Noviembre
Hace ya seis años (que se dice pronto), cuando con esta forma apenas era un chiquillo prepúber que ni siquiera tenía edad para tener su primera waifu oficializada y acababa de estudiar en profundidad la figura de Napoleón leí, influido quizá por ese espíritu jovial y esperanzador que acompaña siempre el ideario político de una juventud en la que siempre hay fuerzas para luchar, una obra de Marx un tanto alejada del resto de sus títulos, El 18 de Brumario de Luis Bonaparte. Sí, sí, que ya sé que los meses en castellano no van con mayúscula, pero a estas alturas ya deberías saber que yo pongo las mayúsculas deliberadamente para dar más Poder y énfasis a las palabras.
Nada tienen que ver realmente Napoleón y Luis Bonaparte más allá del apellido y el parentesco (esto último discutido). Puede que existan similitudes en sus historias pero como personas y personalidades no guardan el menor parecido. Si bien el primero es muchísimo más inspirador que el segundo, es el segundo el que inspiró una serie de obras y narrativas decimonónicas sobre todo de corte político y social de un valor fundamental. La obra que nos atiende hoy es una de estas, pero hay otras tantas del mismo corte. Es hasta gracioso pensar que llegué a Marx desde Napoleón y lo que vino tras él, pero así fue.
El 18 de Brumario nos cuenta, desde la perspectiva de Marx, los hechos acontecidos en el Golpe de Estado del día 2 de Diciembre de 1851. Claro que Brumario es Noviembre y no Diciembre, así que... ¿por qué se llama la obra 18 de Brumario si los hechos en los que se centra acontecen en Diciembre? Simple, el título de la obra hace en realidad referencia a otro Golpe de Estado realizado mucho Tiempo atrás, 52 años concretamente, en 1799.
En efecto si bien la obra trata sobre el golpe del 2 de Diciembre de 1851, el título hace alusión al Golpe de Estado del 9 de Noviembre de 1799 realizado por Napoleón Bonaparte. Esto encuentra su sentido en las ideas que refleja la obra, y sobre todo en la principal de todas ellas: La Historia está condenada a repetirse, primero como una Tragedia y luego como una Farsa. La perfección alquímica se encuentra en algo tan abstracto e intangible como los acontecimientos de nuestra Historia. El Ouroboros habita también ahí donde nadie espera encontrarlo: la Historia de la Humanidad.
No os podéis imaginar el valor que tienen para mi esta obra y esta máxima. Es para mi el Summum del Materialismo Histórico a pesar de ser una de las primeras manifestaciones del mismo. Sé que a muchos les sorprenderá esta declaración, y que podrán citar otros ejemplos que según ellos o según la propia crítica sean considerados más completos o mejores. Pero ninguna obra de Marx ha llegado a transmitirme tanto como lo hizo esta, y es por ello que la considero la mejor.
Nos cuenta como fue el ascenso de Napoleón III al Poder desde un punto de vista marxista y materialista histórico. Se desmarca a sí mismo de otros autores que también analizaron el hecho como fueron Victor Hugo y Proudhon (ya saben como era la relación entre ambos), a los que él mismo cita, señalando que el primero se limita simplemente a atribuirle toda la importancia al personaje de Luis Bonaparte, mientras que el segundo muestra el Golpe de Estado como si de una consecuencia de lo anterior se tratase. Por su parte, Marx trata de demostrar que fue la Lucha de Clases lo que propició el ascenso de Napoleón III, así como las condiciones materiales para que esto fuese posible. Pero en el proceso, hace dos cosas más, destaca el concepto del Héroe y la caracterización de las clases sociales.
Napoleón Le Petit, la obra Victor Hugo de 1852, mismo año en que se publicó el 18 de Brumario, se queda simplemente en una crítica de las políticas de Napoleón III y Coup d'Etat de Proudhon, si bien encuentra también este concepto de Héroe, no logra definir bien las características del momento y las causas y consecuencias del Golpe. Sin restarle importancia a ambas obras, que son reconocidas e importantes, ambas palidecen en ámbitos fundamentales del análisis histórico.
El 18 de Brumario sin embargo va mucho más allá que sus dos semejantes, mostrando un análisis más completo del proceso histórico acaecido en el encumbramiento de Napoleón III. Lo más llamativo de la obra para mi no es en sí la génesis del Materialismo Histórico, ni siquiera la relevancia de la Lucha de Clases o la caracterización de las clases. Lo que siempre me ha gustado de esta obra es, sin lugar a dudas, el hecho de saber mantener las distancias con el Determinismo Económico tan característico del Marxismo Clásico, el concepto de Héroe así como el papel que juega y sobre todo la presencia del Lumpemproletariado y su definición.
El Lumpemproletariado es, para el que no lo sepa, la capa social más baja. Se trata de un estrato sin conciencia de clase, improductivo y sin fuerza de trabajo. Está conformado, tal y como lo describía Marx por delincuentes, proxenetas, vagabundos, ladrones, asesinos, timadores, carteristas, mendigos, dueños de burdeles y prostíbulos; lo que en Francia sería llamado La Bohème. Ahora aquí habría de añadirse para actualizar el concepto a nuestro Tiempo a los drogadictos y los traficantes, por ejemplo. Al igual que la burguesía, el Lumpemproletariado es un estrato parasitario que necesita del Proletariado para sobrevivir. A menudo está controlado por la Burguesía y sirve a sus intereses, ya que no posee -y añado yo, ni trata de poseer- una Conciencia de Clase.
El estrato lumpen no solo necesita del Proletariado para subsistir, también necesita a la Burguesía y, quizá por esto, es un sector social que se ve cómodo por la Estructura de Clases y no trata de desafiar este orden. Napoleón III se colocó a la cabeza de esta capa social, se convirtió en su líder, su adalid, su Héroe. A la cabeza de cada uno de los grupos que conforman el Lumpemproletariado siempre había un bonapartista para organizarlo. No fue tanto la Lucha de Clases, sino más bien la propia Estructura de Clases la que consumó y permitió el ascenso de Napoleón III al Poder. Una vez encumbrado por el Lumpemproletariado, siendo en cierto modo su Héroe, ya no podía renunciar a él.
Marx retrata a Bonaparte como un personaje mediocre y grotesco al que la Lucha de Clases y las Condiciones Materiales permitieron ser un Héroe y llegar al Poder. Pero este héroe sin embargo es uno que nada tiene que haber con el arquetipo tradicional, es un Héroe, sí, ¿pero para quién?
No niego que en el Sector Lumpen pueda haber buenas personas, de hecho debe haberlas, pero es un hecho que la mayoría de los que lo componen no son personas de bien, son gente sin escrúpulos y parasitaria. ¿Recuerdan El Espíritu de Detroit? Es uno de mis mejores y más precisos artículos, en él comentaba que no se hace Justicia con el Cuarto Mundo y aquellos que lo componen, con los que no tienen ninguna posibilidad de vida e integración, con aquellos que se ven arrastrados al abismo y no tienen salvación posible. Esta es, sin embargo, la otra cara de la moneda, los componentes del Cuarto Mundo culpables de lo anterior, la gente con poder que no aparenta tenerlo por estar precisamente en este estrato. Naturalmente alguien que tiene que robar el pan para sobrevivir no tiene culpa de ello, pero el traficante que distribuye las sustancias a esta gente posee no solo algo que arruina a los más desfavorecidos y perpetúa la Estructura de Clases, también tiene dinero. A veces, a día de hoy, los más acaudalados del Lumpemproletariado tienen un nivel de vida mayor incluso que el de la Burguesía promedio. Un nivel de vida conseguido en base a un sistema parasitario y despreciable que ha arruinado vidas del Lumpemproletariado, el Proletariado y hasta la Burguesía. Os aseguro, después de vivir muchísimo Tiempo en el Cuarto Mundo, que el Lumpemproletariado es un sector lleno de personas despreciables que no dudan en ningún momento en destruir vidas, independientemente de la clase o estrato social. En El Espíritu de Detroit hice Justicia con los inocentes y desfavorecidos del Sector Lumpen y el Cuarto Mundo demostrando que en cierto modo quién roba pan a los que más tienen para poder vivir, no roba. Ahora tocaba demostrar la culpa de aquellos que arruinan la vida de centenares de chavales, familias y personas para conseguir su nivel de vida. Esta gente, que para lucrarse, inicia en las drogas, el sexo y la violencia a los más débiles y desprotegidos no merece otra cosa que el peso de la Justicia sobre ellos.
Antaño, las drogas no eran ni tantas ni tan accesibles, por lo que La Bohème de la época no es tan parecida al actual Cuarto Mundo. Pero aún así se apreciaban elementos comunes como el Juego o la Prostitución. No se dejen engañar, la tan mitificada por el romanticismo Vida Bohemia es una de las mayores mierdas que a una persona le pueden tocar vivir. Es dura, peligrosa y cruel. Luces de Bohemia, por ejemplo, es un título que trata de hacer que algo tan pútrido y sucio como la Vida Bohemia parezca bonito. En cierto modo lo logra, pero en ningún momento oculta la suciedad y la bajeza de ese mundo, simplemente lo adorna con un lenguaje y una historia más bonita de lo que realmente habría sido a efectos prácticos en la realidad de esa época. Como esa mítica lectura obligatoria de la preparatoria y el bachillerato, hay muchísimas más obras que hacen que la Vida Bohemia adquiera un Romanticismo que ni debe tener ni tiene.
La Historia de Napoleón III es la Historia de un perdedor. Nos muestra y enseña muchas cosas y quizá una de las más valiosas es que, de alguna forma, puede llegar a ser alguien, a ser grande, a ser un Héroe. Pero también nos enseña el precio que conlleva tal cosa. Una vez en el Poder, Bonaparte trató de contentar a todo el mundo en la medida de lo posible, su gobierno parecía tener una crisis de identidad y consistía en una combinación de Socialismo Utópico, Liberalismo y Tradicionalismo, todo ello imbuido en el espíritu romántico de la época. Las probabilidades de éxito y supervivencia de su modelo eran nulas, lo caótico de su composición no permitiría mucha durabilidad. Ya era demasiado tarde para abandonar y dejar atrás al estrato que le había encumbrado, ya no podía abandonar a la clase de la que él era el estandarte, ya no podía dejar atrás al Lumpemproletariado. Finalmente, la humillante derrota en la Guerra Franco-Prusiana fue la puntilla que supondría su caída definitiva junto con el Modelo Imperial y condicionaría los sucesos de la Comuna de París (hecho que también sería fundamental y tratado por la Teoría Marxista). La Guerra Franco-Prusiana dejaría también tras de sí una huella que no era material, pero sí mucho más intenso, y es ni más ni menos que el resentimiento nacional, el revanchismo y el derrotismo consecuentes que no tardarían en explotar con la Primera Guerra Mundial. La Guerra Franco-Prusiana es a Francia lo que luego sería la Guerra Hispano-Americana para España. ¿Entienden a lo que quiero llegar? Deberían, lo he mencionado hace poco.
La idea de la repetición de la Historia no es nueva, es de hecho una evolución de la máxima hegeliana que decía que la Historia se repetía dos veces, a lo que Marx añade, y cito textualmente, “se le olvidó agregar, la primera como una Tragedia y la segunda como una Farsa”. En el 18 de Brumario, Marx cita varios ejemplos de como la Historia se repite, estos son Caussidière por Danton, Louis Blanc por Robespierre, y como no el principal de la obra, el Sobrino por el Tío. Estos ejemplos son solo en Francia, pero yo puedo aportar muchos más para demostrar cuan real es la repetición de la Historia. Hace un momento puse uno, la Guerra Franco-Prusiana por la Guerra Hispano-Américana, con el mismo resultado, una potencia tradicional siendo derrotada de forma humillante por un poder emergente de nueva generación y lo que es más importante, de nuevo corte; no solo el resultado militar es parecido, pues también lo es el impacto sociocultural en ambas naciones, en las que se generó un considerable resentimiento residual que acabaría estallando, para una en la Primera Guerra Mundial y para otra en la forma de la Dictadura de Primo de Rivera. No se preocupen, aquí van muchos más ejemplos: Cualquier constitución por su antecesora, la Crisis del 2008 por la del 29 (o directamente cualquier crisis por otra), aquí en España la Segunda República por la Primera o la Dictadura de Francisco Franco por la de Primo de Rivera, la Guerra de Irak por la Guerra del Golfo, Bizancio por Roma; y ejemplos más actuales como los Movimientos Identitarios de hoy día por el Mayo del 68 y Bolsonaro por Turmp, que más actual que esto mismo no hay nada. Y quizá la mayor repetición de la Historia, la Segunda Guerra Mundial por la Primera Guerra Mundial. Podría poner miles de ejemplos más, pero no creo que sea necesario.
Hablando de la Primera Guerra Mundial, mientras escribo estas lineas se conmemora el centésimo aniversario de su final. Hace ya más de un siglo de una de las mayores tragedias que este mundo ha presenciado jamás, la Gran Guerra. En ella, millones de personas dieron su vida, entregaron sus almas en el campo de batalla con la esperanza de que en algún momento aquella locura llegase a su fin. Solo para que apenas 30 años después la Historia volviese a repetirse a una escala incluso mayor, la Tragedia fue dos veces Tragedia y al mismo momento Farsa.
La Segunda Guerra Mundial fue a todas luces un conflicto que pudo haberse evitado con muchísima antelación si no fuese por la incompetencia de los organismos internacionales y de los gobernantes de aquella época, que consintieron de forma despreciable que los Fascismos se instaurasen y fortaleciesen en importantes naciones como Alemania e Italia y se consolidasen bajo otra forma en un país tan poderoso como Japón, que ya desde principios de siglo tenía vía libre para hacer lo que se le viniese en gana en Oriente. Estos mismos organismos y naciones también consintieron, permitieron y aceptaron con apatía e impotente resignación las invasiones alemanas a Checoslovaquia, la intervención de Alemania, Italia y la Unión Soviética en la Guerra Civil Española y las invasiones continentales de Japón a China.
Dos Guerras Mundiales, a escala global y total, dejaron ver el lado más cruel, bárbaro, despiadado y despreciable del Hombre, la pérdida total del Honor que hubo en Guerras de otros Tiempos en favor de la aniquilación total, a veces sistemática y en extremo cruel que ahora reinaba en el mundo. Los Campos de Concentración en Alemania y China, las Bombas Atómicas, el exterminio de civiles (esto en ambas guerras), los crímenes de guerra, experimentos, violaciones, mutilaciones, asesinatos, el hambre, la miseria, las enfermedades y la destrucción material y estructural llegó a límites insospechados. La absoluta bajeza e inmundicia del Ser Humano como miserable animal instintivo salió a relucir en unos conflictos y acontecimientos que jamás deberán ser olvidados. La Historia se repitió ahí donde nunca se debió haber repetido, en las más avergonzantes y bochornosas atrocidades jamás realizadas por el hombre, en las Guerras Mundiales.
Aquellos que en su momento murieron en la Primera Guerra Mundial lo hicieron solo para que años después, sus descendientes y familias tuviesen que pasar una situación incluso peor que fue realmente permitida, consentida y tolerada por aquellos que podrían quizá no haberla del todo evitado pero sí reducido considerablemente. Y la Tragedia se convirtió en Farsa, y la Farsa en una nueva Tragedia. Hoy, cien años después, les hago esta pequeña dedicatoria para que su recuerdo y memoria no caigan jamás en el olvido. En memoria de todos aquellos honorables, valientes e inocentes, militares o civiles que, no solo en la Primera Guerra Mundial, sino también en la segunda lucharon o vivieron, les hago saber, dondequiera que se hallen, que jamás caerán en el olvido.
La vida me ha enseñado también que la Historia no se repite únicamente en lo político, social, económico, nacional e internacional. También se repite en lo personal, en lo individual. Hay hechos y situaciones que por activa o por pasiva aparecen en la vida de varias personas de diferentes épocas y generaciones. Esto puede deberse, por ejemplo, a la tendencia natural de las personas de tener referentes, ídolos, ideales, ambiciones, sueños y guías que a menudo son similares. No culpo a nadie de tener un referente, porque yo mismo tengo miles de ellos y aprendo de todos y cada uno de ellos, pero siempre con criterio y discernimiento. El error de Luis Bonaparte fue de alguna manera terminar como su tío, el gran Napoleón, que también es referente para mi. No solo debe uno aprender de los aciertos de sus referentes, sino que también es recomendable que lo haga de sus errores, de hecho es incluso más recomendable. Allá donde ellos fallaron no deben fallar quienes los sigan. Un referente o ídolo hay que respetarlo, no emularlo de manera idéntica o incurrir en el perverso fanatismo. Repito, uno puede tener cientos de miles de referentes, pero siempre debe admirarlos y estudiarlos con discernimiento y criterio, con cabeza. Hoy mismo, mientras escribo esto (ya saben que yo escribo mis artículos en varios días) ha fallecido un gran referente para mi, Stan Lee, conocido creador de muchísimos personajes de la Marvel. En su momento le homenajearé con otra entrada. Aprender de él es lo que seguramente él habría querido que hiciesen sus sucesores, no emularlo o imitarlo.
Como os dije, hace ya muchos años que renuncié al Marxismo Clásico. Me parece un modelo obsoleto que ha envejecido fatal, sin atino o precisión de cara al futuro. Sus errores fatales fueron varios. Uno de ellos fue siempre el exceso de confianza en el Ser Humano, ese mismo que Marx no vio iniciar no una, sino dos Guerras Mundiales, y que él esperaba ver comenzando una revolución hacia su modelo. Otro fue confiar en que el Liberalismo se autodestruiría por sus crisis, cuando ha sucedido lo contrario y ha sabido reforzarse, reinventarse, transformarse y aplicarse en todas partes; ha triunfado allí donde el Marxismo fracasó, en la evolución. Tampoco es una teoría que estime el componente cultural, por lo que acaba dejando de lado la Superestructura y acaba hundido en el Determinismo Económico, lastre enorme para cualquier modelo sociopolítico. El Sistema Financiero, la Era Digital y la Globalización suponen la Muerte del Marxismo Clásico, que ahora está obligado a reinventarse en forma de Neo-Marxismos a menudo opuestos entre sí. Algo similar a lo que le sucedió al Liberalismo, pero que este último supo encajar infinitamente mejor, ya que por decirlo de alguna forma, lo hizo desde arriba. Para cuando el Liberalismo evolucionaba y ya estaba asentado en la mayoría de naciones importantes del mundo, el Marxismo ya agonizaba y solo se agarraba a la Unión Soviética, que también agonizaba y ni siquiera fue puramente marxista nunca. Terminada la Guerra Fría, el Marxismo murió con ella. Curiosamente la generación de académicos y autores de los 80 y los 90 estuvo muy influida por el Marxismo, que quizá resucitó con los Neo-Marxismos gracias a esto.
Con El 18 de Brumario de Luis Bonaparte me parece que sucede lo contrario. Es una obra que ha sabido envejecer bien, como los buenos vinos. Quizá sea porque se aleja del determinismo económico y los otros pecados mortales del marxismo y logra algo que muy pocas obras de política e historia logran hacer: Transmite. Es una obra que transmite, y eso es algo que valoro por encima de todas las cosas cuando leo algo. Pocas obras, tratados, libros y ensayos sobre política han logrado llenarme más que el 18 de Brumario. Por citarles dos que considero superan al 18 de Brumario están el Leviathan, de Hobbes y El Príncipe, de Maquiavelo. Ambas son grandes obras fundamentales de la política en general, pero en mi opinión la primera de ellas es la que se lleva el primer puesto en este particular top 3. El Leviathan es probablemente mi obra favorita sobre política de todos los Tiempos. Sé que hay mucha gente que oye la palabra Absolutismo y la relaciona con algo malo de manera inmediata. A esa gente yo les recomiendo (y si pudiera obligaría) leer el Leviathan, una obra densa y compleja (como dice una amiga mía, lo típico de la Filosofía Inglesa) pero extremadamente buena que sirve como Justificación del Absolutismo y al mismo Tiempo va mucho más allá de eso. Un Must Read para todo apasionado de la Historia y la Política. Eliminad todo prejuicio que podáis tener del Absolutismo, pues probablemente sea porque desconocéis el propio modelo. Sobre El Príncipe no creo que deba decir nada, ya que la obra es archiconocida y fundamental. Solo comentar que aunque no creo que esté a la altura de Leviathan debería ser una lectura casi obligada también.
Volviendo a la idea principal sobre la Repetición de la Historia me gustaría comentar algunas cosas. Hegel en cierto modo es una base del Marxismo, pues Marx es un Hegeliano de Izquierdas, pero el influjo de Hegel no le ha hecho bien al Marxismo, al igual que Engels, padre del marxismo junto con Marx, es un autor que no me gusta para nada, con el que no comparto casi ninguna idea o pensamiento y que a mi juicio en lugar de sumar al modelo socialista científico lo que ha ha hecho es restarle contenido que luego ha notado de manera acusada. La escasa presencia de algo tan relevante como la Superestructura ha sido muy dañino siempre en las corrientes marxistas tradicionales.
Yo considero que la Historia se repite en efecto dos o más veces, pero veo oportuno señalar que muchas veces no es así y que incluso cuando lo es, los elementos, personajes, contextos, lugares y demás son factores diferenciadores entre digamos dos procesos similares. También coincido en cierto modo en esa idea de que primero lo hace como una Tragedia y luego como una Farsa, porque al haber una primera vez siempre puede esperarse una segunda a modo de réplica en algún momento posterior. A fin de cuentas, desde que el mundo el mundo, el Ser Humano siempre cae en los mismos errores tropieza en las mismas piedras continuamente. Y por supuesto también tropieza consigo mismo, algo que es innegable y supone un aporte considerable para que las historias individuales, personales, colectivas, nacionales e internacionales se repitan, sean reincidentes.
Pero no, la Historia en sí misma no es lo que se repite, son los comportamientos, conductas y situaciones que se dan en ella las que lo hacen. No es tanto la Historia, sino más bien sus partes y componentes los que se pueden llegar a repetir. Cuando Hegel y Marx se referían a Historia se referían más a esto que a los acontecimientos en sí. Napoleón y su sobrino se parecían en poco o nada, de la misma forma que la Guerra Franco-Prusiana y la Hispano-Americana son conflictos distintos en desarrollo pero idénticos en desenlace en los que cambian lugar y actores, pero no guión final. La conclusión directa es que la Historia está condenada a repetirse y al mismo Tiempo da lugar a la novedad, la innovación, la aparición de nuevos actores, entidades, comportamientos, conductas, ideas y situaciones. Ahí es donde reside su magia en cierto modo, ¿cuántas veces puede ser algo predecible e impredecible al mismo Tiempo? La Aleatoriedad y el Caos existen por que también existe un Orden. Aquí se cierra el círculo de la perfección alquímica y la serpiente se muerde la cola en este artículo. La Historia se repite, y al mismo Tiempo no lo hace. Schrodinger estaría orgulloso de como hago esta analogía, porque él demostró que algo puede estar vivo y muerto en el mismo momento y yo ahora os demuestro como algo puede repetirse y no hacerlo al mismo instante, como puede ser predecible y no serlo en función siempre del enfoque, pero siendo ambas vertientes, la afirmativa y la negativa, reales. ¿Es la repetición de los hechos tal si todo lo relativo a los mismos es distinto? Una pregunta difícil, pero que se puede responder de manera tajante con un Sí y No.
Una conclusión parecida a la mía es la que se la atribuye al gran Mark Twain, que señalaba que la Historia si bien no se repetía sí que rimaba. Por su parte, algo similar y visto lo visto propia de la época es lo que expresa Nietzsche con el concepto del Eterno Retorno. Actualmente no se ven las grandes mentes que se veían antaño, pero bueno, ya estoy yo para compensarlas todas.
Este arrebato de inspiración de hasta tres días de duración es bastante curioso. Debe ser por las fechas. Es tan curioso como que yo tenga como mes predilecto el de Noviembre. Es un mes frío, intempestivo y poco predecible (quizá no sea tan raro que me guste después de todo) que suele venir acompañado de la vuelta a la rutina, ocasionales e inesperadas lluvias, tristeza y hasta más muertes de lo normal. Se trata de la consumación del Otoño y el momento en el que esta estación alcanza su plenitud. Noviembre es un mes incomprendido en contraposición con Junio, que es uno de los más queridos. Si los lunes no fuesen tan odiados, a nadie le gustarían los viernes. A Noviembre le toca hacer de Lunes y a Junio de Viernes.
Tras muchas vidas y eones viajando a lo largo del Universo he aprendido que las fechas son lo de menos, pues lo que verdaderamente importa son las atribuciones que uno les haga. Es por eso que la incomprendida y fría dulzura de Noviembre solo es tal para los más aventurados. Mientras que para el resto es una mala época, para mi es un momento que hay que saber apreciar. De todos modos, el calendario solo responde a una necesidad organizativa del Tiempo que tienen los humanos, por lo que mi Trascendencia podría explicar mi preferencia por el siempre nostálgico Brumario. Fuera de este mundo no existen tal cosa como los meses de la misma forma que aquí se interpretan. El valor que tenga una u otra fecha no tiene significado alguno fuera de lo personal en el Orden del Cosmos. Poco importa que te guste Junio y odies a Noviembre, porque más allá de este mundo eso no tiene ningún significado. Es por esto que dentro de él, Brumario, sin más atribuciones que la preferencia personal, es mi momento de preferencia en el año. Nunca me ha gustado la lluvia, y a pesar de que Noviembre está a veces cargado de ellas, al Sol se está muy bien.
Hasta el próximo artículo, mortales.
Os dejo aquí mis recomendaciones, referencias y bibliografía:
–El 18 de Brumario de Luis Bonaparte, por Karl Marx. Obra básica del Materialismo Histórico, en mi opinión la mejor de esta corriente y quizá mi favorita de todo lo que es Marx
–El Príncipe, por Nicolás de Maquiavelo. Fundamental si te gusta la política.
–Leviathan, por Thomas Hobbes. El pináculo de las obras de corte político. Mi favorita de todos los Tiempos. Tratado sobre el Absolutismo
–Napoleon le Petit, de Victor Hugo. Obra complementaria para entender y cotejar algunas de las referencias que hace Marx
–Coup d'Etat, de Pierre-Joseph Proudhon. Análisis anarquista de los mismos hechos que Marx contempla desde el Socialismo Científico en 18 de Brumario.
–Así Habló Zaratustra, por Friedrich Nietzsche. Lectura obligatoria si te gusta la filosofía. Esta y La Gaya Ciencia exponen la idea del Eterno Retorno, un revival de la Perfección Alquímica a la que hago alusión.
–El Ser y el Tiempo, por Martin Heidegger. En cierto modo relacionado con todo en el artículo.
Nada tienen que ver realmente Napoleón y Luis Bonaparte más allá del apellido y el parentesco (esto último discutido). Puede que existan similitudes en sus historias pero como personas y personalidades no guardan el menor parecido. Si bien el primero es muchísimo más inspirador que el segundo, es el segundo el que inspiró una serie de obras y narrativas decimonónicas sobre todo de corte político y social de un valor fundamental. La obra que nos atiende hoy es una de estas, pero hay otras tantas del mismo corte. Es hasta gracioso pensar que llegué a Marx desde Napoleón y lo que vino tras él, pero así fue.
Publicación de El 18 de Brumario de Luis Bonaparte en la revista “Die Revolution”, 1852. |
El 18 de Brumario nos cuenta, desde la perspectiva de Marx, los hechos acontecidos en el Golpe de Estado del día 2 de Diciembre de 1851. Claro que Brumario es Noviembre y no Diciembre, así que... ¿por qué se llama la obra 18 de Brumario si los hechos en los que se centra acontecen en Diciembre? Simple, el título de la obra hace en realidad referencia a otro Golpe de Estado realizado mucho Tiempo atrás, 52 años concretamente, en 1799.
En efecto si bien la obra trata sobre el golpe del 2 de Diciembre de 1851, el título hace alusión al Golpe de Estado del 9 de Noviembre de 1799 realizado por Napoleón Bonaparte. Esto encuentra su sentido en las ideas que refleja la obra, y sobre todo en la principal de todas ellas: La Historia está condenada a repetirse, primero como una Tragedia y luego como una Farsa. La perfección alquímica se encuentra en algo tan abstracto e intangible como los acontecimientos de nuestra Historia. El Ouroboros habita también ahí donde nadie espera encontrarlo: la Historia de la Humanidad.
No os podéis imaginar el valor que tienen para mi esta obra y esta máxima. Es para mi el Summum del Materialismo Histórico a pesar de ser una de las primeras manifestaciones del mismo. Sé que a muchos les sorprenderá esta declaración, y que podrán citar otros ejemplos que según ellos o según la propia crítica sean considerados más completos o mejores. Pero ninguna obra de Marx ha llegado a transmitirme tanto como lo hizo esta, y es por ello que la considero la mejor.
Nos cuenta como fue el ascenso de Napoleón III al Poder desde un punto de vista marxista y materialista histórico. Se desmarca a sí mismo de otros autores que también analizaron el hecho como fueron Victor Hugo y Proudhon (ya saben como era la relación entre ambos), a los que él mismo cita, señalando que el primero se limita simplemente a atribuirle toda la importancia al personaje de Luis Bonaparte, mientras que el segundo muestra el Golpe de Estado como si de una consecuencia de lo anterior se tratase. Por su parte, Marx trata de demostrar que fue la Lucha de Clases lo que propició el ascenso de Napoleón III, así como las condiciones materiales para que esto fuese posible. Pero en el proceso, hace dos cosas más, destaca el concepto del Héroe y la caracterización de las clases sociales.
Napoleón Le Petit, la obra Victor Hugo de 1852, mismo año en que se publicó el 18 de Brumario, se queda simplemente en una crítica de las políticas de Napoleón III y Coup d'Etat de Proudhon, si bien encuentra también este concepto de Héroe, no logra definir bien las características del momento y las causas y consecuencias del Golpe. Sin restarle importancia a ambas obras, que son reconocidas e importantes, ambas palidecen en ámbitos fundamentales del análisis histórico.
El 18 de Brumario sin embargo va mucho más allá que sus dos semejantes, mostrando un análisis más completo del proceso histórico acaecido en el encumbramiento de Napoleón III. Lo más llamativo de la obra para mi no es en sí la génesis del Materialismo Histórico, ni siquiera la relevancia de la Lucha de Clases o la caracterización de las clases. Lo que siempre me ha gustado de esta obra es, sin lugar a dudas, el hecho de saber mantener las distancias con el Determinismo Económico tan característico del Marxismo Clásico, el concepto de Héroe así como el papel que juega y sobre todo la presencia del Lumpemproletariado y su definición.
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“Retrato de Napoleón III”, por Franz Xavier Winterhalter |
El Lumpemproletariado es, para el que no lo sepa, la capa social más baja. Se trata de un estrato sin conciencia de clase, improductivo y sin fuerza de trabajo. Está conformado, tal y como lo describía Marx por delincuentes, proxenetas, vagabundos, ladrones, asesinos, timadores, carteristas, mendigos, dueños de burdeles y prostíbulos; lo que en Francia sería llamado La Bohème. Ahora aquí habría de añadirse para actualizar el concepto a nuestro Tiempo a los drogadictos y los traficantes, por ejemplo. Al igual que la burguesía, el Lumpemproletariado es un estrato parasitario que necesita del Proletariado para sobrevivir. A menudo está controlado por la Burguesía y sirve a sus intereses, ya que no posee -y añado yo, ni trata de poseer- una Conciencia de Clase.
El estrato lumpen no solo necesita del Proletariado para subsistir, también necesita a la Burguesía y, quizá por esto, es un sector social que se ve cómodo por la Estructura de Clases y no trata de desafiar este orden. Napoleón III se colocó a la cabeza de esta capa social, se convirtió en su líder, su adalid, su Héroe. A la cabeza de cada uno de los grupos que conforman el Lumpemproletariado siempre había un bonapartista para organizarlo. No fue tanto la Lucha de Clases, sino más bien la propia Estructura de Clases la que consumó y permitió el ascenso de Napoleón III al Poder. Una vez encumbrado por el Lumpemproletariado, siendo en cierto modo su Héroe, ya no podía renunciar a él.
Marx retrata a Bonaparte como un personaje mediocre y grotesco al que la Lucha de Clases y las Condiciones Materiales permitieron ser un Héroe y llegar al Poder. Pero este héroe sin embargo es uno que nada tiene que haber con el arquetipo tradicional, es un Héroe, sí, ¿pero para quién?
