¿Hacia dónde galopa vuestra mirada?
Tengo la costumbre de darme una auténtica paliza a pie de cuando en cuando. Es casi una tradición para mi. Una que me sirve para descansar la mente y revitalizar el espíritu. Tengo incluso cierta necesidad de hacerlo periódicamente a modo de liberación, cuando la ausencia de Luz Solar y las asfixiantes cuatro paredes que tienen por costumbre rodearnos a diario empiezan a convertirse en una suerte de prisión voluntaria.
Hoy ha sido uno de esos días. Si de mi dependiese le daría la vuelta al mundo, a las estrellas, a la Vía Láctea... a lo que sea necesario. No obstante supongo que debo respetar las normas y por ello no transgredo las Leyes del Universo por ahora. La cuestión es que en el rato que he invertido en el día de hoy no he podido parar de escuchar dos canciones de forma constante durante todo el paseo. Ambas de Miguel Bosé. Y como es costumbre en este blog -ya se habrán dado cuenta si ustedes son amantes de la música- las canciones y sus títulos son elementos fundamentales para dar nombre a entradas o encabezados de artículos. Las canciones en cuestión han sido Tictac y La Noche me gusta. Concretamente unas pocas líneas de estas canciones, que saco de su contexto original y las aplico al mío, son las que no han parado de sonar tanto en mis auriculares como en mi propia mente, incluso cuando escuchaba otras canciones.
Detrás de esto último hay una lógica. Estos ratos de paseo son extremadamente íntimos. Estoy en el mundo externo y en contacto con él, pero también estoy en Soledad. Una variante de Soledad que se disfruta en el silencio y la comunicación con los estímulos del exterior. Una puesta de Sol; el pasar de los vehículos por las carreteras; la gente yendo y viniendo, tan cerca pero tan lejos de mi mundo interno mientras este disfruta de los mensajes del exterior en exclusiva para él; y como no podía ser de otra manera el levísimo sonido de las manecillas y engranajes de mi reloj de bolsillo acompañándome en todo momento, recordándome el inexorable paso del Tiempo y marcando un ritmo que mis pasos siguen en distintos compases, pero siempre con ritmos definidos al son del paso de los segundos y de la música que escucho.
Teniendo esto en cuenta no es extraño que Tictac haya sido una canción recurrente en mis pensamientos. Y que La Noche me gusta, teniendo en cuenta que el atardecer estaba dando paso al crepúsculo, también haya protagonizado parte de mis ideas, sobre todo recalcando el diálogo que mi mente tenía con la puesta de Sol y el resto de mensajes del exterior.
Las líneas más recurrentes en mi mente de la primera de estas canciones decían así:
Y hacia la pena galopa tu mirada
Casi apagada tu Soledad Elegante
Y con el Tiempo acierto las palabras
Y pasa el Tiempo rodando por la calma
Por supuesto en mi cabeza, la segunda persona de las dos primeras líneas se sustituía por la primera. Mi mirada galopante hacia la pena y mi Soledad Elegante -siempre en mayúsculas- se apaga al mismo ritmo que lo hace el astro rey de mis queridos Dioses. No se piensen ustedes que por tener una mirada triste o propia de la pena sucede algo, hay quienes tenemos una mirada triste por defecto independientemente de las emociones o no-emociones que tengamos. Sin embargo, me pregunto hacia donde galopa vuestra mirada. Deberíais preguntaros más a menudo como os encontráis. Uno nunca se conoce lo suficiente a menos que tenga la Eternidad para hacerlo como yo claro. Respecto a las dos últimas líneas no hay nada nuevo, ya saben que para mi el Tiempo es el mayor de los Poderes.
En el segundo caso, las líneas en las que más he pensado decían lo siguiente:
De una Vida tan Libre
Que no entiendo donde quiere ir
Y unas alas tan tercas, tan audaces
Tan osadas, tan ligeras... ¡Y a volar!
Lo cierto es que mis paseos no suelen tener un rumbo fijo. Siempre tienden a hacer recorridos y circuitos similares, pero en todo caso siempre hay un hueco para explorar un nuevo rincón. Particularmente las dos últimas líneas son con las que más me identifico. Las Alas, descritas como valientes e imparables, son las que a mi me gustaría recuperar trascendiendo. Con ellas se logra un paso más hacia una Libertad más plena. Representan el potencial que muchos querrían tener. El de ser más libre. Volar, siempre más lejos y más alto, es un pensamiento recurrente hasta el punto de lo intrusivo en mi caso. Aunque etiquetarlo de intrusivo siempre tiene connotaciones negativas y no sería correcto, porque no hay nada de malo en ello. En cualquier caso, si ustedes escuchasen una playlist mía encontrarían más canciones con alusiones a esto. Sin ir más lejos Fly de Epik High -mi canción más escuchada- o Fly Away de Lenny Kravitz, a la cual se ha hecho tributo en las primeras líneas del segundo párrafo de esta entrada por cierto. A la primera de esas canciones le dedicaré una entrada seguramente.
Entre una cosa y otra, y observando en mi lugar de reflexión los últimos rayos de Sol a través de los mecanismos de mi reloj de bolsillo expuestos mediante su cristal no he podido evitar recordar, también, uno de los más significativos discursos en mi Historia, porque al final una cosa lleva a la otra. Aquel que Orvus da a su hijo reflexionando sobre el Tiempo y el Futuro. Yo, como es natural, lo adapto también a mi propia versión:
El Reloj, como el mismísimo Tiempo, es un Don con el que no hay que enredar. Pero como cualquiera que aprecie lo importante, mi único Deseo es sentirme realizado en la vida. Si el Reloj es demasiado pequeño para mis planes, entonces que el Cosmos ilumine mi camino hacia el Futuro que yo mismo haya diseñado, recordando siempre que el Universo tiene un increíble sentido del humor, el truco es aprender a encajar las bromas... jejeje.
Estoy seguro de que en otras entradas ya habré hecho alusión a estas líneas de una u otra manera. Pero toda alusión es poca cuando se trata de algunas de las más importantes y significativas líneas que he tenido la fortuna de apreciar.
Hasta aquí les hablo de esta fracción de mis pensamientos que me ha acompañado el día de hoy. Soy consciente de que Bosé no tenía en mente uno de mis paseos cuando habló de Soledad Elegante, pero puede hacerse un caso en el que estos paseos sean otra cara de ese concepto, concepto del que yo me he adueñado en cierto modo, pero nunca desposeyéndolo de su significado original, más bien haciendo una lectura diferente desde una perspectiva particular. Pero en cierto modo... ¿No está esta Soledad impregnada de cierta Elegancia? Quizás muchas de ellas lo estén, pues cada una, al igual que esta, tiene una Historia que contar. Y yo siempre estaré dispuesto a escucharlas. Dialoguen con ustedes mismos, conózcanse y entiéndanse. Daos, en vuestra Soledad, la Elegancia necesaria para ello.
Hasta la próxima, mortales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario