domingo, 4 de mayo de 2025

Una Historia de Amor

«La de los libros»

La travesía del Autobús es interminable, y por el camino hace muy pocas paradas. Si acaso, solo lo hace para repostar. No son para nada habituales ni las entradas ni las salidas de pasajeros, y de entre estas, lo son mucho más las entradas, porque cuando uno sube al Autobús es bajo la premisa y la promesa, no siempre cumplida, de no bajar. Porque, a diferencia del Infierno, aquí si hay libre salida, ¿Pero para qué subir en primer lugar al Autobús si tienes pensado bajar? Como pasajero puedes estar aquí todo el Tiempo que quieras y bajar en cualquier momento, pero como Conductor no se tiene esa buena o mala Suerte. Todavía habrá quien se piense que esto iba a ir de libros... pero no, va a ir de algo mejor, hoy hablaremos de una Historia de Amor que nunca sucedió. Una Historia de Amor que será muy difícil de entender. Pero deposito mi confianza en todos aquellos que la necesiten para ello. 

La Vida en el Autobús es durísima y no se la recomiendo a nadie que no esté convencido por sus ventajas. Por supuesto es una de Paz y Tranquilidad, pero el precio del Viaje es alto, quizá demasiado. Y pocos hay que estén dispuestos a asumirlo. Los caminos transitados por el simpático vehículo son solitarios, por lo que rara vez existe perturbación alguna, y a unos pocos nos basta con eso.

Pero hay algo en Preliatore de Hopeless Romantic, de irremediable Enamorado del Amor, aun sin ser por sí y para sí. Es conocida por algunos la tradición shipper que arrastro y que evidencia que algo de disfrute en el Amor que se produce entre los Otros. Porque por supuesto que las personas y personajes que yo digo tienen que estar juntos y amarse profunda y verdaderamente, es Ley Natural. Es conocido por otros el extraño gusto por la música de temática romántica, especialmente la más delulu posible, que con frecuencia domina mis listas sin ser única razón de ello lo pegadizo de sus melodías. 

En la Infinidad que es Preliatore, existe un lugar para el Amor. Pero es un Amor que por supuesto, y en un acto de osadía y rebeldía para con algunas de lo que él denomina sus divinas hermanas y hermanos, solo destina para sí mismo, como debe ser dicho sea de paso. No sería si no fuese así un sujeto tan insufrible y arrogante, especialmente en lo relativo a sus propias abstracciones, las cuales sostienen -legítimamente debo decir- el culto a su(s) propia(s) persona(s). Esto se debe a que en el Teatro que es el Mundo todos cumplimos con un papel en la función, y a algunos, dice, les toca interpretar un Solo. Aquellos que nunca conocen el amor o reniegan del mismo suben en la parada más cercana a este entrañable transporte con dirección a un oasis de paz y tranquilidad, caracterizado por su Serena Belleza. 

¿Puede algo cambiar este Destino? Cree Preliatore siempre en su propio designio por encima de aquellos del Theatrum Mundi, pero es sabedor de lo Imposible de su quimera. Preliatore tiene su propia Historia de Amor, y no por Imposible deja de Creer en ella

Acaeció hace ahora dos años que Preliatore fue preguntado por un buen hombre asolado por la desdicha en el Amor acerca de las posibilidades que tenía el común de los mortales para conseguir algo mínimamente próximo a una relación sentimental en los Tiempos que corren. Muy fácil, replicó el Maestro, lo único que debes hacer es tentar tu Suerte al girar una esquina y chocar de frente con una chica mientras ambos lleváis -por ejemplo- unos cuantos libros en las manos entre otras cosas, propiciando así que se os caigan al suelo. Después de una pronta disculpa, os ayudáis mutuamente a recogerlas y os las vais dando hasta que ambos alcanzáis al mismo Tiempo el mismo libro, haciendo que vuestras manos se superpongan durante un instante tras el que -tímidamente- ambos las retiráis con presteza sonrojados. Además, por algún azar ingobernable, tú te quedas con uno de sus libros y ella con uno de los tuyos sin que os deis cuenta hasta pasado un rato, libros que casualmente os hacen comprender que tenéis afinidad y compartís intereses e inquietudes. Esto conducirá irremediablemente a un segundo encuentro en el que surgirá la magia. 

La respuesta de quién me interpelaba ante semejante explicación no se hizo esperar: «Claro, en Estados Unidos jajajaja». La Verdad es que no puedo culpar al muchacho por su poca fe al respecto. Si bien la probabilidad de que suceda algo tal y como lo que yo expuse nunca es cero; sí que admito que son francamente bajas, máxime en esta parte del mundo. La Historia de Amor que propuse es más un Deseo que una Posibilidad, y poca Posibilidad hay para tal Deseo. No ya para mi mismo, sino para cualquiera. 

Esta Historia, que pasó desde entonces a ser universalmente reconocida como «La de los libros» en alusión a la chica que la protagoniza, nombrada mediante esa misma metonimia. La de los libros, como la vamos a llamar a partir de ahora, no es precisamente el ideal último y óptimo de compañera que tengo, como quizá recuerden algunos; pero es una chica llena de encanto, o así es como la veo en el recóndito rincón de mi Mente en el que fue entendida y descubierta. Presumiblemente con lentes por el contexto, tímida, dotada de gran intelecto y una belleza acorde al mismo, aunque bastante “sui generis”, seguramente rubia -más sobre esto a continuación- y ante todo y por sobre todo noble, pero de espíritu. Pareciera que, incluso en la moderación, el estándar está fuera de toda lógica. Y la historia que la rodea, por espontaneidad y conexión, no es concebible en un Mundo que Preliatore cataloga Sin Amor. 

Recordarán los más fieles y los que en su Omnisciencia me tengan presente que hace un lustro les hablaba un Preliatore del Pasado de ese Mundo Sin Amor. Allí explicaba mi hipotética relación ideal por consenso general, ¿No es cierto? Una basada en la lealtad, la confianza, el respeto y la libertad. Pero una en la que mi compañera debía ser -para ser digna de tal honor- mínimo igual de Poderosa que Yo, siendo realmente ese igual al menos un mínimamente superior e idealmente un ampliamente superior para superar ese mínimo. A mayor diferencia, mejor. Quien hizo la Ley, hizo la Trampa. Preliatore bajo ningún concepto reconocerá en este Mundo a alguien como su Igual, mucho menos como Superior. 

Y no es porque no me gustaría que así fuese, estoy seguro de que sería divertido. Sino porque el estándar es por defecto absolutamente inasumible, es una Diosa en la Tierra. Pero Preliatore, tú decides el límite de tu estándar; pueden ustedes cuestionar. Y sí, es correcto. No obstante, no es el único perfil por el que he mostrado cierta inclinación. Ya en su día, en uno de los legendarios Buzones -volverán, pido calma- expuse los distintos perfiles de persona que pueden ganarse en un momento dado mi atención. Y algunos de ellos no son tan inalcanzables. Para empezar vamos a explicar con más detalle antes de continuar a qué hace referencia eso de ser igual de Poderosa o más que Yo. Porque es una terminología difusa y poco entendible si no tienes mucho trato con el genio extraordinario. Realmente no hace alusión a un poder físico o literal, sino a una capacidad superior. La búsqueda de una compañera de mayor intelecto y Sabiduría, con una personalidad tan Fuerte como o más que la mía, y con una Presencia que me resulte muy difícil resistir o superar, un Aura si lo prefieren y como dicen ahora. Necesito alguien con quien pueda, de hecho, desarrollar un sentimiento de rivalidad. El perfil ideal, creo recordar que expuse allá en Loveless World hace ya años, era poco menos que una Princesa -Noble, recuerdo de hecho que he llegado a insistir alguna vez-, alguien a quien -recuerdo con exactitud esto- poder servirle el té para compartirlo con ella... ¿Más té, mi señora? Jajajajaja, ¡Por supuesto que no es viable! Tal cosa solo es posible en la Historia, en la Ficción y más allá de los Límites de este Mundo, porque el estándar de Preliatore está en aquello que le supera, y aquello que le supera no es en esta Tierra. No para él, al menos, que es lo que verdaderamente define. 

Pero otros perfiles hay que sé que por consenso ellos aclaman. La de los libros, encantadora donde las haya, es una de ellas; pero también está la rubia bubbly, porque Preliatore ama una personalidad burbujeante que contraste y combine con la suya, que también puede llegar a serlo en sus estallidos eléctricos. Delata esto además su preferencia por los dorados cabellos, quizá vinculada a la rareza y la nobleza que ansía en su máxima expresión, o quizá a aquello que ha visto dondequiera que lo haya visto. Por contraposición, es sabido que una mujer fría y profundamente esotérica (Ah, ¿Cómo tienes la audacia, muchacho? Tu y tu Infinita Contradicción) también es de agrado, por supuesto de intensa y marcada personalidad, y esa ha de ser morena, ¿Verdad?... Mas no hay Princesa para Príncipe destronado, y menos hay Reina para Rey sereno, dice Preliatore. 

El Autobús ha sido claro y es claro, venga quien venga. La Princesa, la de los Libros, la Burbujeante, la Esotérica... Las puertas están cerradas a la influencia de Venus. Sí, mi relación con ella pueden tener por seguro que ha mejorado mucho y nunca estuvo rota. Por Afrodita, como tengo por preferencia llamarla, solo siento respeto y... Amor, incluso, aunque del tipo correspondiente, por supuesto. Sin embargo, hay quienes tenemos un Alma que anhela Paz y Tranquilidad, que suspira por la Serena Belleza. El Autobús es mi Pastor, nada me falta. Y es en el Autobús además donde nacen las maravillosas Historias de Amor que nunca sucedieron, pero podrían a otros sucederle. Es aquí donde las contamos, y donde ella las escucha. Porque hay lugar en mi para su Don. Incluso cuando éste no sea para mi. 

La de los libros, quizá más factible en Estados Unidos como cree aquel chaval, es una de ellas. Y yo amo a la de los libros. Sin nombre, sin Ser pero aun Siendo. La chica con la que nunca tuve ese encontronazo al girar la esquina, con la que nunca intercambié libro alguno, a la que nunca vi, ni volví a ver. Y yo me pregunto cómo es posible, ¿Cómo es posible amarte tanto... sin ni siquiera haberte conocido?

Yo soy un Enamorado del Amor, y por eso estoy Solo. La de los libros no ha pasado por mi Vida, pero quizá lo haga por la tuya. O por la de algún otro afortunado que lo merezca. Tu que a ratos por mí has hablado puedes dárselo a quien por capricho desees, trayendo al fin un poco de Love al Loveless World. Confío en ti, en tu criterio, y me gustaría confiar en aquellos que elijas, pero le dejaré eso a quienes por ventura estén ahí para apreciarlo. El embrujo de tu Don no surte el efecto que debiera detrás de estas puertas, pero desearía que lo hiciese más allá de ellas. 

Soy un Enamorado del Amor en un Mundo sin Amor. Y solo quienes comparten mi Pasión entienden mi Locura. Que lo Evocador de mis palabras os sirva de guía. Daos vuestro Corazón, hacedlo Real, o de lo contrario olvidaos de ello. 

Por ahora esto es todo cuanto del Querer tengo que decir. Pero es algo sobre lo que volveré. Hasta la próxima, mortales. Hasta más ver, Amores que nunca tuve. Y hasta la próxima, Querida.