No niego que en el Sector Lumpen pueda haber buenas personas, de hecho debe haberlas, pero es un hecho que la mayoría de los que lo componen no son personas de bien, son gente sin escrúpulos y parasitaria. ¿Recuerdan El Espíritu de Detroit? Es uno de mis mejores y más precisos artículos, en él comentaba que no se hace Justicia con el Cuarto Mundo y aquellos que lo componen, con los que no tienen ninguna posibilidad de vida e integración, con aquellos que se ven arrastrados al abismo y no tienen salvación posible. Esta es, sin embargo, la otra cara de la moneda, los componentes del Cuarto Mundo culpables de lo anterior, la gente con poder que no aparenta tenerlo por estar precisamente en este estrato. Naturalmente alguien que tiene que robar el pan para sobrevivir no tiene culpa de ello, pero el traficante que distribuye las sustancias a esta gente posee no solo algo que arruina a los más desfavorecidos y perpetúa la Estructura de Clases, también tiene dinero. A veces, a día de hoy, los más acaudalados del Lumpemproletariado tienen un nivel de vida mayor incluso que el de la Burguesía promedio. Un nivel de vida conseguido en base a un sistema parasitario y despreciable que ha arruinado vidas del Lumpemproletariado, el Proletariado y hasta la Burguesía. Os aseguro, después de vivir muchísimo Tiempo en el Cuarto Mundo, que el Lumpemproletariado es un sector lleno de personas despreciables que no dudan en ningún momento en destruir vidas, independientemente de la clase o estrato social. En El Espíritu de Detroit hice Justicia con los inocentes y desfavorecidos del Sector Lumpen y el Cuarto Mundo demostrando que en cierto modo quién roba pan a los que más tienen para poder vivir, no roba. Ahora tocaba demostrar la culpa de aquellos que arruinan la vida de centenares de chavales, familias y personas para conseguir su nivel de vida. Esta gente, que para lucrarse, inicia en las drogas, el sexo y la violencia a los más débiles y desprotegidos no merece otra cosa que el peso de la Justicia sobre ellos.
Antaño, las drogas no eran ni tantas ni tan accesibles, por lo que La Bohème de la época no es tan parecida al actual Cuarto Mundo. Pero aún así se apreciaban elementos comunes como el Juego o la Prostitución. No se dejen engañar, la tan mitificada por el romanticismo Vida Bohemia es una de las mayores mierdas que a una persona le pueden tocar vivir. Es dura, peligrosa y cruel. Luces de Bohemia, por ejemplo, es un título que trata de hacer que algo tan pútrido y sucio como la Vida Bohemia parezca bonito. En cierto modo lo logra, pero en ningún momento oculta la suciedad y la bajeza de ese mundo, simplemente lo adorna con un lenguaje y una historia más bonita de lo que realmente habría sido a efectos prácticos en la realidad de esa época. Como esa mítica lectura obligatoria de la preparatoria y el bachillerato, hay muchísimas más obras que hacen que la Vida Bohemia adquiera un Romanticismo que ni debe tener ni tiene.
La Historia de Napoleón III es la Historia de un perdedor. Nos muestra y enseña muchas cosas y quizá una de las más valiosas es que, de alguna forma, puede llegar a ser alguien, a ser grande, a ser un Héroe. Pero también nos enseña el precio que conlleva tal cosa. Una vez en el Poder, Bonaparte trató de contentar a todo el mundo en la medida de lo posible, su gobierno parecía tener una crisis de identidad y consistía en una combinación de Socialismo Utópico, Liberalismo y Tradicionalismo, todo ello imbuido en el espíritu romántico de la época. Las probabilidades de éxito y supervivencia de su modelo eran nulas, lo caótico de su composición no permitiría mucha durabilidad. Ya era demasiado tarde para abandonar y dejar atrás al estrato que le había encumbrado, ya no podía abandonar a la clase de la que él era el estandarte, ya no podía dejar atrás al Lumpemproletariado. Finalmente, la humillante derrota en la Guerra Franco-Prusiana fue la puntilla que supondría su caída definitiva junto con el Modelo Imperial y condicionaría los sucesos de la Comuna de París (hecho que también sería fundamental y tratado por la Teoría Marxista). La Guerra Franco-Prusiana dejaría también tras de sí una huella que no era material, pero sí mucho más intenso, y es ni más ni menos que el resentimiento nacional, el revanchismo y el derrotismo consecuentes que no tardarían en explotar con la Primera Guerra Mundial. La Guerra Franco-Prusiana es a Francia lo que luego sería la Guerra Hispano-Americana para España. ¿Entienden a lo que quiero llegar? Deberían, lo he mencionado hace poco.
La idea de la repetición de la Historia no es nueva, es de hecho una evolución de la máxima hegeliana que decía que la Historia se repetía dos veces, a lo que Marx añade, y cito textualmente, “se le olvidó agregar, la primera como una Tragedia y la segunda como una Farsa”. En el 18 de Brumario, Marx cita varios ejemplos de como la Historia se repite, estos son Caussidière por Danton, Louis Blanc por Robespierre, y como no el principal de la obra, el Sobrino por el Tío. Estos ejemplos son solo en Francia, pero yo puedo aportar muchos más para demostrar cuan real es la repetición de la Historia. Hace un momento puse uno, la Guerra Franco-Prusiana por la Guerra Hispano-Américana, con el mismo resultado, una potencia tradicional siendo derrotada de forma humillante por un poder emergente de nueva generación y lo que es más importante, de nuevo corte; no solo el resultado militar es parecido, pues también lo es el impacto sociocultural en ambas naciones, en las que se generó un considerable resentimiento residual que acabaría estallando, para una en la Primera Guerra Mundial y para otra en la forma de la Dictadura de Primo de Rivera. No se preocupen, aquí van muchos más ejemplos: Cualquier constitución por su antecesora, la Crisis del 2008 por la del 29 (o directamente cualquier crisis por otra), aquí en España la Segunda República por la Primera o la Dictadura de Francisco Franco por la de Primo de Rivera, la Guerra de Irak por la Guerra del Golfo, Bizancio por Roma; y ejemplos más actuales como los Movimientos Identitarios de hoy día por el Mayo del 68 y Bolsonaro por Turmp, que más actual que esto mismo no hay nada. Y quizá la mayor repetición de la Historia, la Segunda Guerra Mundial por la Primera Guerra Mundial. Podría poner miles de ejemplos más, pero no creo que sea necesario.
Hablando de la Primera Guerra Mundial, mientras escribo estas lineas se conmemora el centésimo aniversario de su final. Hace ya más de un siglo de una de las mayores tragedias que este mundo ha presenciado jamás, la Gran Guerra. En ella, millones de personas dieron su vida, entregaron sus almas en el campo de batalla con la esperanza de que en algún momento aquella locura llegase a su fin. Solo para que apenas 30 años después la Historia volviese a repetirse a una escala incluso mayor, la Tragedia fue dos veces Tragedia y al mismo momento Farsa.
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Lest We Forget |
La Segunda Guerra Mundial fue a todas luces un conflicto que pudo haberse evitado con muchísima antelación si no fuese por la incompetencia de los organismos internacionales y de los gobernantes de aquella época, que consintieron de forma despreciable que los Fascismos se instaurasen y fortaleciesen en importantes naciones como Alemania e Italia y se consolidasen bajo otra forma en un país tan poderoso como Japón, que ya desde principios de siglo tenía vía libre para hacer lo que se le viniese en gana en Oriente. Estos mismos organismos y naciones también consintieron, permitieron y aceptaron con apatía e impotente resignación las invasiones alemanas a Checoslovaquia, la intervención de Alemania, Italia y la Unión Soviética en la Guerra Civil Española y las invasiones continentales de Japón a China.
