny. Obra bastante completa que nos explica la relación
entre el Nostrático y sus derivados Indoeuropeo y Camito-Semítico.
–“The
Nostratic Macrofamily and Linguistic Paleontology”,
de
Aharon Dolgopovsky. Otro trabajo de bastante calidad. Muy
recomendable.
–“Nostratic
Dictionary”, también de Aharon Dolgopovsky. Sin duda una de
las obras más esenciales sobre Nostrático. Prácticamente
obligatorio para aprender sobre el Nostrático.
–"Before
Babel: Speculations on the Origins of Linguistic Diversity”,
de Colin Renfrew. Este y el siguiente trabajo de este autor que
citaré son también elementales en el estudio del Nostrático.
–“Nostratic:
Examining a Linguistic Macrofamily”,
de Colin Renfrew y Daniel Nettle. Lo dicho, muy recomendables.
–“Linguistic
Science in the Nineteenth Century: Methods and Results”,
por Holger Pedersen. La inclusión de esta obra, del padre del
nostrático, era obligada.
Sobre
el Proto-Sapiens, Proto-Mundo o Proto-Humano
–“L'unità
d'origine del linguaggio”,
de
Alfredo Trombetti. Con él y en esta obra se sentaron las bases de
todo lo relativo al Proto-Sapiens.
–“The
Origin of Language: Tracing the Evolution of the Mother Tongue”,
por Merritt Ruhlen. De aquí provienen muchas de las “etimologías
globales” identificadas y que os he expuesto antes.
–“Language
in the Americas”,
de Joseph H. Greenberg. Profundiza en las lenguas americanas y
sus relaciones.
–"Synchronic
and diachronic universals in phonology",
también
de Greenberg. Nos expone las universalidades que encuentra en la
fonología.
Sobre
la
Gramática Universal:
–“Aspects
of the Theory of Syntax”,
de
Noam Chomsky. Para ir empezando es necesario hacerlo por la sintaxis.
–“The
Atoms of Language: The Mind's Hidden Rules of Grammar”,
de Mark C. Baker. Interesante obra que nos cuenta como la mente tiene
unas reglas gramáticas predefinidas.
–“Summa
Grammatica”,
de Roger Bacon. Un Maestro y un genio como pocos. Sus obras de
gramática son de mis favoritas entre todas las que pongo.
–“Grammatica
Graeca”, también
de Roger Bacon. Una de las mejores obras medievales sobre Gramática
Griega. Es además muy fácil de localizar
–“Grammatica
Hebrea”,
de Roger Bacon. La última de Bacon, lo prometo. Al contrario de la
Griega necesitaréis mucha suerte para encontrarla.
Sobre
la Infinidad Digital:
–“Dialogo
sopra i due massimi sistemi del mondo”,
de Galileo Galilei. No se centra ni mucho menos en la Infinidad
Digital, pero sí que hace alguna referencia a ella.
–"Computing
Machinery and Intelligence",
de
Alan Turing. Publicado semanalmente, hace especial hincapié en esto.
En su momento le dedicaré un artículo en exclusiva.
–“The
Port-Royal Grammar”, de
Antoine Arnauld y Claude Lancelot. Una interesantísima obra con
algunas alusiones a este tema.
Sobre el Diluvio Universal y el Arca de Noé, así como sus
leyendas y mitos similares:
–La Sagrada Biblia. Génesis.
Desde 6:1 hasta 9:17. Narra los hechos antes, durante y después del
Gran Diluvio. Normalmente referida esta parte del Génesis como “La
Maldad de los Hombres”
–La Epopeya de Gilgamesh.
Lectura obligatoria. Personalmente uno de mis “must read” no solo
para este tema sino para todo. Si no lo has leído, ya estás
tardando en hacerlo.
–Épica de Ziusudra.
Sobre otra versión del Diluvio en Próximo Oriente.
–Épica de Atrahasis.
Una última versión del Diluvio de corte Mesopotámico.
–Leyenda de Phyrra y
Deucalión. Versión Griega del Diluvio.
–Gran Inundación de
Gun-Yu. A medio camino entre el mito y la historicidad. Versión
China del Diluvio.
–Leyenda de Shraddhadeva
Manu. Versión Hinduista del Diluvio.
–Mito de
Bergelmir. Versión de la mitología nórdica del Diluvio.
–Mito de Namu Doryeong.
Versión del Diluvio en la mitología coreana. Tanto este como
todos los anteriores son muy fáciles de localizar en internet. En su
momento hablaré de ellos en otro artículo.
Sobre la Torre de Babel:
–La Sagrada Biblia.
Génesis. Desde 11:1 hasta 11:9. Narra la historia de la Torre de
Babel.
–Enmerkar y el Señor de
Aratta. Versión mesopotámica de la Torre de Babel. Posiblemente
su origen verdadero.
Sobre Nimrod y Abraham:
–La Sagrada Biblia.
Génesis. Entre Génesis 10:8 y 10:12 se detalla quién era
Nimrod y la extensión de su reino.
–Midrash Rabbah. Escrito
hebreo que narra el encuentro entre Nimrod y Abraham
–El Noble Corán. Surat
Al-Baqqarah 2:258. Versión Islámica del encuentro entre
Abraham y Nimrod.
Sobre Altaico, Japonés,
Coreano y Ainu:
–“Proto-Korean-Japanese:
A New Reconstruction of the Common Origin of the Japanese and Korean
Languages”,
por
Alexander Takenobu Francis-Ratte. Es un chaval muy joven, pero ya lo
dije antes, le doy el voto de confianza, sabe de lo que habla.
–“The
Altaic Problem and the Origins of the Japanese Language”,
por
Sergei Starostin.
–“Japanese
and the Other Altaic Languages”,
por
Andrew Roy Miller.
–“A
History of the Korean Language”,
de
Ki-Moon Lee y S. Robert Ramsey
–“Languages
and History: Japanese, Korean and Altaic”,
de Andrew Roy Miller también.
–“The
Genetic Relationship of the Ainu Language”,
por
James Patrie.
–“Koreo-Japonica:
A Re-Evaluation of a Common Genetic Origin”,
por
Alexander Vovin.
Otras
recomendaciones:
–La
Ilíada y la Odisea. De
la mano de Homero, dos de las obras más notables de la Antigüedad
Clásica. Como pasa con la Epopeya de Gilgamesh, lectura obligada y
recomendación personal no solo para este tema, sino para una
tremenda variedad de cuestiones. Incluso en la lingüística aportan
mucho, ya que en su versión original y en griego nos muestran como
era dicha lengua en aquellos Tiempos.
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