Dos Guerras Mundiales, a escala global y total, dejaron ver el lado más cruel, bárbaro, despiadado y despreciable del Hombre, la pérdida total del Honor que hubo en Guerras de otros Tiempos en favor de la aniquilación total, a veces sistemática y en extremo cruel que ahora reinaba en el mundo. Los Campos de Concentración en Alemania y China, las Bombas Atómicas, el exterminio de civiles (esto en ambas guerras), los crímenes de guerra, experimentos, violaciones, mutilaciones, asesinatos, el hambre, la miseria, las enfermedades y la destrucción material y estructural llegó a límites insospechados. La absoluta bajeza e inmundicia del Ser Humano como miserable animal instintivo salió a relucir en unos conflictos y acontecimientos que jamás deberán ser olvidados. La Historia se repitió ahí donde nunca se debió haber repetido, en las más avergonzantes y bochornosas atrocidades jamás realizadas por el hombre, en las Guerras Mundiales.
Aquellos que en su momento murieron en la Primera Guerra Mundial lo hicieron solo para que años después, sus descendientes y familias tuviesen que pasar una situación incluso peor que fue realmente permitida, consentida y tolerada por aquellos que podrían quizá no haberla del todo evitado pero sí reducido considerablemente. Y la Tragedia se convirtió en Farsa, y la Farsa en una nueva Tragedia. Hoy, cien años después, les hago esta pequeña dedicatoria para que su recuerdo y memoria no caigan jamás en el olvido. En memoria de todos aquellos honorables, valientes e inocentes, militares o civiles que, no solo en la Primera Guerra Mundial, sino también en la segunda lucharon o vivieron, les hago saber, dondequiera que se hallen, que jamás caerán en el olvido.
La vida me ha enseñado también que la Historia no se repite únicamente en lo político, social, económico, nacional e internacional. También se repite en lo personal, en lo individual. Hay hechos y situaciones que por activa o por pasiva aparecen en la vida de varias personas de diferentes épocas y generaciones. Esto puede deberse, por ejemplo, a la tendencia natural de las personas de tener referentes, ídolos, ideales, ambiciones, sueños y guías que a menudo son similares. No culpo a nadie de tener un referente, porque yo mismo tengo miles de ellos y aprendo de todos y cada uno de ellos, pero siempre con criterio y discernimiento. El error de Luis Bonaparte fue de alguna manera terminar como su tío, el gran Napoleón, que también es referente para mi. No solo debe uno aprender de los aciertos de sus referentes, sino que también es recomendable que lo haga de sus errores, de hecho es incluso más recomendable. Allá donde ellos fallaron no deben fallar quienes los sigan. Un referente o ídolo hay que respetarlo, no emularlo de manera idéntica o incurrir en el perverso fanatismo. Repito, uno puede tener cientos de miles de referentes, pero siempre debe admirarlos y estudiarlos con discernimiento y criterio, con cabeza. Hoy mismo, mientras escribo esto (ya saben que yo escribo mis artículos en varios días) ha fallecido un gran referente para mi, Stan Lee, conocido creador de muchísimos personajes de la Marvel. En su momento le homenajearé con otra entrada. Aprender de él es lo que seguramente él habría querido que hiciesen sus sucesores, no emularlo o imitarlo.
Como os dije, hace ya muchos años que renuncié al Marxismo Clásico. Me parece un modelo obsoleto que ha envejecido fatal, sin atino o precisión de cara al futuro. Sus errores fatales fueron varios. Uno de ellos fue siempre el exceso de confianza en el Ser Humano, ese mismo que Marx no vio iniciar no una, sino dos Guerras Mundiales, y que él esperaba ver comenzando una revolución hacia su modelo. Otro fue confiar en que el Liberalismo se autodestruiría por sus crisis, cuando ha sucedido lo contrario y ha sabido reforzarse, reinventarse, transformarse y aplicarse en todas partes; ha triunfado allí donde el Marxismo fracasó, en la evolución. Tampoco es una teoría que estime el componente cultural, por lo que acaba dejando de lado la Superestructura y acaba hundido en el Determinismo Económico, lastre enorme para cualquier modelo sociopolítico. El Sistema Financiero, la Era Digital y la Globalización suponen la Muerte del Marxismo Clásico, que ahora está obligado a reinventarse en forma de Neo-Marxismos a menudo opuestos entre sí. Algo similar a lo que le sucedió al Liberalismo, pero que este último supo encajar infinitamente mejor, ya que por decirlo de alguna forma, lo hizo desde arriba. Para cuando el Liberalismo evolucionaba y ya estaba asentado en la mayoría de naciones importantes del mundo, el Marxismo ya agonizaba y solo se agarraba a la Unión Soviética, que también agonizaba y ni siquiera fue puramente marxista nunca. Terminada la Guerra Fría, el Marxismo murió con ella. Curiosamente la generación de académicos y autores de los 80 y los 90 estuvo muy influida por el Marxismo, que quizá resucitó con los Neo-Marxismos gracias a esto.
Con El 18 de Brumario de Luis Bonaparte me parece que sucede lo contrario. Es una obra que ha sabido envejecer bien, como los buenos vinos. Quizá sea porque se aleja del determinismo económico y los otros pecados mortales del marxismo y logra algo que muy pocas obras de política e historia logran hacer: Transmite. Es una obra que transmite, y eso es algo que valoro por encima de todas las cosas cuando leo algo. Pocas obras, tratados, libros y ensayos sobre política han logrado llenarme más que el 18 de Brumario. Por citarles dos que considero superan al 18 de Brumario están el Leviathan, de Hobbes y El Príncipe, de Maquiavelo. Ambas son grandes obras fundamentales de la política en general, pero en mi opinión la primera de ellas es la que se lleva el primer puesto en este particular top 3. El Leviathan es probablemente mi obra favorita sobre política de todos los Tiempos. Sé que hay mucha gente que oye la palabra Absolutismo y la relaciona con algo malo de manera inmediata. A esa gente yo les recomiendo (y si pudiera obligaría) leer el Leviathan, una obra densa y compleja (como dice una amiga mía, lo típico de la Filosofía Inglesa) pero extremadamente buena que sirve como Justificación del Absolutismo y al mismo Tiempo va mucho más allá de eso. Un Must Read para todo apasionado de la Historia y la Política. Eliminad todo prejuicio que podáis tener del Absolutismo, pues probablemente sea porque desconocéis el propio modelo. Sobre El Príncipe no creo que deba decir nada, ya que la obra es archiconocida y fundamental. Solo comentar que aunque no creo que esté a la altura de Leviathan debería ser una lectura casi obligada también.
Volviendo a la idea principal sobre la Repetición de la Historia me gustaría comentar algunas cosas. Hegel en cierto modo es una base del Marxismo, pues Marx es un Hegeliano de Izquierdas, pero el influjo de Hegel no le ha hecho bien al Marxismo, al igual que Engels, padre del marxismo junto con Marx, es un autor que no me gusta para nada, con el que no comparto casi ninguna idea o pensamiento y que a mi juicio en lugar de sumar al modelo socialista científico lo que ha ha hecho es restarle contenido que luego ha notado de manera acusada. La escasa presencia de algo tan relevante como la Superestructura ha sido muy dañino siempre en las corrientes marxistas tradicionales.
Yo considero que la Historia se repite en efecto dos o más veces, pero veo oportuno señalar que muchas veces no es así y que incluso cuando lo es, los elementos, personajes, contextos, lugares y demás son factores diferenciadores entre digamos dos procesos similares. También coincido en cierto modo en esa idea de que primero lo hace como una Tragedia y luego como una Farsa, porque al haber una primera vez siempre puede esperarse una segunda a modo de réplica en algún momento posterior. A fin de cuentas, desde que el mundo el mundo, el Ser Humano siempre cae en los mismos errores tropieza en las mismas piedras continuamente. Y por supuesto también tropieza consigo mismo, algo que es innegable y supone un aporte considerable para que las historias individuales, personales, colectivas, nacionales e internacionales se repitan, sean reincidentes.
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“El Sitio de París”, por Jean-Louis-Ernest Meissonier. Ah, la Guerra Franco-Prusiana, tan importante y tan poco mencionada... |
Pero no, la Historia en sí misma no es lo que se repite, son los comportamientos, conductas y situaciones que se dan en ella las que lo hacen. No es tanto la Historia, sino más bien sus partes y componentes los que se pueden llegar a repetir. Cuando Hegel y Marx se referían a Historia se referían más a esto que a los acontecimientos en sí. Napoleón y su sobrino se parecían en poco o nada, de la misma forma que la Guerra Franco-Prusiana y la Hispano-Americana son conflictos distintos en desarrollo pero idénticos en desenlace en los que cambian lugar y actores, pero no guión final. La conclusión directa es que la Historia está condenada a repetirse y al mismo Tiempo da lugar a la novedad, la innovación, la aparición de nuevos actores, entidades, comportamientos, conductas, ideas y situaciones. Ahí es donde reside su magia en cierto modo, ¿cuántas veces puede ser algo predecible e impredecible al mismo Tiempo? La Aleatoriedad y el Caos existen por que también existe un Orden. Aquí se cierra el círculo de la perfección alquímica y la serpiente se muerde la cola en este artículo. La Historia se repite, y al mismo Tiempo no lo hace. Schrodinger estaría orgulloso de como hago esta analogía, porque él demostró que algo puede estar vivo y muerto en el mismo momento y yo ahora os demuestro como algo puede repetirse y no hacerlo al mismo instante, como puede ser predecible y no serlo en función siempre del enfoque, pero siendo ambas vertientes, la afirmativa y la negativa, reales. ¿Es la repetición de los hechos tal si todo lo relativo a los mismos es distinto? Una pregunta difícil, pero que se puede responder de manera tajante con un Sí y No.
Una conclusión parecida a la mía es la que se la atribuye al gran Mark Twain, que señalaba que la Historia si bien no se repetía sí que rimaba. Por su parte, algo similar y visto lo visto propia de la época es lo que expresa Nietzsche con el concepto del Eterno Retorno. Actualmente no se ven las grandes mentes que se veían antaño, pero bueno, ya estoy yo para compensarlas todas.
Este arrebato de inspiración de hasta tres días de duración es bastante curioso. Debe ser por las fechas. Es tan curioso como que yo tenga como mes predilecto el de Noviembre. Es un mes frío, intempestivo y poco predecible (quizá no sea tan raro que me guste después de todo) que suele venir acompañado de la vuelta a la rutina, ocasionales e inesperadas lluvias, tristeza y hasta más muertes de lo normal. Se trata de la consumación del Otoño y el momento en el que esta estación alcanza su plenitud. Noviembre es un mes incomprendido en contraposición con Junio, que es uno de los más queridos. Si los lunes no fuesen tan odiados, a nadie le gustarían los viernes. A Noviembre le toca hacer de Lunes y a Junio de Viernes.
Tras muchas vidas y eones viajando a lo largo del Universo he aprendido que las fechas son lo de menos, pues lo que verdaderamente importa son las atribuciones que uno les haga. Es por eso que la incomprendida y fría dulzura de Noviembre solo es tal para los más aventurados. Mientras que para el resto es una mala época, para mi es un momento que hay que saber apreciar. De todos modos, el calendario solo responde a una necesidad organizativa del Tiempo que tienen los humanos, por lo que mi Trascendencia podría explicar mi preferencia por el siempre nostálgico Brumario. Fuera de este mundo no existen tal cosa como los meses de la misma forma que aquí se interpretan. El valor que tenga una u otra fecha no tiene significado alguno fuera de lo personal en el Orden del Cosmos. Poco importa que te guste Junio y odies a Noviembre, porque más allá de este mundo eso no tiene ningún significado. Es por esto que dentro de él, Brumario, sin más atribuciones que la preferencia personal, es mi momento de preferencia en el año. Nunca me ha gustado la lluvia, y a pesar de que Noviembre está a veces cargado de ellas, al Sol se está muy bien.
Hasta el próximo artículo, mortales.
Os dejo aquí mis recomendaciones, referencias y bibliografía:
–El 18 de Brumario de Luis Bonaparte, por Karl Marx. Obra básica del Materialismo Histórico, en mi opinión la mejor de esta corriente y quizá mi favorita de todo lo que es Marx
–El Príncipe, por Nicolás de Maquiavelo. Fundamental si te gusta la política.
–Leviathan, por Thomas Hobbes. El pináculo de las obras de corte político. Mi favorita de todos los Tiempos. Tratado sobre el Absolutismo
–Napoleon le Petit, de Victor Hugo. Obra complementaria para entender y cotejar algunas de las referencias que hace Marx
–Coup d'Etat, de Pierre-Joseph Proudhon. Análisis anarquista de los mismos hechos que Marx contempla desde el Socialismo Científico en 18 de Brumario.
–Así Habló Zaratustra, por Friedrich Nietzsche. Lectura obligatoria si te gusta la filosofía. Esta y La Gaya Ciencia exponen la idea del Eterno Retorno, un revival de la Perfección Alquímica a la que hago alusión.
–El Ser y el Tiempo, por Martin Heidegger. En cierto modo relacionado con todo en el artículo.
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